El PSOE, al servicio de la cultura de la muerte
“Nihil novum sub sole” podría ser perfectamente el titular que resume lo ocurrido este fin de semana durante el 37º Congreso del PSOE celebrado en Madrid. Los socialistas han dado un par de pasos hacia adelante en su política a favor de la cultura de la muerte y del laicismo decimonónico. Nada nuevo que no supiéramos. Podían haber avanzado tres pasos en vez de dos, pero deducir de eso que el lobo se ha convertido en un gato, como hacen los que se empeñan en ponerse una venda en los ojos, no tiene sentido. Este PSOE ya era lobo antes de este congreso y lo seguirá siendo tras el mismo. Eso sí, un lobo muy orgulloso de ser lo que es.
Cuando el país está hundiéndose en las arenas movedizas de una crisis económica que promete ser la mayor de la historia moderna, los socialistas quieren acompañar a la sinfonía de la pobreza de los bolsillos con los coros de la miseria del alma de la sociedad española. Se saben en mayoría y presumen de ello. A diferencia del otro gran partido nacional, hoy en manos de una panda de cobardes y tibios que se avergüenzan de llamarse de derechas, los socialistas no tienen el menor problema en decir que son de izquierdas. Son rojos y como rojos de toda la vida se comportan. Por eso su éxito electoral pasado. Han ocupado electoralmente toda la izquierda. Y España está dividida políticamente en dos pero el plato de la izquierda pesa un poco más que el de la derecha.
Ha dicho Celestino Corbacho, a la sazón ministro de Trabajo e Inmigración, que en España no hay colas en las iglesias para santiguarse. Eso se entiende de alguien que viene de Cataluña, que es con diferencia la región más descristianizada por obra y gracia del nacional-progrecatolicismo allá reinante durante décadas. Pero si yo fuera él no me las prometería muy felices. Esa especie de orgullo anticristiano con ribetes satánicos, del que ahora hacen gala los zapaterinos, siempre ha tenido los días contados cuando enfrente ha tenido a una Iglesia fiel a su Señor y a sí misma. El cristianismo tiene la particularidad de dar lo mejor de sí mismo cuando es atacado. Y por mucho aborto, mucha eutanasia y mucha EpC que el PSOE quiera echarnos encima, los cristianos sabremos plantarles cara y estar dispuestos a ofrecer a la sociedad la solución al marasmo en el que ya está metida.
La cultura de la muerte, por su propia naturaleza, jamás puede perdurar en el tiempo. Puede tardar más o menos tiempo, pero la luz siempre triunfa sobre las tinieblas. En ese sentido, la pregunta no es qué es lo que va a hacer el PSOE en los próximos años sino qué es lo que hará la Iglesia de Cristo. El futuro no está en manos de los que sirven al mal sino de los que hemos puesto nuestras vidas al servicio de Dios. Si nosotros somos fieles, podemos ser optimistas a largo plazo. Si somos tibios, seremos los que más sufriremos las consecuencias de esa cultura de muerte. Pero es que además nos lo habremos merecido.
Luis Fernando Pérez Bustamante