El obispo de Toulon enseña uno de los caminos a seguir
En los 9 años que lleva al frente de la diócesis de Fréjus-Toulon, monseñor Dominique Rey ha demostrado que cuando al frente de una diócesis hay un obispo con carisma y ganas de hacer bien las cosas, los resultados saltan a la vista. En la diócesis de este obispo francés están instaladas la “nadería” de una treintena de nuevas comunidades o movimientos. Y todos tienen en común el énfasis evangelizador, ese que consiste no sólo en mantener a los fieles en el seno de la Iglesia, lo cual es ciertamente importante, sino en salir a pescar los que están fuera.
Entre las ventajas para los fieles de la presencia de esa gran variedad de movimientos está obviamente la mayor facilidad para encontrar uno que encaje con con las capacidades y talentos de cada cual. Son demasiadas las diócesis donde la presencia muy mayoritaria o casi absoluta de uno o dos movimientos, limita la posibilidad de integrarse en esa realidad que es sin lugar a dudas uno de los mejores frutos del Concilio Vaticano II. Y en todo caso, aunque que la mayor parte los fieles opta por ser nada más, y nada menos, que parroquianos sin adscripción a movimiento alguno, todos pueden aprovecharse de los buenos frutos de la labor evangelizadora de dichos grupos.