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20.08.14

El Papa y la encíclica "ecológica"

De la entrevista que el Papa concedió a la prensa en el avión que le llevaba de vuelta a Italia tras su histórica y magnífica visita a Corea, me ha llamado la atención la respuesta que da a un periodista sobre su próxima encíclica acerca de la custodia de la Creación. Concretamente de la creación en la tierra, porque poco podemos hacer para cuidar el resto. Cito:

La próxima encíclica dedicada a la defensa de la creación.

He hablado de esta encíclica con el cardenal Turkson y también con los otros. Y le pedí a Turkson que recopilara todas las contribuciones que hubieran llegado. Antes del viaje, el cardenal me entregó el primer borrador. Es así de grande, un tercio más que la Evangelii gaudium. Es el primer borrador. Se trata de un problema no fácil, porque se trata de la custodia de la creación, también de la ecología (hay ecología humana); se puede hablar con cierta seguridad, pero hasta cierto punto. Y luego vienen todas las hipótesis científicas, algunas bastante seguras y otras no. Es una encíclica que debe ser magistral y debe salir adelante solo con las seguridades, con las cosas sobre las que estamos seguros. Si el Papa dice que el centro del universo es la Tierra y no el Sol, se equivoca, porque está diciendo una cosa que científicamente no funciona. Es lo que sucede ahora; debemos hacer un estudio párrafo por párrafo. Creo que será más pequeña, porque hay que ir a lo esencial, que es lo que se puede afirmar con seguridad. Se puede añadir en las notas al pie de página que sobre este o aquel argumento hay esta o esa hipótesis. Pero darlo como información, no en el cuerpo de una encíclica, que es doctrinal y debe ser segura.

Me parece muy adecuado que el Santo Padre señale que el magisterio papal no está para pronunciarse sobre la validez de las hipótesis científicas y sí para marcar cuáles son las líneas a seguir partiendo de la Revelación. Para que se entienda, una encíclica no sirve para sentenciar acerca de si existe o no calentamiento global y cuáles pueden ser su causas, pero sí para afirmar que quien atenta contra la naturaleza puede poner en peligro tanto el presente como el futuro de la humanidad, lo cual es un grave pecado.

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15.08.14

A tener en cuenta lo dicho por el Papa a los obispos coreanos

El viaje del papa Francisco a Corea está siendo de lo más interesante. Es evidente que estamos ante un Pontífice que sabe hacerse querer allá donde va. Tiene lo que se llama “don de gentes". De entre los muchos temas que ha abordado en sus discursos, hoy quiero fijarme en algo que dijo a los obispos del país asiático. No porque sea lo más importante -o sí-, sino porque señala algo que creo que es necesario corregir no solo en Corea sino en otras iglesias locales:

Queridos hermanos, el testimonio profético y evangélico presenta algunos retos particulares a la Iglesia en Corea, que vive y se mueve en medio de una sociedad próspera pero cada vez más secularizada y materialista.

A veces pienso que a las naciones se les aplica también lo que dijo Cristo del joven rico. Cuanto más prósperas, más fácil es que se alejen de Dios.

En estas circunstancias, los agentes pastorales sienten la tentación de adoptar no sólo modelos eficaces de gestión, programación y organización tomados del mundo de los negocios, sino también un estilo de vida y una mentalidad guiada más por los criterios mundanos del éxito e incluso del poder, que por los criterios que nos presenta Jesús en el Evangelio.

Cierto, cierto y cierto. Tenemos una querencia a adoptar estrategias muy sofisticadas que se convierten en ocasiones en un fin en sí mismo. El P. Iraburu abordó brillantemente esta cuestión (ver sobre todo a partir de “La operatividad caracteriza al voluntarismo semipelagiano") así que no hace falta que insista mucho en ello.

