Pues si los que odian a Rouco quieren a Cañizares...
Este lunes da comienzo una de las plenarias más interesantes de las últimas décadas de la Conferencia Episcopal. Aunque la presidencia recaerá de nuevo, salvo sorpresa mayúscula, en el cardenal Rouco Varela, parece claro que en la renovación de la presidencia de algunas comisiones se empezará a jugar el futuro de la era post-roquista. En ese sentido, la entrevista que el cardenal Cañizares ha concedido a la revista Vida Nueva está siendo utilizada por algunos “opinadores” de la cuestión religiosa en este país para tirar pedradas al cardenal Rouco.
Pero aunque a los católicos españoles nos puede interesar lo que el cardenal Cañizares diga sobre la Iglesia en España, lo cierto es que esa entrevista es infinitamente más interesante por lo que dice sobre la liturgia y el Concilio Vaticano II el Prefecto de la Congregración para el Culto y la Disciplina de los Sacramentos. Y si no, fíjense qué andanada de preguntas suelta el purpurado:
…¿se puede afirmar que todo lo que se ha hecho y hace es la renovación querida por el Concilio? ¿La renovación querida e impulsada en verdad por el Concilio ha penetrado suficientemente y ha llegado a sus aspectos medulares en la vida y misión del Pueblo Dios? ¿Se puede llamar renovación conciliar y desarrollo a todo lo que ha venido después? Hemos de ser humildes y sinceros: ¿la principal y gran llamada del Concilio a que la liturgia fuese la fuente y la meta, la cima de toda la vida cristiana, se está cumpliendo en la conciencia de todos, sacerdotes y laicos, o, al contrario, está aún muy lejos de que sea así? ¿El pueblo de Dios, fieles y pastores, vive de verdad de la liturgia, está en el centro de nuestras vidas? ¿Se han enseñado y asimilado las enseñanzas conciliares, se ha mantenido una fidelidad a las mismas, o se las ha interpretado correctamente en la clave de la continuidad que pide el Papa?