Newman, católico por fidelidad a Dios

A todos aquellos que veneramos grandemente al Beato John Henry Newman la noticia de la posible aprobación de un segundo milagro atribuido a su intercesión, que abriría de par en par las puertas a su canonización, nos causa gran alegría.

La vida de este hombre de Dios se caracterizó por dos cosas:

1- Su fidelidad a Dios (Lead Kindly Light), quien le llevó primero a la conversión al cristianismo y posteriormente su conversión al catolicismo, que es la perfección de la fe cristiana.

2- Su batalla constante contra la peor perversión del cristianismo. A saber, la teología liberal, que en el ámbito católico toma el nombre de modernismo.

Newman es además un testimonio claro, inequívoco y radical de cuál es el destino de todo hombre que se deja iluminar por el Espíritu Santo: la fe católica.

En una época donde muchos abogan porque da lo mismo ser católico que ortodoxo, protestante o incluso miembro de otras confesiones religiosas no cristianas, el beato Newman marca el camino a seguir. Y eso vale igualmente para el movimiento ecuménico. Cristo fundó una sola Iglesia y la misma subsiste completamente solo en la Iglesia Católica, aunque haya elementos de la misma en otras confesiones cristianas.

Para llegar al convencimiento de esa verdad, el bueno de John Henry Newman pasó por un proceso complicado, doloroso y a la vez apasionante. Fue presbítero anglicano y como tal fue uno de los fundadores del Movimiento de Oxford, que buscaba “catoliquizar” el anglicanismo, en una época donde los liberales iban haciéndose con el control de esa comunión eclesial. Las consecuencias de semejante circunstancia las vemos hoy la Comunión anglicana, que está al borde del cisma e incluso la desaparición en la mismísima Inglaterra. Bien haría la Iglesia Católica en tomar nota para evitar que le ocurra exactamente lo mismo, que es lo que pasaría si las tesis de Kasper y cía se impusieran, quebrando la fe de los santos que hemos recibido de una vez y para siempre (Judas 3).

A través del estudio de la historia de la Iglesia, y especialmente de la era patrística, Newman se dio cuenta que el anglicanismo no era la vía media entre el catolicismo y el protestantismo. No hay vía media entre la verdad y aquello que se la opone en parte o totalmente. Solo hay una verdad, como solo hay una verdadera fe y solo hay una Iglesia de Cristo. Aquella que está en comunión con el Obispo de Roma, cuyo ministerio es confirmar en la fe -a la que sirve- y ser garante de la Tradición.

Aun así, no fue fácil para este beato inglés dar el paso hacia la fe católica. Tuvo que renunciar a gran parte de sus amistades, a todo su prestigio personal y a todo aquello que, hasta entonces, había dado sentido a su vida. Todo ello lo relata en la que es quizás su obra más conocida: Apologia pro vita sua. Convertirse del anglicanismo al catolicismo en el siglo XIX no era cosa fácil. C.S. Lewis, es ejemplo de ello. Estuvo igualmente cerca del catolicismo, pero prefirió quedarse en las tinieblas anglicanas. Pero para Dios no hay nada imposible. La gracia de Dios obró en el alma de Newman, convirtiéndole en uno de los grandes conversos de la historia y, sin duda, en el gran converso del protestantismo al catolicismo. Si hoy existen ordinariatos anglocatólicos, es gracias en gran medida a su figura, de tal forma que no tendría nada de particular que se le considerara patrón de esos ordinariatos.

Su obra teológica, por otra parte, es y será un referente para el catolicismo del tercer milenio. Siendo todavía anglicano escribó su obra magna sobre el desarrollo del dogma, lo cual le llevó precisamente a hacerse católico. Por supuesto, hablamos de un desarrollo auténtico, no las corrupciones de la fe que ahora nos quieren colar por la puerta de atrás en nombre de una falsa misericordia y de una adaptación apóstata a los valores de este mundo. Igualmente importante es su Carta al Duque de Norfolk, que es una especie de tratado pequeño sobre la conciencia. Y su Gramática del asentimiento, en el que estudia cómo se produce el acto de fe, será un clásico para todos aquellos que quieran estudiar esa materia. Como dice Mons. Philip Egan, obispo de Porstmouth, es altamente probable que el beato Newman sea proclamado como Doctor de la Iglesia.

Acabo este post con una reflexión personal. Si yo soy hoy católico y no ortodoxo es gracias en gran medida a este gran converso inglés. Pero igualmente digo que la situación del catolicismo a día de hoy se parece demasiado a la del anglicanismo del que Newman salió. No en el credo y en el catecismo, todavía vigentes, pero sí en gestos, tibiezas, acomodación al liberalismo teológico, mal uso o falta de autoridad, condescendencia con el error, etc. En otras palabras, Newman habría tenido hoy mucha más dificultad para convertirse a la fe católica. Pero nuevamente, la gracia de Dios es más poderosa que cualquier dificultad. Tanto para convertirse a la fe de aquella que es Una, Santa, Católica y Apostólica, como para mantenerse en ella.

Luis Fernando Pérez Bustamante

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Apología pro vita sua (su testimonio de conversión al catolicismo)

Gramática del asentimiento

Carta al Duque de Norfolk