¿Por qué las mujeres no pueden ser sacerdotes?
Recientemente una hermana católica miembro de nuestra comunidad en Facebook dejó esta pregunta en nuestro muro, y me ha parecido oportuno dejar aquí en el blog la explicación que el Papa Juan Pablo II ha dado al respecto, zanjando la cuestión de forma definitiva (las negritas son mías).
Carta Apóstolica
ORDINATIO SACERDOTALIS
Del Papa Juan Pablo II
Sobre la Ordenación Sacerdotal Reservada Sólo a los Hombres
22 Mayo, 1994
Venerables Hermanos en el Episcopado:
1. La ordenación sacerdotal, mediante la cual se transmite la función confiada por Cristo a sus Apóstoles, de enseñar, santificar y regir a los fieles, desde el principio ha sido reservada siempre en la Iglesia Católica exclusivamente a los hombres. Esta tradición se ha mantenido también fielmente en las Iglesias Orientales.
Cuando en la Comunión Anglicana surgió la cuestión de la ordenación de las mujeres, el Sumo Pontífice Pablo VI, fiel a la misión de custodiar la Tradición apostólica, y con el fin también de eliminar un nuevo obstáculo en el camino hacia la unidad de los cristianos, quiso recordar a los hermanos Anglicanos cuál era la posición de la Iglesia Católica: “Ella sostiene que no es admisible ordenar mujeres para el sacerdocio, por razones verdaderamente fundamentales. Tales razones comprenden: el ejemplo, consignado en las Sagradas Escrituras, de Cristo que escogió sus Apóstoles sólo entre varones; la práctica constante de la Iglesia, que ha imitado a Cristo, escogiendo sólo varones; y su viviente Magisterio, que coherentemente ha establecido que la exclusión de las mujeres del sacerdocio está en armonía con el plan de Dios para su Iglesia"(1).
Pero dado que incluso entre teólogos y en algunos ambientes católicos se discutía esta cuestión, Pablo VI encargó a la Congregación para la Doctrina de la Fe que expusiera e ilustrara la doctrina de la Iglesia sobre este tema. Esto se hizo con la Declaración Inter insigniores, que el Sumo Pontífice aprobó y ordenó publicar(2).
2. La Declaración recoge y explica las razones fundamentales de esta doctrina, expuesta por Pablo VI, concluyendo que la Iglesia “no se considera autorizada a admitir a las mujeres a la ordenación sacerdotal"(3). A tales razones fundamentales el mismo documento añade otras razones teológicas que ilustran la conveniencia de aquella disposición divina y muestran claramente cómo el modo de actuar de Cristo no estaba condicionado por motivos sociológicos o culturales propios de su tiempo. Como Pablo VI precisaría después, “la razón verdadera es que Cristo, al dar a la Iglesia su constitución fundamental, su antropología teológica, seguida siempre por la Tradición de la Iglesia misma, lo ha establecido así"(4).
En la Carta Apostólica Mulieris dignitatem he escrito a este propósito: “Cristo, llamando como apóstoles suyos sólo a hombres, lo hizo de un modo totalmente libre y soberano. Y lo hizo con la misma libertad con que en todo su comportamiento puso en evidencia la dignidad y la vocación de la mujer, sin amoldarse al uso dominante y a la tradición avalada por la legislación de su tiempo"(5).
En efecto, los Evangelios y los Hechos de los Apóstoles atestiguan que esta llamada fue hecha según el designio eterno de Dios: Cristo eligió a los que quiso (cf. Mc 3,13-14; Jn 6,70), y lo hizo en unión con el Padre “por medio del Espíritu Santo” (Act 1,2), después de pasar la noche en oración (cf. Lc 6,12). Por tanto, en la admisión al sacerdocio ministerial(6), la Iglesia ha reconocido siempre como norma perenne el modo de actuar de su Señor en la elección de los doce hombres, que El puso como fundamento de su Iglesia (cf. Ap 21,14). En realidad, ellos no recibieron solamente una función que habría podido ser ejercida después por cualquier miembro de la Iglesia, sino que fueron asociados especial e íntimamente a la misión del mismo Verbo encarnado (cf. Mt 10,1.7-8; 28,16-20; Mc 3, 13-16; 16,14-15). Los Apóstoles hicieron lo mismo cuando eligieron a sus colaboradores(7) que les sucederían en su ministerio(8). En esta elección estaban incluidos también aquéllos que, a través del tiempo de la Iglesia, habrían continuado la misión de los Apóstoles de representar a Cristo, Señor y Redentor(9).
