Lección de un pastor luterano que no se arrodilló ante el nazismo
Dietrich Bonhoeffer no fue un pastor luterano común. No había en él resto del típico cesaropapismo a la occidenal presene en las “iglesias” protestantes nacionales. Cuando gran parte del luternismo alemán le hacía la ola a Hitler y su régimen satánico, él supo mantenerse al margen, siendo uno de los representantes más cualificados de lo que se conocía como “Iglesia” confesante. Ello le valió ser enviado a prisión y finalmente ejecutado poco antes de que el propio Hitler pusiera fin a su miserable vida.
A pesar de ser luterano, tenía una visión de la gracia bastante más cercana a la del catolicismo que a la del lueranismo “oficial”. Se podría decir que, en algunos aspectos, a pesar de que no se libró del todo del liberalismo teológico, Bonhoeffer fue en el luteranismo lo que C.S. Lewis fue en el anglicanismo. No eran católicos -y decir lo contrario es faltar a la verdad- pero en ciertas cuestiones eran bastante más católicos de lo que algunos hijos de la Iglesia -incluso pastores- lo son hoy.
En mi post anterior un comentarista nos regaló esta cita suya:
La gracia barata es la gracia como sistema… En esa Iglesia el mundo encuentra un velo barato para cubrir sus pecados, de los que no se arrepiente y de los que no desea liberarse…la gracia barata es la negación de la palabra viva de Dios en la Encarnación del Verbo… la gracia barata es la justificación del pecado y no del pecador. Puesto que se dice que la gracia lo hace todo, las cosas deben quedar como están; el mundo sigue siendo mundo y nosotros seguimos siendo pecadores… que el cristiano viva pues como el mundo, que se asemeje en todo a él y que no procure, bajo pena de caer en la herejía de iluminismo, llevar bajo la gracia una vida diferente de la que se lleva bajo el pecado.
La gracia barata es la predicación del perdón sin arrepentimiento, el bautismo sin disciplina eclesiástica, la Eucaristía sin confesión de los pecados, la encarnación sin confesión personal. La gracia barata es la gracia sin seguimiento de Cristo, la gracia sin cruz, la gracia sin Jesucristo vivo y encarnado.