Protestantes, musulmanes y judíos han hecho sus primeras declaraciones tras la llegada del nuevo gobierno. Es normal dado lo que nuestra Constitución dice en su artículo 16.3 que “ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones.
Aunque no aparecen citadas por sus hombres en el texto constitucional, el protestantismo, judaísmo e islam tienen la consideración de religiones de notorio arraigo en España. Y me parece bien que así sea.
Los musulmanes piden al gobierno que no se confunda la migración con la comunidad musulmana. No sé en qué medida puede un gobierno cambiar algo que resulta claramente visible. Es decir, la inmensa mayoría de los musulmanes de este país son inmigrantes. Eso no es ni bueno ni malo. Simplemente es. Es posible que dentro de unos años, cuando los hijos de esos inmigrantes sean ya españoles de pleno derecho, tengamos una comunidad musulmana española numéricamente importante, pero todavía no es el caso. La clave no es tanto que se relacione islám con inmigración, como que eso no afecte al derecho de los musulmanes a practicar su fe sin problemas. O sea, exactamente lo contrario a lo que les ocurre a millones de cristianos en países islámicos. Pero de eso no tienen culpa los que vienen aquí.
El presidente de la Unión de Comunidades Islámicas de España quiere que la comunidad musulmana “tome las riendas” de su destino y no permita que haya “ninguna ingerencia ni dentro de España ni fuera". Me parece perfecto, sobre todo en lo de “ni de fuera”, que es más probable que se dé que lo de “dentro". No me imagino a Rajoy y su gobierno interfiriendo en las mezquitas españolas salvo que haya evidencia de que en alguna se está usando el recinto religioso para lo que todo el mundo sabe sin que yo necesite decirlo.
Respecto a los judíos, Isaac Querub, presidente de la Federación de Comunidades Judías de España (FCJE), ha planteado la necesidad de regular la situación de las sinagogas, el reconocimiento civil de sus bodas, etc. Hasta ahí, todo normal. Pero también ha pedido que se incluya el Holocausto en el sistema de enseñanza. Pues créanme que no lo entiendo. El holocausto forma parte de la historia y es en los libros de historia donde debe enseñarse. Fuera de eso, ¿qué más quieren? En este país no hubo campos de concentración y no creo que haya evidencias de colaboración con los nazis en su intento de exterminar a los judíos. No veo necesidad de convertir ese tema en una cuestión prioritaria educativa, aunque sin duda nuestros niños y jóvenes deben saber lo que pasó para que reconozcan el horror de la barbarie nazi.
Respecto a lo que dice Querub sobre el conflicto en Oriente Medio, creo que cae en la trampa de mezclar lo que es propio exclusivamente de la religión -culto, valores, etc- con la cuestión política. Todos sabemos lo importante que es Tierra Santa para cualquier judío, pero el estar más o menos de acuerdo con la política del Estado de Israel no debería tener nada que ver con la consideración que se tenga hacia la religión judía. Si van por esa línea, sería mejor.
Como ven ustedes, ni musulmanes ni judíos han dicho nada sobre la Iglesia Católica. Otras veces puede que lo hayan hecho, pero no ahora. Han querido empezar el año reclamando lo que creen que es justo sin necesidad de meterse con nadie. Pero como no hay boda sin la tía Juana, ahí están los protestantes españoles para tocarnos las narices a los católicos. Parece que forma parte de sus genes espirituales. Si no dicen algo contra la Iglesia Católica, revientan. Es superior a sus fuerzas. Si se repasan los comunicados de la FEREDE sobre estas cuestiones, creo que sería imposible encontrar uno en el que no se quejen de lo mismo. Si en alguno no nombran a la Iglesia, habrá sido por error. Tendría un día tonto el redactor.
Dicen los representantes de los evangélicos que hay “una predisposición inconstitucional en favor de la Iglesia católica". Yo creo que lo que hay es más bien una predisposición espiritual en contra de la Iglesia Católica por parte de los protestantes evangélicos españoles. No todos, desde luego. Conozco a unos cuantos que están hartos de ese discurso victimista anticatólico de la FEREDE y la AEE. Pero se ve que no hay ningún protestante español con la capacidad mediática suficiente como para alzar de una vez la voz para pedir a sus representantes que dejen de aparecer como niños llorones y envidiosos.
Y conste que estoy de acuerdo en que a la hora de conceder licencia para los templos evangélicos debe ser prioritario el derecho a la libertad de culto por encima de las normas municipales, salvaguarda sea hecha, por supuesto, de la seguridad de los fieles. No se puede tratar un centro de culto como si fuera un bar o un comercio cualquiera. Todo lo que sea avanzar en ese camino estará bien. También veo adecuado lo que solicitan acerca de la presencia de capellanes evangélicos en las Fuerzas Armadas y los hospitales.
Pero, insisto, todo eso se puede pedir sin meterse con el catolicismo. Ya sabemos que para un gran número de evangélicos españoles eso del ecumenismo es poco menos que un instrumento de Satanás -curiosamente coinciden en eso con los lefebvristas-, pero una cosa es que sus dirigentes no nos den abrazos fraternales y otra que nos estén metiendo constantemente los dedos en los ojos. Basta ya, señores. Basta ya.
Luis Fernando Pérez Bustamante