3. Por otra parte, el hecho de que María Santísima, Madre de Dios y Madre de la Iglesia, no recibiera la misión propia de los Apóstoles ni el sacerdocio ministerial, muestra claramente que la no admisión de las mujeres a la ordenación sacerdotal no puede significar una menor dignidad ni una discriminación hacia ellas, sino la observancia fiel de una disposición que hay que atribuir a la sabiduría del Señor del universo.
La presencia y el papel de la mujer en la vida y en la misión de la Iglesia, si bien no están ligados al sacerdocio ministerial, son, no obstante, totalmente necesarios e insustituibles. Como ha sido puesto de relieve en la misma Declaración Inter insigniores, “la Santa Madre Iglesia hace votos por que las mujeres cristianas tomen plena conciencia de la grandeza de su misión: su papel es capital hoy en día, tanto para la renovación y humanización de la sociedad, como para descubrir de nuevo, por parte de los creyentes, el verdadero rostro de la Iglesia” (10). El Nuevo Testamento y toda la historia de la Iglesia muestran ampliamente la presencia de mujeres en la Iglesia, verdaderas discípulas y testigos de Cristo en la familia y en la profesión civil, así como en la consagración total al servicio de Dios y del Evangelio. “En efecto, la Iglesia defendiendo la dignidad de la mujer y su vocación ha mostrado honor y gratitud para aquellas que -fieles al Evangelio-, han participado en todo tiempo en la misión apostólica del Pueblo de Dios. Se trata de santas mártires, de vírgenes, de madres de familia, que valientemente han dado testimonio de su fe, y que educando a los propios hijos en el espíritu del Evangelio han transmitido la fe y la tradición de la Iglesia"(11).
Por otra parte, la estructura jerárquica de la Iglesia está ordenada totalmente a la santidad de los fieles. Por lo cual, recuerda la Declaración Inter insigniores : “el único carisma superior que debe ser apetecido es la caridad (cf. 1 Cor 12-13). Los más grandes en el Reino de los cielos no son los ministros, sino los santos” (12).
4. Si bien la doctrina sobre la ordenación sacerdotal, reservada sólo a los hombres, sea conservada por la Tradición constante y universal de la Iglesia, y sea enseñada firmemente por el Magisterio en los documentos más recientes, no obstante, en nuestro tiempo y en diversos lugares se la considera discutible, o incluso se atribuye un valor meramente disciplinar a la decisión de la Iglesia de no admitir a las mujeres a tal ordenación.
Por tanto, con el fin de alejar toda duda sobre una cuestión de gran importancia, que atañe a la misma constitución divina de la Iglesia, en virtud de mi ministerio de confirmar en la fe a los hermanos (cf. Lc 22,32), declaro que la Iglesia no tiene en modo alguno la facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres, y que este dictamen debe ser considerado como definitivo por todos los fieles de la Iglesia.
Mientras invoco sobre vosotros, venerables Hermanos, y sobre todo el pueblo cristiano la constante ayuda del Altísimo, imparto de corazón la Bendición Apostólica.
Vaticano, 22 de mayo, solemnidad de Pentecostés, del año 1994, decimosexto de pontificado.
NOTAS
(1) Cf. PABLO VI, Rescripto a la Carta del Arzobispo de Cantórbery, Revdmo. Dr. F.D. Coogan, sobre el ministerio sacerdotal de las mujeres, 30 noviembre 1975: AAS 68 (1976), 599-600: “Your Grace is of course well aware of the Catholic Church’s position on this question. She holds that it is not admissible to ordain women to the priesthood, for very fundamental reasons. These reasons include: the example recorded in the Sacred Scriptures of Christ choosing his Apostles only from men; the constant practice of the Church, which has imitated Christ in choosing only men; and her living teaching authority which has consistently held that the esclusion of women from the priesthood is in accordance with the God’s plan for his Church” (p. 599)
(2) Cf. CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Declaración Inter insigniores sobre la cuestión de la admisión de las mujeres al sacerdocio ministerial, 15 octubre 1976: AAS 69 (1977), 98-116.
