28.08.15

Del Ku Klux Klan a Planned Parenthood

Estados Unidos ha sido siempre un país de luces y sombras. Los que son considerados como padres fundadores, los peregrinos del Mayflower, tuvieron el “privilegio” de usar por primera vez en la historia un arma biológica. La cosa consintió en regalar a los nativos mantas infectadas de viruela.

Y según escribe un famoso autor protestante español: 

Para multitud de etnias aquellos primeros pasos de los conquistadores anglosajones en el continente fueron el final. Sin embargo, vistos desde una perspectiva histórica, se trataban sólo del principio. En los siglos siguientes, las tribus indígenas de América del norte - con las que jamás se produjo un mestizaje - desaparecieron por docenas o fueron diezmadas y recluidas en reservas. No debería extrañar que, según su propia confesión, Hitler inspirara parte de la política nazi seguida contra los judíos en el ejemplo de la mantenida por los norteamericanos contra los indios. En ambos casos se perseguía el exterminio de una raza con fines de expansión territorial y económica y en ambos casos se tenía la convicción de obedecer a un destino providencial y racialmente superior.

Textos que cambiaron la historia (C. Vidal)

Al mismo tiempo, los cuáqueros de esa nación fueron los ”creadores del primer ente político dotado de tolerancia hacia todas las creencias, fueron los únicos colonos blancos que insistieron, pese a la concesión regia, en pagar a los indios las tierras que ocupaban y también resultaron los firmantes del único tratado con los pieles rojas que jamás fue violado” (ibidem). 

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26.08.15

Qué gusto da oír a los pastores hablar claro

Según se acerca el sínodo, aumenta mediáticamente el número voces asegurando que la Iglesia debe cambiar su doctrina para adaptarla al mundo, en nombre de una supuesta misericordia divina que consiste en que Dios perdona a todos hagan lo que hagan, sobre todo si es en material de moral matrimonial y sexual.

Aunque son mayoritariamente de teólogos disidentes, algunas de esas voces llevan impronta episcopal e incluso cardenalicia, aunque es cierto que tras la reunión “discreta” del consejo en la sombra acontencida en la Gregoriana, parece que las huestes heterodoxas del episcopado mundial están agazapados a la espera de que llegue el encuentro sinodal.

Por otra parte, la mayor parte del sector ortodoxo de la Iglesia mantiene una actitud de aparente indiferencia, de silencio, de espera a los acontecimientos. O sea, algo así como “voy a esperar a ver por dónde va el cauce del río para lanzarme a sus aguas".

Sin embargo, existen algunos pastores que se han tomado en serio su deber de velar por la fe. Y no solo la fe de los fieles que están a su cargo, sino la de toda la Iglesia. Ellos cumplen verdaderamente el mandato del Concilio Vaticano II:

Cada uno de los Obispos que es puesto al frente de una Iglesia particular, ejerce su poder pastoral sobre la porción del Pueblo de Dios a él encomendada, no sobre las otras Iglesias ni sobre la Iglesia universal. Pero en cuanto miembros del Colegio episcopal y como legítimos sucesores de los Apóstoles, todos y cada uno, en virtud de la institución y precepto de Cristo, están obligados a tener por la Iglesia universal aquella solicitud que, aunque no se ejerza por acto de jurisdicción, contribuye, sin embargo, en gran manera al desarrollo de la Iglesia universal. Deben, pues, todos los Obispos promover y defender la unidad de la fe y la disciplina común de toda la Iglesia…

Lumen Gentium 23

Entre los no muchos pastores que, ante el ataque que está recibiendo el sacramento del matrimonio, el de la Eucaristía y, siquiera indirectamente, el de la confesión, no callan públicamente, figuran los que son protagonistas de la portada de hoy en InfoCatólica. A saber:

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24.08.15

El Papa da la clave que toca aplicar en el sínodo

El papa Francisco aseguró ayer que las palabras de Jesús siempre «nos ponen en crisis; en crisis, por ejemplo, ante el espíritu del mundo, ante la mundanidad».

Y dio tres claves para comprender dicha situación y saber cómo actuar ante cualquier situación o dificiultad.

