InfoCatólica / Cor ad cor loquitur / Categoría: Apologética católica

8.04.25

Ni venimos del mono ni Cristo es "un" dios

Como bien saben ustedes, y si no se enterarán al leer este artículo, estamos en plena conmemoración por los 1700 años de la celebración del Concilio de Nicea, primero de los ecuménicos.

Arrio era un presbítero influyente en Alejandría, conocido por su elocuencia, su formación filosófica y su capacidad para atraer seguidores tanto entre el clero como entre los laicos. Su tesis era tan clara como errónea: el Hijo de Dios no es eterno ni de la misma esencia que el Padre. Según él, si Dios es absolutamente único e ingenerado, no puede compartir su esencia con otro ser. Por tanto, el Hijo -aunque exaltado y anterior a toda la creación- fue creado por el Padre “antes de los siglos”, y por tanto hubo un tiempo en que el Hijo no existía. Para Arrio, esto no rebajaba a Cristo a un mero ser humano, pero sí lo situaba por debajo del Padre, como criatura intermedia entre Dios y el mundo.

Dado que las tesis arrianas se hicieron muy populares, ustedes se pueden hacer idea del problema al que se enfrentaba la Iglesia. Entonces el emperador Constantino, que se había convertido al cristianismo -aunque esto es matizable-, vio que esa controversia podía afectar al imperio y decidió convocar un concilio.

El sacerdote alejandrino pudo exponer sus tesis ante los obispos -el de Roma representado por dos legados-, que de forma prácticamente unánime las rechazaron. Se adoptó entonces el término “homousios" es decir, que el Hijo es de la misma sustancia o esencia que el Padre. Esta palabra fue elegida precisamente para dejar sin ambigüedades la afirmación de la divinidad plena del Hijo. Dicha divinidad ya aparece de forma contundente en la Escritura (Jn 1,1; Tito 2,13; 1 Jn 5,20; etc), pero como la Biblia también diferencia claramente la persona del Padre y del Hijo -y también del Espíritu Santo-, convenía aclarar cuál era el alcance de la condición divina del Hijo.

Aunque la doctrina cristiana quedó claramente definida, no ocurrió lo mismo con la aceptación de la misma. No voy a explicar en este artículo todos los vericuetos históricos que siguieron al concilio, porque basta saber que se intentó llegar a una especie de solución intermedia entre las tesis arrianas y la fe nicena. Según la misma, el Hijo era “homoiusios", semejante al Padre. Una simple “i” lo cambiaba todo. Porque o Cristo es Dios como el Padre es Dios, o Cristo es un dios pero no el mismo sentido que el Padre es Dios.

¿Cómo explicar esto al hombre moderno, que no entiende de sutilezas teológicas y que piensa que estas discusiones son innecesarias?

Pienso que, reconociendo todas sus limitaciones, podemos hacer uso de las semejanzas. Un servidor de ustedes las ha usado en debates con los arrianos de nuestro tiempo: los Testigos de Jehová. He aquí un posible diálogo con ellos:

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13.01.25

La excusa del discernimiento

Definición de la palabra “Discernimiento” según el diccionario de la Real Academia de la Lengua:

Acción y efecto de discernir. clarividencia, lucidez, juicio, perspicacia, raciocinio, sensatez.

Ayuda idónea para el discernimiento en el ámbito moral y espiritual:

“Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra".
(2 Ti 3,16-17)

¿Qué dice la Escritura sobre los divorciados vueltos a casar? Usemos las palabras de Cristo:

“Si uno repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera.Y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio".
(Mc 10,11-12)

¿Qué dice la Escritura sobre los que se acuestan con personas del mismo sexo?

“…sus mujeres cambiaron las relaciones naturales por otras contrarias a la naturaleza;
de igual modo los hombres, abandonando las relaciones naturales con la mujer, se abrasaron en sus deseos, unos de otros, cometiendo la infamia de las relaciones de hombres con hombres y recibiendo en sí mismos el pago merecido por su extravío".
(Rom 1,26-27)

¿Qué dice la Escritura sobre los adúlteros?

“¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios".
(1ª Cor 6,9-10)

¿Qué dice la Escritura sobre los que comulgan en grave pecado?

“De modo que quien coma del pan y beba del cáliz del Señor indignamente, es reo del cuerpo y de la sangre del Señor".
(1 Cor 11,27)

¿Qué dice la Escritura sobre los que practican el pecado?

Todo el que permanece en él no peca. Todo el que peca no lo ha visto ni conocido. Hijos míos, que nadie os engañe. Quien obra la justicia es justo, como él es justo. Quien comete el pecado es del Diablo, pues el Diablo peca desde el principio. El Hijo de Dios se manifestó para deshacer las obras del Diablo. Todo el que ha nacido de Dios no comete pecado, porque su germen permanece en él, y no puede pecar, porque ha nacido de Dios.
( 1 Jn 3,6-9)

¿Qué dice la Escritura sobre lo que hay que hacer en caso de haber pecado (que no es lo mismo que vivir en pecado)?

