Teresa Forcades es un escándalo eclesial
Son varias las personas que en la zona de comentarios de la última noticia/entrevista de Sor Teresa Forcades, religiosa benedictina española, favorable al derecho al aborto y política a favor de la secesión de Cataluña, nos preguntan por qué damos paso a sus palabras en un portal católico como el nuestro. La respuesta es clara: mientras esa mujer siga presentándose como monja católica, nos haremos eco de cualquier cosa que diga o haga que sea incompatible con dicha condición. Sobre todo si, como en esta ocasión, asegura que ha consultado con sus superiores de orden y con su obispo, Mons. Agustín Cortés (diócesis de San Feliu de Llobregat) y no le han prohibido hacer lo que hace y decir lo que dice. Estas son sus palabras al respecto:
Yo hablé con el obispo y con mi comunidad, y ya que no todos están de acuerdo, están de acuerdo en que que si yo siento que este es una llamada a algo que debo hacer, no me lo quieren impedir.
De hecho, esa es la única novedad destacable de su última entrevista. El resto de barbaridades que dice en la misma las ha repetido vez tras vez en sus múltiples apariciones públicas. No todas son de igual gravedad, pero las comento. Dice:
- En Portugal vemos a sacerdotes que comentan la política, pero no vemos religiosas, parecen más escondidas. ¿Es también una señal para las mujeres de la iglesia?
- Sí, eso también es importante para mí. Sostengo que las mujeres en la iglesia deben tener un papel de igualdad en todos los sentidos.
- ¿Incluso podrían celebrar la Misa ?
-Ya he dicho que creo que, teológicamente, no hay nada en contra de ello.
Desde el punto de vista de la fe católica, la posibilidad de que las mujeres celebren Misa -para lo que es necesario que estén ordenadas como presbíteras- es cero. Y será cero siempre. Como ha recordado recientemente el papa Francisco, es una cuestión cerrada de forma infalible por el magisterio ordinario.
Dice:
- Defiende incluso el matrimonio entre personas del mismo sexo. ¿Por qué motivos ?
El matrimonio es un sacramento que da viabilidad al amor fiel y personal entre dos. Creo que cuando una pareja se ama de forma sincera y fiel, debería poder celebrar este amor como un sacramento, quiero decir, como un signo del amor de Dios. Si la posibilidad de la procreación fuera un requisito para el sacramento no se debería permitir que se casaran mujeres postmenopáusicas y eso la iglesia siempre lo ha permitido .
Supongo que no hace falta que les explique las razones por las que la Iglesia no admite el matrimonio entre personas del mismo sexo ni tampoco entre personas que previamente se hubieran casado y divorciado, por mucho amor que se tengan. Es evidente que las palabras de esta monja contradicen pública y abiertamente el magisterio eclesial.
Dice:
- Su posición sobre el aborto también es controvertida .
Creo que no se debe imponer a cualquier mujer que continúe un embarazo. Creo que la actitud que respeta la libertad de la mujer es la más cercana a la manera en que yo creo que Dios nos trata. Pero, insisto, no es que yo crea que el aborto no tiene importancia. Para mí es importante. Ahora bien, no quiero que una mujer que piensa diferente de mí sea obligada a continuar con el embarazo. Yo no digo que sea igual abortar o no, sino que es necesario ayudar a la madre a tomar una decisión a favor de la vida, pero respetando su decisión última.
- Pero, ¿cómo encaja ese respeto con el mandamiento de la iglesia de no matarás?
Se trata de un conflicto entre dos derechos fundamentales: el derecho a la vida y el derecho a la autodeterminación. Nunca un ser humano debe ser considerado como un medio para salvar la vida de otra persona o grupo de personas. El ser humano es siempre un fin en sí mismo y no un medio. Mi pregunta es : ¿por qué no se obliga a un padre que tiene un riñón compatible a donarlo para salvar la vida de su hijo? ¿Cuál es el principio de moral católica que permite que no se le imponga esto? ¿Por qué este principio no se aplica en el caso de la madre?