  • Primero, su origen divino : Él ha bajado del cielo y subirá allí donde estaba antes.
  • Segundo, sus palabras se pueden comprender solo a través de la acción del Espíritu Santo, Aquel que «da la vida». Y es precisamente el Espíritu Santo el que nos hace comprender bien a Jesús.
  • Tercero: la verdadera causa de la incomprensión de sus palabras es la falta de fe: «hay entre ustedes algunos que no creen», dice Jesús. En efecto, desde ese momento, dice el Evangelio, «muchos de sus discípulos se alejaron de él y dejaron de acompañarlo». Ante estas defecciones, Jesús no hace descuentos y no atenúa sus palabras, aún más obliga a realizar una opción precisa: o estar con Él o separarse de Él, y dice a los Doce: «¿También ustedes quieren irse?».

Analicemos esos tres puntos que pueden iluminar las discusiones en el próximo sínodo de octubre, especialmente en aquellos temas que son altamente polémicos. A saber, la comunión de los divorciados vueltos a casar, las relaciones prematrimoniales, las homosexuales, etc.

Primero. Origen divino de Cristo. Si Cristo es Dios, su palabra es divina y sus mandatos son de obligado cumplimiento. Y precisamente Él fue quien anuló el permiso para divorciarse que estaba presente en la ley mosaica.

Segundo. Solo el Espíritu Santo nos hace comprender las palabras de Cristo. Por tanto, intentar interpretarle conforme a la opinión del mundo o de los que, desde dentro de la Iglesia, buscan llevar a cabo una pastoral mundana que choca de frente con el mandato del Señor, es camino seguro al fracaso.

Tercero. La causa incomprensión de las palabras de Cristo es la falta de fe. Este es un aspecto fundamental. Lo que está en juego en el sínodo es ni más ni menos que la fe católica. Y Cristo no va a aparecer por Roma a decir a los padres sinodales: “no os preocupéis, que a partir de ahora los adúlteros dejan de serlo y vosotros podéis aceptar que los que se divorcian y se casan de nuevo vivan como si tal cosa fuera aceptable para mí, el Padre y el Espíritu Santo“.

No, Cristo no cambia su mensaje para que sea más aceptable a sus discípulos o el mundo. Ni lo cambia cuando les dice que tienen que comer su carne y beber su sangre, cosa que era un escándalo a los oídos de muchos, ni lo cambió cuando, al prohibir el divorcio, sus discípulos le dijeron que entonces era mejor no casarse.

Y si Cristo no cambia su mensaje, la Iglesia tampoco. Porque si la Iglesia lo pretendiera cambiar, entonces sí es posible que Cristo se haga presente de alguna manera, no precisamente amable, para impedir semejante traición. Y es que con una traición, la de Judas, ya fue suficiente.

Luis Fernando Pérez Bustamante

23.08.15

Religión en la que los que están en grave pecado pueden comulgar

¿Saben ustedes qué religión es aquella en la que el que peca gravemente puede comulgar porque le basta con creer para estar en gracia de Dios?

Luteranismo.

No me lo invento:

“Si eres un predicador de la gracia, no prediques una gracia imaginaria sino la verdadera gracia. Si la gracia es verdadera, debes entonces cargar con un pecado verdadero, no con uno imaginario. Dios no salva a esos que son sólo pecadores imaginarios. Sé un pecador y que tus pecados sean fuertes, pero deja que tu confianza en Cristo sea más fuerte y regocíjate en Cristo quien es el vencedor sobre el pecado, la muerte y el mundo. Cometeremos pecados mientras estemos aquí, porque esta vida no es un lugar donde reside la justicia. Estamos, sin embargo, como dice Pedro (2 Pedro 3, 13), buscando en lo venidero un nuevo cielo y una nueva tierra donde reine la justicia. Es suficiente que a través de la Gloria de Dios hayamos reconocido al Cordero que quita el pecado del mundo. Ningún pecado puede separarnos de él, aun cuando asesináramos y cometiéramos adulterio miles de veces al día. ¿Crees que tan exaltado Cordero pagó meramente un pequeño precio con un escaso sacrificio por nuestros pecados? Ora fuertemente porque eres todo un pecador.”
(Martín Lutero, Carta a Melanchthon, 1521)

La cosa es bien simple. El ex-monje agustino alemán había llegado a la conclusión de que el hombre no podía, de ninguna manera, llevar una vida de santidad, ni siquiera asistido por la gracia. Por tanto, su salvación habría de ser un acto legal por el que el pecador, sin dejar de serlo y sin capacidad alguna de abandonar su pecado, es declarado justo. Basta con que crea en Dios, en Jesucristo.