(3) Ibíd., 100.
(4) PABLO VI, Alocución sobre “El papel de la mujer en el designio de la salvación", 30 enero 1977: Insegnamenti XV, (1977), 111. Cf. también JUAN PABLO II, Exhortación apostólica Christifideles laici, 30 diciembre 1988, 51: AAS 81 (1989), 393-521; Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1577.
(5) Carta apostólica Mulieris dignitatem (15 agosto 1988), 26: AAS 80 (1988), 1715.
(6) Cf. Const. dogm. sobre la Iglesia, Lumen gentium, 28; Decreto Presbyterorum Ordinis, 2b.
(7) Cf. 1 Tim 3,1-13; 2 Tim 1,6; Tit 1,5-9.
(8) Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1577.
(9) Cf. Const. dogm. sobre la Iglesia Lumen gentium, 20.
(10) CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Declaración Inter Insigniores, VI: AAS (1977), 115-116.
(11) JUAN PABLO II, Carta apostólica Mulieris dignitatem, 27: AAS 80 (1988), 1719.
(12) CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Declaración Inter insigniores, VI: AAS (1977), 115.
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Sobre el valor de la doctrina contenida en la Carta Apostólica Ordinatio Sacerdotalis
Después de la publicación de la Carta Apostólica Ordinatio sacerdotalis, algunos teólogos, diversos grupos de sacerdotes y religiosos, como también algunos ambientes y asociaciones del laicado católico han manifestado reacciones problemáticas o negativas en relación con dicho documento pontificio, poniendo en discusión el carácter definitivo de la doctrina sobre la inadmisibilidad de las mujeres al sacerdocio ministerial y la pertenencia de esa doctrina al depósito de la fe.
La Congregación para la Doctrina de la Fe ha considerado necesario disipar las dudas y reservas al respecto mediante el Responsum ad dubium, que el Santo Padre ha aprobado y ordenado su publicación y que es del siguiente tenor:
Respuesta a la pregunta acerca de la doctrina contenida en la Carta Apostólica “Ordinatio Sacerdotalis”
Preg.: Si la doctrina, según la cual la Iglesia no tiene facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres, propuesta en la Carta Apostólica Ordinatio Sacerdotalis como dictamen que debe considerarse definitivo, se ha de entender como perteneciente al depósito de la fe.
Resp.: Afirmativa.
Esta doctrina exige un asentamiento definitivo puesto que, basada en Palabra de Dios escrita y constantemente conservada y aplicada en la Tradición de la Iglesia desde el principio, ha sido propuesta infaliblemente por el Magisterio ordinario y universal (cf. Conc. Vaticano II, Const. dogm. Lumen gentium, 25, 2). Por consiguiente, en las presentes circunstancias, el Sumo Pontífice, al ejercer su ministerio de confirmar en la fe a los hermanos (cf. Lc 22,32) ha propuesto la misma doctrina con una declaración formal, afirmando explícitamente lo que siempre, en todas partes y por todos los fieles se debe mantener, en cuanto perteneciente al depósito de la fe.
El Sumo Pontífice Juan Pablo II, durante la Audiencia concedida al infrascripto Cardenal Prefecto, ha aprobado la presente Respuesta, decidida en la reunión ordinaria de esta Congregación, y ha ordenado su publicación.
Roma, en la sede de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el 28 de octubre de 1995.
+ Joseph Card. Ratzinger
Prefecto
+ Tarsicio Bertone
Arzobispo emérito de Vercelli
Secretario
15 comentarios
No va contra el derecho a la igualdad de las mujeres el hecho de que solo los varones sean sacerdotes:
http://www.vidasacerdotal.org/index.php/vocacion-sacerdotal/85-sacerdocio-femenino-o-sacerdocio-para-los-varones/368-la-negacion-del-sacerdocio-femenino-y-la-igualdad-de-derechos-y-de-dignidad-en-la-iglesia.html
Ein?
O sea que si los negros no pudiesen ser ordenados sacerdotes, ¿eso no iría contra la igualdad de razas?
En fin, lo que hay que leer...
