Test de ortodoxia catolica I (nivel medio-alto)
El bueno de Daniel Iglesias, cuyo blog está siendo todo un éxito en visitas -cosa que no sé si él sabe pero se lo digo desde aquí-, presentó el sábado a sus lectores una especie de test o prueba de conocimientos básicos sobre la doctrina católica. Las preguntas, lógicamente, no eran muy complicadas, pero abarcaban un buen número de temas. Aunque lo ideal es acertar en todas, fallar en algunas de las respuestas puede ser hasta cierto punto normal si no se ha comprendido bien el enunciado o si se no se ha recibido una formación doctrinal adecuada.
El post de Daniel me recordó otras pruebas similares que nos propusieron en Facebook la buena gente de Schola Veritatis. Pero a diferencia del test de nuestro blogger, los de SV requerían de un nivel teológico superior para responder correctamente a las preguntas.
El tema del primer test tiene que ver con la doctrina católica sobre la gracia. En mi opinión, es sobre la que menos formación tiene el pueblo católico. De hecho, creo que no forma parte de la predicación habitual en los púlpitos de nuestras iglesias. Y es una pena, porque una buena exposición de la gracia de Dios es imprescindible para que el fiel no caiga en errores que acaban afectándole, más de lo que parece, a su vida espiritual.
Os propongo que hagáis este primer test, pero antes quiero que quede claro que debe de tomarse no como una especie de examen para ver lo católicos que somos, sino más bien para que nos demos cuenta de si, siendo católicos, realmente conocemos la doctrina de nuestra Iglesia.
En esta primera página aparecen las preguntas. En la página dos, vendrán las respuestas: Verdadero/Falso. Y en el próximo post, publicaré las explicaciones doctrinales a dichas respuestas. Un consejo. Ante la duda, consultar los artículos sobre la gracia en el blog “Reforma o Apostasía”, del padre Iraburu:
TEST DE ORTODOXIA I
Gracia
1) Lo único que podemos ofrecer a Dios como buenos frutos son los bienes que Él mismo nos da. De nuestra parte no tenemos nada.
2) El hombre, con sus solas fuerzas naturales, no puede hacer nada para merecer la justificación. Ni aun sus oraciones son meritorias, ni sus obras buenas, ni los actos internos o externos de virtud natural.
3) Para exhortar a la reforma de costumbres y a la santidad de vida, lo mejor es comenzar demostrando la fuerza y el valor de la naturaleza humana, precisando la capacidad de la misma para el bien.
4) El hombre por sí mismo puede cumplir todos los mandamientos de Dios. Él nos da su gracia para que con nuestra libertad podamos más fácilmente cumplir cuanto nos manda.
5) Es la fuerza de Dios la que causa siempre toda la fuerza del hombre para el bien. Es Él quien da al hombre el poder querer una obra buena salvífica y poder hacerla.
6) Dios ama a todos los hombres por igual y, por lo tanto, a todos da de la misma forma su gracia. La única razón por la cual hay algunos más buenos y santos que otros es porque han respondido mejor a las exigencias de Dios.
7) Cada vez que tomamos alguna buena iniciativa, para alguna obra buena, Dios nos secundará con su gracia para asistirnos a llevarla a buen término.
8) La gracia de Dios es eficaz por sí misma, es decir, intrínsecamente, de tal modo que su eficacia no viene causada extrínsecamente por el acto de la voluntad humana que consiente a ella.
9) La mejor actitud para acercarse al Sacramento de la Penitencia es diciendo: “soy pecador, e inevitablemente lo seguiré siendo, pero pongo toda mi fe en Cristo, Dios me perdona, y me seguirá perdonando”.
10) La acción de la gracia divina es la causa de la acción libre del hombre buena y salvífica. Solo de este modo puede merecer la vida eterna.
11) El hombre está totalmente corrompido por el pecado. Peca siempre, aun cuando intente obrar el bien. Está tan corrompido que lo único posible para alcanzar la salvación es que Dios no le impute esos pecados.
12) Querer obrar activamente es ofender a Dios, que quiere ser el único agente; por tanto es necesario abandonarse a sí mismo todo y enteramente a Dios.
13) Cuando la gracia actúa en el hombre, le hace hacer actos virtuosos meritorios de vida eterna. Pero esto no suprime el esfuerzo humano, sino que lo supone.
14) En la oración hay que permanecer en fe oscura y universal, en quietud y olvido de cualquier pensamiento particular…, sin producir actos, porque Dios no se complace en ellos.
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