¿Saben ustedes qué religión es esa en la que una vez que has creído en Jesucristo ya no te vas a condenar de ninguna de las maneras?

Calvinismo.

Tampoco me lo invento. Cito varios autores calvinistas:

La doctrina de la perseverancia de los santos no sostiene que todos quienes profesan la fe cristiana tienen certidumbre del cielo. Son los santos – aquellos que son separados por el Espíritu – quienes perseveran hasta el fin. Son los creyentes – aquellos a quienes les es dada verdadera fe viva en Cristo – quienes están seguros e idemnes en Él. Muchos que profesan creer caen, pero no caen de la gracia pues nunca estuvieron en la gracia. Los verdaderos creyentes caen en tentaciones, y cometen pecados graves, pero estos pecados no les hacen perder su salvación ni los separan de Cristo.
David N. Steele and Curtis C. Thomas, The Five Points of Calvinism

Quienquiera que una vez cree verdaderamente que Jesús fue resucitado de entre los muertos, y confiesa que Jesús es Señor, irá al cielo cuando muera. “Una vez salvo, siempre salvo” significa que tal persona no puede perder su salvación. Se sigue, entonces, que irá al cielo cuando muera. Es una promesa absoluta exigible [sic]. No estamos diciendo una vez salvo, siempre obediente. No estamos diciendo una vez salvo, siempre perfecto. No estamos diciendo una vez salvo, siempre piadoso. Es una vez salvo, siempre salvo.
R. T. Kendall, Once Saved, Always Saved

Permanecer en la gracia tiene que ver con la seguridad eterna. La seguridad eterna, entonces, es la inquebrantable relación con la integridad de Dios. Ni Dios, ni un hombre ni un ángel puede destruir la relación que comienza en la salvación. No hay pecado que podamos cometer. No hay actividad de nuestra parte que pueda neutralizarla o destruirla. Es algo que tenemos permanente y perfectamente tanto ahora como para siempre.
R. B. Thieme, Doctrines of Eternal Security, Current Positional Truth

No hace falta que les diga que si se cree que se puede ser un pecador compulsivo y aún así ser salvo, tanto más se podrá comulgar. Pues bien, eso es exactamente lo que proponen aquellos cardenales, obispos y teólogos que pretenden que la Iglesia Católica acepte que los que viven en adulterio puedan comulgar sin manifestar intención alguna de dejar dicho pecado.

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22.08.15

¿Acaso uno puede elegir nacer de nuevo?

Una de las preguntas habituales que suelen hacer los evangélicos a los católicos a los que intentan convencer de salir de la Iglesia para unirse a ellos es: ¿Has nacido de nuevo?

Apelan entonces al diálogo entre Jesús y Nicodemo (Jn 3,1-21), en el que el Señor dice que es necesario nacer del Espíritu para entrar en el Reino de los cielos. Ahora bien, cuando hacen esa pregunta, da la sensación de que le están pidiendo a la otra persona que nazca de nuevo como si tal cosa dependiera sustancialmente de su voluntad.

Ante lo cual, cabe preguntar, ¿acaso uno puede elegir nacer de nuevo?, ¿desde cuándo el nacimiento depende de la voluntad propia?

¿Elegimos en su día nacer de nuestras madres? No, ¿verdad? ¿entonces cómo elegiremos nacer del Espíritu? Y el que ha nacido, ¿puede presumir de ello como si fuera atribuible a él tal nacimiento? ¿o echar en cara a los que no han nacido de nuevo el que no lo hayan hecho?

El nuevo nacimiento nos es dado por el bautismo (por eso habla Cristo del agua y del espíritu en Jn 3,5), que es la puerta de entrada al Reino de Dios. Y es puro don. En el caso de los bebés, la voluntad del crío no juega papel alguno, lo que refuerza aún más, si ello fuera posible, la gratuidad del don. En el caso de los adultos, la voluntad libre que lleva a profesar la fe bautismal está absolutamente movida por la gracia de Dios.

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