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JM:
De hecho, en el texto que acabo de compartir el Papa Juan Pablo II lo explica muy claro:
"Por otra parte, el hecho de que María Santísima, Madre de Dios y Madre de la Iglesia, no recibiera la misión propia de los Apóstoles ni el sacerdocio ministerial, muestra claramente que la no admisión de las mujeres a la ordenación sacerdotal no puede significar una menor dignidad ni una discriminación hacia ellas, sino la observancia fiel de una disposición que hay que atribuir a la sabiduría del Señor del universo."
De hecho, ¿Cómo reconoce la Iglesia a la Virgen María?. Madre de Dios, Reina del Cielo, Reina de los apóstoles, Reina de los ángeles, Reina de los apóstoles, Reina de los patriarcas (solo Dios está sobre ella), y un largo etc. ¿Debemos sentirnos los hombres discriminados?
Esa persona también entiende – con ojos de FE – lo que es en realidad un sacramento. Y la ordenación de un sacerdote es uno de ellos – es un sacramento. Pero SOLO en la Iglesia de Cristo… solo donde la Fe ha sido protegida y dada sana y pura en su contenido. Y ellos – que han protegido el contenido de la Fe – saben igual que todo creyente – que no pueden ni tienen ellos el mandato de cambiar lo que Dios mismo ha instituido… en Su Casa. Siendo yo mujer – se del anhelo y deseo de tener un marido que te ayude y te da a entender todas tus creencias, vivir rectamente y bien… y eso a pesar de que como mujer tienes tu Camino propio junto a Jesucristo y donde El te forma y te enseña y mediante la Iglesia te muestre tu bien… porque fuimos creados tal…
En Cristo
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JM:
La Iglesia en toda su historia nunca ha cambiado una enseñanza presentada como definitiva, pero soñar no cuesta nada.
No, ese texto no aclara nada. Ese texto entra en una contradicción evidente, como si yo dijese que los negros no pueden ser presidentes de España y a continuación dijese que eso no menoscaba la igualdad de razas.
Ese texto lo único que dice es que si la mujer no fue "ordenada sacerdote" por Cristo, alguna razón poderosa debe haber, ya que Cristo lo sabe todo. Sin embargo, parece que Cristo se olvidó de explicarnos ese poderoso motivo, ya que nadie es capaz de explicarlo.
O se olvidó o, repito, es una contradicción evidente.
"De hecho, ¿Cómo reconoce la Iglesia a la Virgen María?. Madre de Dios, Reina del Cielo, Reina de los apóstoles, Reina de los ángeles, Reina de los apóstoles, Reina de los patriarcas (solo Dios está sobre ella), y un largo etc. ¿Debemos sentirnos los hombres discriminados?"
Que la Iglesia reconozca a UNA sola mujer (que ya no está viva, aún encima) como todo eso, no significa que no discrime al resto de las vivas.
Es como si yo declaro a un negro del siglo II como lo mejor del mundo, y luego no dejo a los negros ser presidente de un país.
Mi pregunta sigue en pie:
si los negros no pudiesen ser ordenados sacerdotes, ¿eso no iría contra la igualdad de razas?
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JM:
Lo mismo que le dije a otro comentarista se lo digo a usted: este post es para católicos que no están informados, para que sepan que en este tema la Iglesia se ha pronunciado e manera definitiva y la discusión ya está zanjada.
Por su forma de expresarse, usted no solo no parece católico sino nisiquiera cristiano, por tanto de nada sirve que le explique que para los católicos los hombres y las mujeres tenemos la misma dignidad, pero no somos "iguales", y Cristo fundador de la Iglesia y Dios mismo fue quien para el sacerdocio eligió solo hombres. Puede ser que a usted no le importe lo que enseña la Escritura, o como muchos protestantes crea que puede interpretarlo conforme a su gusto para aprobar cualquier cosa, pero en la Iglesia Católica las cosas no son así así no les guste.
Su ejemplo no podría ser más tonto, dado que no es equiparable la diferencia de razas con la diferencia de géneros.