¡Ay de nosotros si despojamos a la Cruz de su capacidad para juzgar la sabiduría de este mundo! (cf. 1 Co 1,17). Los animo a ustedes y a sus hermanos sacerdotes a rechazar esta tentación en todas sus modalidades. Dios quiera que nos podamos salvar de esa mundanidad espiritual y pastoral que sofoca el Espíritu, sustituye la conversión por la complacencia y termina por disipar todo fervor misionero (cf. Exhort. ap. Evangelii gaudium, 93-97).

Magnífica sentencia del Vicario de Cristo. La Cruz, y no el éxito mundano, es nuestra guía, nuestra regla, nuestra medida para discenirlo todo. Y es vital que el Papa advierta del peligro de perder el fervor misionero. La principal misión de la Iglesia es ganar almas. Todo lo demás, aun siendo importante, está supeditado a ese “objetivo".

El Espíritu Santo no está sujeto a los modos y maneras del mundo. Lo vence, lo conquista y lo transforma. La nueva evangelización no puede consentir en otra cosa que en recuperar algo tan sencillo como la predicación del evangelio de forma sencilla. Hemos de pasar del cristianismo sofisticado que quiere reinventar la rueda al “mero cristianismo” del que hablaba C.S. Lewis. El evangelio es vino nuevo para los odres nuevos y también vino viejo para odres viejos. Que cada odre sepa el vino que le corresponde. Pero tenga siempre muy claro que lo que tiene dentro es vino. No refresco de cola.

Luis Fernando Pérez Bustamante

17.06.14

Mercados financieros y estados derrochones

Que el papa Francisco no tiene una especial querencia por los mercados financieros y el sistema económico vigente en Occidente es algo conocido. Ya en la Evangelii Gaudium dejó claro lo que piensa y enseña:

Una de las causas de esta situación se encuentra en la relación que hemos establecido con el dinero, ya que aceptamos pacíficamente su predominio sobre nosotros y nuestras sociedades. La crisis financiera que atravesamos nos hace olvidar que en su origen hay una profunda crisis antropológica: ¡la negación de la primacía del ser humano! Hemos creado nuevos ídolos. La adoración del antiguo becerro de oro (cf. Ex 32,1-35) ha encontrado una versión nueva y despiadada en el fetichismo del dinero y en la dictadura de la economía sin un rostro y sin un objetivo verdaderamente humano. La crisis mundial, que afecta a las finanzas y a la economía, pone de manifiesto sus desequilibrios y, sobre todo, la grave carencia de su orientación antropológica que reduce al ser humano a una sola de sus necesidades: el consumo.

Mientras las ganancias de unos pocos crecen exponencialmente, las de la mayoría se quedan cada vez más lejos del bienestar de esa minoría feliz. Este desequilibrio proviene de ideologías que defienden la autonomía absoluta de los mercados y la especulación financiera. De ahí que nieguen el derecho de control de los estados, encargados de velar por el bien común. Se instaura una nueva tiranía invisible, a veces virtual, que impone, de forma unilateral e implacable, sus leyes y sus reglas. Además, la deuda y sus intereses alejan a los países de las posibilidades viables de su economía y a los ciudadanos de su poder adquisitivo real. A todo ello se añade una corrupción ramificada y una evasión fiscal egoísta, que han asumido dimensiones mundiales. El afán de poder y de tener no conoce límites. En este sistema, que tiende a fagocitarlo todo en orden a acrecentar beneficios, cualquier cosa que sea frágil, como el medio ambiente, queda indefensa ante los intereses del mercado divinizado, convertidos en regla absoluta.

(EG 55-56)

Por tanto, no es nuevo lo que dijo ayer a los participantes de la conferencia «Invertir en los pobres». No anduve yo muy lejos de sus palabras cuando el pasado cinco de noviembre escribí un post en el que decía que era un error:

5- Olvidar que el sistema financiero no tiene alma o está vendida al príncipe de este mundo. Recomiendo vivamente verse películas como Wall Street, de Oliver Stone, y Margin Call, de J. C. Chandor.