Pero, si confesamos nuestros pecados, él, que es fiel y justo, nos perdonará los pecados y nos limpiará de toda injusticia.
(1 Jn 1,9)

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12.01.25

Convertíos todos... los homosexuales también

La Iglesia tiene la obligación de predicar la conversión, el arrepentimiento de los pecados, la necesidad de creer en Dios y guardar su ley, porque quien de forma pertinaz no guarda la ley divina, no conoce a Dios (1 Jn 2,3-5).

De hecho, Jesucristo (Mt 4,17) empezó su ministerio público con el mismo mensaje que previamente habría predicado San Juan Bautista (Mt 3,2): “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado". Fue también lo que hizo San Pedro en su primera predicación: “Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo” (Hech 2,38).

La Revelación es muy clara. Toda relación sexual fuera del matrimonio es pecado. Da igual si hay amor o no. Si los que se acuestan no están casados, pecan gravemente. En el caso de los homosexuales, la Escritura afirma además que sus relaciones son contrarias a la ley natural. Es decir, por decirlo de alguna manera, hay un plus de gravedad en ese tipo de pecado.

No hace falta decir que hay muchos más pecados, aparte de los que se cometen de cintura para abajo. Pero resulta que hoy en día, a nadie se le ocurre decir que asesinar, maltratar, vejar, abusar, robar, estafar, mentir, injuriar, etc, no es pecado. Cuando desde la Iglesia se predica en contra de esos actos, nadie protesta.

Pero, ¡ay! si alguien en la Iglesia se atreve a decir que la fornicación, el adulterio, la sodomía y el lesbianismo son pecados. ¡Ay! si alguien predica la conversión a quienes practican habitualmente esos actos. 

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2.01.25

El maltrato a los pecadores no arrepentidos

Imagine usted por un momento que Francisco Porras, tras realizarse una pruebas, va a su doctor habitual, quien le dice: “Paco, tienes algún desarreglo pero nada de importancia. Sigue con tu vida tranquilamente y vuelve dentro de un año”

Resulta que las pruebas daban como resultado que Paco tiene cáncer. Al año no pudo volver al doctor porque ya había muerto.

Ahora imaginen al bueno de Paco pidiendo a un cura que le confiese porque sospecha que lleva una vida de pecado. Y el cura le dice: “No seas rigorista contigo mismo. Si amas a Dios, lo demás es relativo. No te obsesiones con estas cosas. Y no hace falta que vuelvas por aquí, ya que la confesión es algo preconciliar que debe desaparecer. Con que le pidas perdón a Dios alguna vez si te pasas de largo, basta".

Al año siguiente Paco no solo murió sino que no se fue de cabeza al infierno porque Dios quiso apiadarse de su alma y le concedió que un cura católico -especie en  peligro de extinción- estuviera como capellán en el hospital (*) donde pasó sus últimos días de vida.

El señor Porras pudo demandar por negligencia al médico que le ocultó que tenía cáncer. Aunque no le dio tiempo a ver el resultado de su demanda, el galeno  acabó siendo suspendido de por vida para el ejercicio de su profesión, fue condenado a la cárcel y los familiares de Paco cobraron una indemnización abundante. Pero, ¿dónde se puede demandar al cura negligente que puso en peligro de muerte eterna su alma?

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26.12.24

Me van a perdonar ustedes

Me van a perdonar ustedes que no ponga citas bíblicas y magisteriales, pero dudo que este artículo contenga algo que vaya en contra de la fe de mis padres. 

Creo que lo mejor que puede hacer cualquier ser humano es dar gloria a Dios. Creo también que lo más importante es salvarse, porque la eternidad es demasiado larga como para pasarla en el lugar equivocado. Precisamente el Señor Jesucristo vino para abrirnos la puerta de la salvación, y por ello entregó su vida en la cruz en sacrificio vicario por nuestros pecados. Sin embargo, esa salvación tiene una doble condición: conversión y perseverancia final. 

Dado que los hombres no estamos inclinados a la conversión y la santidad, Dios nos hizo el enorme favor de poner a nuestra disposición su gracia. Por gracia pasamos primero a querer hacer el bien y luego a hacerlo. Y por gracia obtenemos el arrepentimiento y el perdón cuando no lo hacemos y pecamos.

Aquellos que enseñan que la gracia y la misericordia de Dios consisten en que Él perdona todo, consiente cualquier cosa y le da absolutamente igual como vivimos, son instrumentos perversos de condenación. Fue Cristo, quien dio su vida por nosotros entre horribles sufrimientos, quien habló de la necesidad de convertirse.

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