De todas las infamias que dice esta mujer, esta es la más escandalosa. Pone a un mismo nivel el derecho a la vida y el derecho a la madre a no seguir adelante con su embarazo. Pero en la práctica, el derecho a abortar está por encima del derecho a la vida del no nacido, ya que mientras que éste no puede hacer nada para seguir viviendo, su madre sí puede poner fin a su existencia.
El argumento de que no se puede obligar a una mujer a seguir con su embarazo de la misma manera que no se puede obligar a nadie a donar un riñón es una barbaridad. El aborto es un acto “médico” que busca acabar con una vida humana. La donación busca salvarla. Y no hace falta ser doctor en teología para entender que no es lo mismo matar que no curar. Ocurre algo parecido con la eutanasia. No es igual pedir que te maten a negarte a recibir un tratamiento que te prolongue la vida.
Pero es más, ¿de verdad ustedes conocen a algún padre decente que se negara a donar un riñón, o parte de su hígado, si eso sirve para salvar la vida de un hijo? No, ¿verdad? Y sin embargo, si existiera un caso así, la responsabilidad de dicho padre no sería la misma que tendría si decidiera matar a su hijo.
Los defensores de Forcades dicen que somos injustos cuando la llamamos monja abortista porque ella pide que se ayude a la madre a tomar una decisión a favor de la vida. Pero es que todos los abortistas dicen lo mismo. Su tesis es “no estamos a favor del aborto sino a favor de que la mujer tenga la última palabra”. Y cuando esa última palabra es “matemos a mi hijo", ¿qué pasa? Pues que el hijo no nacido es eliminado.
Como es lógico, la entrevistadora le pregunta si tiene problemas con la Iglesia por decir lo que dice:
- ¿Tienen problemas con el Vaticano con estas posiciones?
En 2009 recibí una carta de la Congregación para la Doctrina de la Fe y respondí con una explicación que se publica en un libro «Diálogos con Teresa Forcades».
Vamos a ver si queda claro una cosa. Forcades no tiene un problema con el Vaticano. Tiene un problema con la Iglesia entera. La de Roma y la de Sebastopol. La de Cataluña y la de Guinea Ecuatorial. Cuando el Cardenal Rodé, siendo Prefecto de Vida Consagrada, la pidió que se adhiriera al magisterio de la Iglesia, no lo hizo como cosa particular, sino en nombre de toda la Iglesia. Desde el Papa hasta el último de los fieles. La respuesta de la religiosa es que conoce y respeta el magisterio de la Iglesia pero tiene libertad de opinar distinto. Y ciertamente, como ciudadana de un país libre, puede opinar lo que le venga en gana. Pero como monja católica no.
El escándalo, a día de hoy, no es que esta religiosa diga lo que dice. No, el escándalo es que no parece que haya nadie con autoridad en la Iglesia que mueva un dedo para evitarlo. La admonición del cardenal Rodé no ha valido para nada. Y aunque sé que muchos obispos españoles están escandalizados -pero ninguno alza la voz públicamente- y sé que en Roma están pendientes de las actividades de Sor Teresa Forcades, lo cierto es que van pasando los meses y nada cambia. Cada día que pasa con Forcades siendo monja católica es una vergüenza para la Iglesia en Cataluña, en España y en el resto del mundo. Somos multitud los fieles incapaces de entender tanto silencio. Si el refrán dice que “el que calla, otorga", ¿en qué lugar queda una Iglesia que calla ante una monja pro-abortista? ¿Piensan que vale con decir “la Iglesia siempre defiende el derecho a la vida"? ¿Qué manera es esa de defender el derecho a la vida mientras se admite que desde dentro se defienda el derecho al aborto? ¿Es que la Iglesia es como el Partido Popular, donde caben diputados provida -es un decir- y diputados como Celia Villalobos? Que nos lo expliquen, por favor. Que no lo entendemos.
Luis Fernando Pérez Bustamante
PD: He dejado a un lado sus manifestaciones sobre su participación en política. Aunque por sí solas serían suficientes como para secularizarla, ya que no son propias de una persona consagrada, son casi lo de menos.
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