El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna
Evangelio del viernes de la tercera semana de Pascua:
Los judíos se pusieron a discutir entre ellos: -¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?
Jesús les dijo: -En verdad, en verdad os digo que si no coméis la carne del Hijo del Hombre y no bebéis su sangre, no tendréis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo le resucitaré en el último día. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él. Igual que el Padre que me envió vive y yo vivo por el Padre, así, aquel que me come vivirá por mí. Éste es el pan que ha bajado del cielo, no como el que comieron los padres y murieron: quien come este pan vivirá eternamente.
Estas cosas dijo en la sinagoga, enseñando en Cafarnaún.
Jn 6,52-59
Si el Hijo vive por el Padre, nosotros solo podemos vivir por el Hijo. Y vivimos por el Hijo si nos alimentamos de Él. Bien sabemos que tal cosa es posible por la Eucaristía, sacramento excelso.
San Justino, en el siglo II, da testimonio de cómo entendían los cristianos las palabras de Cristo. Leemos en su Apología:
Y este alimento se llama entre nosotros “Eucaristía”, de la que a nadie le es lícito participar, sino al que cree verdaderamente nuestras enseñanzas y se ha lavado en el baño que da la remisión de los pecados y la regeneración, y vive conforme a lo que Cristo nos enseñó.
Porque no tomamos estas cosas como pan común ni bebida ordinaria, sino que, a la manera que Jesucristo, nuestro Salvador, hecho carne por virtud del Verbo de Dios, tuvo carne y sangre por nuestra salvación; así se nos ha enseñado que por virtud de la oración al Verbo que Dios procede, el alimento sobre que fue dicha la acción de gracias –alimento del que, por transformación, se nutren nuestra sangre y nuestras carnes- es la carne y la sangre de Aquel mismo Jesús encarnado.
Quedan claras dos cosas:
1- La Eucaristía es imprescindible para nuestra salvación.
2- No puede participar de la misma quien no cree lo que Cristo enseña ni quien no vive conforme a sus enseñanzas.
Por tanto, cualquier intento de dar acceso a la Eucaristía a quienes no creen que es el cuerpo y la sangre de Cristo (dogma de la transubstanciación), y a aquellos cuya vida contradice, voluntaria y expresamente, las enseñanzas de nuestro Salvador, es una profanación de lo más sagrado que Él nos ha regalado: su cuerpo y su sangre. Y como dice el autor de Hebreos:
¿Cuánto peor castigo pensáis que merecerá quien pisotee al Hijo de Dios, profane la sangre de la alianza que lo consagra, y ultraje al Espíritu de la gracia?
Conocemos al que dijo: Mío es el desquite, yo daré a cada cual su merecido, y también: El Señor juzgará a su pueblo. Es terrible caer en manos del Dios vivo.
Heb 10,29-31
Señor, te imploramos que no permitas que en tu Iglesia algunos conviertan el don de vida del sacramento de la Eucaristía en instrumento de condenación. Líbranos de los profanadores y concédenos la conversión constante para poder comer tu carne y beber tu sangre.
Luis Fernando
9 comentarios
Leer y releer el Nuevo Testamento para que nos quede grabado en la mente y el alma, orar para vivir según sus enseñanzas, orar, alabar y adorar a Dios, darle gracias, buscarle en las Escrituras, aprender de los buenos maestros, estar atentos a la guía y ayuda que nos viene de lo alto, tambien descansar confiadamente en el amor y fidelidad que Dios nuestro señor nos tiene.
Llamando a tomarnos la fe en serio, la Misa en serio, no como rutina......¡Hasta nos ha dicho, con una analogía graciosa entre Felipe VI y Cristo, cómo hay que hacer la genuflexión ante el que es " Mi Señor" que es más que cualquier rey, o inclinación si la salud no lo permite!
Que Dios ayude a este sacerdote.
Hoy es un buen día.
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LF:
No se moleste en escribir comentarios. No se los voy a publicar. En este blog he decidido que solo tienen cabida comentarios de católicos. Y usted, evidentemente, no lo es.
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LF:
No, no, alquien que empieza diciendo que no es ni carne ni sangre, no es católico. De la misma manera que alguien que diga que Mahoma no es profeta, no puede ser musulmán.
No es cuestión de ser o no reflexivo. Es puro sentido común. Cada uno es lo que cree. Y usted no tiene fe católica.
Que el Señor se la conceda.
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LF:
Cuando toque la lectura de esos versículos de San Pablo, volveré al tema. Son fundamentales.
Respecto a los que se dicen católicos sin serlo... son legión. Pedro Luis Llera habla de ellos en este post:
http://infocatolica.com/blog/gobiendes.php/1705041256-fariseos
¿Por qué ha sucedido esto? Primero por las espantosas catequesis que han proliferado desde hace muchos años (donde se omite por sistema hablar de transubstanciación), pero también por haber eliminado incomprensiblemente los reclinatorios y haber extendido y universalizado una práctica como la comunión en la mano, que -de acuerdo al papa Pablo VI- debería haberse aplicado restrictivamente. No se puede negar que se he rebajado, con conciencia y voluntad, la reverencia en la administración y recepción del Cuerpo de Nuestro Señor. Y eso -de acuerdo a la máxima "lex orandi, lex credendi- tiene consecuencias. Trágicas consecuencias.
Y nos asustaríamos si preguntásemos hoy cuántos católicos verdaderamente creen en la Transubstanciación.
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LF:
Yo no me asustaría. Doy por hecho que la gran mayoría de los católicos practicantes -ni te cuento los otros- no conocen bien ni ese dogma ni el del sacrificio eucarístico. Es lo que hay.
Pienso que cada bautizado tenemos que preocuparnos por adquirir conocimiento de lo que es importante para la vida espiritual, de lo que es necesario y supone ser cristiano católico. Sabemos leer asi que depende de cada cual saber o no saber.
Hice la primera comunión cuando iba a cumplir siete años y antes me confirmaron, así que ya sabía lo básico y la catequesis se acabó. Si me hubiera quedado ahí sin más hoy estaría como tantos, ni mucha fe, ni formación cristiana.
Gracias a Dios que me tocaba el corazón todo lo que tenía que ver con El. Así que con nueve años yo leía una Biblia de Nácar Colunga que encontré por casa. No entendía mucho de lo que leía pero preguntando y prestando atención con el paso de los años fui entendiéndolo. Las clases de religión del bachillerato eran culturales, no motivaban y los rollos de las monjas tiraban para atrás de ñoños que eran.
Comparto esto porque tenemos que dar gracias a Dios porque es El quien nos proporciona todo lo necesario para conocerle y estar bien. Pasa que nos distraemos demasiado con todo lo propio, lo material, lo mundano y nos lo perdemos.
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LF:
Tienes TODA la razón. No hay excusa para no formarse. Que unos tengan más culpa que otros, no significa que estos otros no tengan culpa.
23 Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan;
24 y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí.
25 Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí.
26 Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga.
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