Se engañarían aquellos que piensen que el papa Francisco es el primero en apuntar con el dedo acusador a ese “ectoplasma” llamado “los mercados". En diciembre del 2008, Benedicto XVI dijo todo esto:

“Unas finanzas restringidas al corto o cortísimo plazo llegan a ser peligrosas para todos, también para quien logra beneficiarse de ellas durante las fases de euforia financiera”
“La función objetivamente más importante de las finanzas, el sostener a largo plazo la posibilidad de inversiones y, por tanto, el desarrollo, se manifiesta hoy muy frágil: se resiente de los efectos negativos de un sistema de intercambios financieros - en el plano nacional y global - basado en una lógica a muy corto plazo, que busca el incremento del valor de las actividades financieras y se concentra en la gestión técnica de las diversas formas de riesgo".
“La reciente crisis demuestra también que la actividad financiera está guiada a veces por criterios meramente autorrefenciales, sin consideración del bien común a largo plazo".
“La reducción de los objetivos de los operadores financieros globales a un brevísimo plazo de tiempo reduce la capacidad de las finanzas para desempeñar su función de puente entre el presente y el futuro, con vistas a sostener la creación de nuevas oportunidades de producción y de trabajo a largo plazo".

El problema, al menos tal como lo veo yo, es que los “malditos mercados” son los que deciden dónde, cómo, cuándo y en qué se invierte el dinero, y ponen las condiciones para invertir. Cuando los gobiernos se gastan más de lo que ingresan, necesitan pedir dinero y el que lo presta te acaba diciendo cuál ha de ser tu política económica. Y si en ese proceso muchos se quedan colgados de la brocha sin trabajo y sin recursos sociales que les ayuden a no caer en la pobreza, allá se las apañen.

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13.06.14

El Papa advierte contra los secesionismos y la cultura de la muerte

Sin el menor género de dudas, el papa Francisco es el pontífice que más entrevistas concede a los medios de comunicación. Puede que Benedicto XVI y San Juan Pablo II tuvieran un contacto más frecuente con la prensa en los aviones que les llevaban o traían de vuelta en sus muchos viajes apostólicos, pero es el actual Papa quien más gusta de dar exclusivas a periodistas concretos.

Llegados a este punto, conviene recordar que el género de la entrevista periodística no forma parte del magisterio papal. Pero no es menos cierto que la opinión de un Papa siempre tiene una repercusión mundial que va más allá de tecnicismos magisteriales. Lo que le llega a la gente a través de los medios es “El Papa ha dicho esto” o “el Papa ha declarado que", y no abundan aquellos que saben diferenciar las opiniones particulares del Obispo de Roma sobre temas concretos de lo que es la enseñanza de la Iglesia en materias de fe y de moral.

De lo que el papa Francisco ha respondido a Henrique Cymerman, quiero centrarme en tres cuestiones:

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27.05.14

El Papa Francisco alaba el celibato sacerdotal

Algunos medios de comunicación están manipulando, cosa habitual, las declaraciones del Papa en el avión que le llevaba de vuelta a Roma procedente de Israel. En relación al celibato, Francisco no ha hecho otra cosa que repetir lo que han dicho los papas que le precedieron. A saber, que el celibato sacerdotal no es un dogma de fe pero que él lo aprecia mucho y que es un regalo para la Iglesia. Pero es más, ha añadido que la discusión sobre el mismo no está encima de la mesa.

Y sin embargo, ya he leído varios titulares que indican que el Santo Padre abre la puerta al fin del celibato. Todo ello es fruto de dos realidades que a veces van juntas, pero también pueden ir separadas:

- La ignorancia supina de los medios generalistas en temas que tienen que ver con la doctrina de la Iglesia.

- El interés por hacer que el Papa diga lo que al periodista de turno le gustaría que ocurriera, aunque no haya manera de deducir tal cosa de las palabras del Santo Padre.

Asegurar que el Papa abre la puerta al fin del celibato es tan estúpido como decir que el Catecismo hace lo mismo:

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