InfoCatólica / Cor ad cor loquitur / Categoría: Sobre el autor

6.09.11

No es raro que coincidamos. Hemos leído el mismo catecismo

Pues sí, he titulado mi post de hoy de la misma manera que Francisco José Fernández de la Cigoña tituló ayer uno de los suyos, dedicado a hablar de las coincidencias entre él y un servidor.

Efectivamente somos amigos desde hace años. Nos hemos visto en persona pocas veces pero rara es la semana que no hablamos por teléfono. En varias ocasiones hemos compartido mesa y mantel, solos o acompañados de periodistas e incluso obispos. Pero sobre todo, por gracia de Dios compartimos la misma fe. Una fe que nos ha sido dada. Una fe que marca nuestras vidas. Una fe que nos lleva a prestar, desde nuestras limitaciones evidentes y no sin fallos, un servicio a la Iglesia a través de nuestros blogs. Al menos esa es nuestra intención. Dios y la propia Iglesia serán quienes determinen si les servimos o nos servimos.

Paco Pepe y yo coincidimos en el análisis de las causas de la crisis que lleva sufriendo la Iglesia desde hace décadas. Y también coincidimos en cuáles pueden ser las medidas a tomar para poner coto a esa crisis. Pero tampoco hay mucho mérito en esa coincidencia. Son miles y miles los católicos que piensan igual. La mayoría de ellos lo manifiestan en los comentarios a noticias y blogs. Otros, desde sus propios blogs.

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26.08.11

Parece que la cosa va de evangelizar

La Iglesia nos pide que evangelicemos. El Papa nos pide que evangelicemos. Varios cardenales y obispos nos piden que evangelicemos. Y, de hecho, Jesucristo nos pidió que evangelizáramos, que hicieramos discípulos en todas las naciones. Por no hablar de que San Pablo fue quien afirmó aquello de “Ay de mí si no evangelizara” (1ª Cor 9,16).

Benedicto XVI ha creado incluso un nuevo órgano curial llamado “Pontificio Consejo para la promoción de la nueva evangelización". Lo hizo a través del Motu Proprio Ubicumque et semper, que empieza afirmando: “La Iglesia tiene el deber de anunciar siempre y en todas partes el Evangelio de Jesucristo“.

He de reconocer que no tengo muy claro por qué se le llama nueva evangelización a algo que la Iglesia viene haciendo, con mayor o menor intensidad, desde hace 20 siglos. La evangelización siempre es novedad porque al fin y al cabo lo que anunciamos es la Buena Nueva de la salvación que Dios ofrece a los hombres en Cristo. Y es evidente que cada generación requiere ser evangelizada, porque Dios no tiene nietos sino hijos. Es decir, en el término evangelización va incluido lo de “nueva". Aun así, si la Iglesia lo quiere llamar así, sólo me queda decir amén.

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28.07.11

Médicos negligentes y padres asesinos

No es ni será la primera vez que pasa. Los médicos pueden equivocarse en el diagnóstico de las enfermedades. El problema llega cuando la equivocación produce efectos mortales. Y es lo que ha ocurrido en Málaga. A una mujer embarazada le dijeron que su hijo venía con malformaciones. Concretamente se suponía que padecía de artrogriposis múltiple congénita. Todos hemos visto a personas que padecen de dicha enfermedad. Obviamente están discapacitados, pero su discapacitación física es un chiste comparada con la discapacitación moral que sufre la sociedad occidental.

¿Qué fue lo que hizo la madre de esa criatura cuando le dijeron que venía enferma? Pues irse a una clínica abortista a que la mataran. Es decir, a lo que se ve, el amor por su hijo desapareció cuando creyó que no venía sano y fuerte. En buena lógica debería ocurrir lo contrario. Es decir, si tienes un hijo enfermo, le das más cariño, más apoyo. Pues no. El instinto materno es ahogado por el egoísmo y la presión social, ya que la ley anima a matar a las criaturas enfermas antes de nacer. En este caso el embarazo iba por el sexto mes de gestación. Es decir, la criatura era viable fuera del seno materno. Yo tengo una hija que nació justo antes de cumplirse ese sexto mes. Pero en una clínica malagueña, un asesino al que me niego a llamar médico usó algún método, que prefiero no saber, para dar muerte a esa vida.

Y entonces llegó la “sopresa". Vieron al niño muerto y resulta que no padecía enfermedad alguna. Y los mismos padres asesinos que decidieron que su hijo no merecía vivir, han denunciado a los médicos que se equivocaron en el diagnóstico. E muy probable que la justicia les dé la razón y encima consigan una indemnización. Será un dinero maldito, obtenido sobre la sangre de su hijo inocente. Un hijo cuya muerte recae sobre sus podridas conciencias. Sólo la gracia de Dios puede reparar el daño moral en esas almas culpables del peor de los asesinatos: el que comete un padre y una madre en un hijo inocente. Quiera el Señor concederles el arrepentimiento.

Este es un ejemplo más de la deriva a la que lleva una legislación anti-humana. La ley de aborto anterior ya permitía estas salvajadas. El mensaje que se lanza a los discapacitados es claro: “No deberíais haber nacido y vamos a acabar con vuestro colectivo permitiendo que se os mate antes de nacer". Nazismo puro y duro sancionado por la legalidad democrática.

Sólo desde la fe cristiana se puede plantar cara a este holocausto continuo. El mensaje de la Iglesia ha de ser claro y persistente. Una sociedad que mata a sus hijos antes de nacer no merece sobrevivir. Merece, muy al contrario, desaparecer por el sumidero de la historia con destino a la peor letrina del infierno. Es hacia donde nos dirigimos si no damos marcha atrás.

Luis Fernando Pérez Bustamante

13.06.11

Entrevías, sacrilegio permanente

Hace años la parroquia de San Carlos Borromeo del barrio madrileño de Entrevías apareció en todos los periódicos, radios y televisiones de España. El cardenal Rouco, al parecer animado por la totalidad del consejo presbiteral de la archidiócesis de Madrid, había decidido cerrar dicha parroquia, que estaba en manos de tres sacerdotes de los que lo menos que se puede decir es que tienen de católicos lo que el Dalai Lama de musulmán. O sea, nada.

Los escándalos litúrgicos en dicha parroquia, donde se “consagraban” rosquillas, eran solo equiparables a las barbaridades doctrinales que salían de boca de sus sacerdotes cada vez que se les ponía un micrófono delante. Era evidente que no sólo debía cerrarse la parroquia -hay otras bien cercanas que pueden cubrir pastoralmente el barrio-, sino que además debía de retirarse del sacerdocio a sus responsables. En un principio, el cardenal optó por convertir aquello en un centro de atención social a drogadictos y marginados, que al parecer es lo único que hacen bien -yo no me lo creo- esos sacerdotes. Sin embargo, la presión mediática fue tal, que el pastor de la Iglesia en Madrid convirtió finalmente a San Carlos Borromeo en un centro pastoral.

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10.06.11