Jesús cambió muchísimas cosas de la vieja ley -y dio a la mujer una dignidad desconocida en el mundo no sólo judío sino también pagano-, pero a la hora de instituir el nuevo sacerdocio eligió sólo a doce hombres. La Biblia es inequívoca: en la última cena estaba Jesús reunido con los doce (Mt. 26,20), y eso es suficientemente expresivo, porque los Evangelistas no se cortan a la hora de indicar que muchas mujeres acompañaban a Jesús en su ministerio, en su muerte y fue una mujer la primera testigo de su resurrección. Pero el "Haced esto en memoria mía" se lo indicó Jesús a los doce solos -por mucho que ciertos teólogos, contradiciendo la Escritura, como Pagola nos digan que la última cena fue una "cena de amigos y amigas"-.
Y Juan Pablo II cerró el tema. "Roma locuta, causa finita".
"Los críticos ven en ello una discriminación. Afirman que Jesús no llamó al sacerdocio a mujeres sólo porque, hace dos mil años, habría sido impensable.
Esto es un disparate, ya que en aquel entonces el mundo estaba lleno de sacerdotisas. Todas las religiones tenían sus sacerdotisas, y era mas bien asombroso que no las hubiera en la comunidad de Jesucristo, lo que, sin embargo, se encuentra a su vez en continuidad con la fe de Israel."
Saludos
¿alguien me puede explicar esto?
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JM:
Está muy pero muy mal informado. La Iglesia Católica no se ha unido a la Anglicana. Se han creado ordinariatos para que aquellos que quieran abrazar la fe católica puedan hacerlo, pero en dichos ordinariatos ni por asomo existe la posibilidad de tener mujeres sacerdotes, y en segundo, los anglicanos conversos son precisamente los que aborrecen las derivas progresistas del resto de anglicanos que aprueban el sacerdocio femenino, homsoexuales para el sacerdocio, etc.
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JM:
En Jesucristo hay una Persona de dos naturalezas (humana y divina). El género es masculino.
a) ¿Hay razones humanas para denegar el sacerdocio a las mujeres? No, no hay razones. Ellas gozan de la misma dignidad que los varones.
b) ¿La mujer tiene derecho a ser sacerdote? No, como tampoco los varones. Los sacerdotes son aquellos a quien el Señor designa, sean varones o mujeres, y no es un derecho.
b) Entonces ¿por qué la Iglesia no las acepta? Pues porque el Señor no las llama. Esta doctrina es definitiva.
c) ¿Esto es discriminación? No, no lo es. Lo sería si afectara a la dignidad de la muejer o a sus derechos. Pero no afecta a eso.
En ese artículo esto se explica con más detalle.
En la resurrección, Cristo se le aparece primero a María Magdalena.
9 Después de haber resucitado, muy temprano el primer día de la semana, Jesús se apareció primero a María Magdalena.
San Marcos 16, 9.
Más tarde a los apostoles.
14 Después Jesús se apareció a los once discípulos.
En Ninguna parte se incluye a María Magdalena como parte de los 11.
Habían muchas mujeres que ayudaban a Jesús pero se hace diferencia con los 12:
1 Poco después, Jesús comenzó a recorrer las ciudades y aldeas, proclamando y anunciando las buenas nuevas (el evangelio) del reino de Dios. Con El iban los DOCE discípulos, 2 y también ALGUNAS MUJERES que habían sido sanadas de espíritus malos y de enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios; 3 Juana, mujer de Chuza, mayordomo de Herodes (Antipas); Susana y MUCHAS OTRAS que de sus bienes personales contribuían al sostenimiento de ellos.
San Lucas 8, 1-3.
Hay una diferencia bien clara entre las mujeres que ayudan a Jesús y los doce apóstoles.
Entonces tenemos que hacer ciertas deducciones no muy feministas que digamos.
1. Las mujeres, al igual que los apóstoles, estuvieron con la misma ambicia de poder que éstos. Ellas también participaron en la discusión de "quién era el o la primera". Por supuesto que les importó un rábano el hecho de estar asistiendo a la institución de la Eucaristía y el Orden Sagrado.
2. Cuando Jesús dijo "uno de vosotros me va a entregar", es inadmisible que no hayan dicho esta boca es mía, por tanto manifestaron un total desinterés sobre la suerte y los sentimientos de Jesús. (Si en verdad hubieran estado ahí, Salomé y habría puesto los platos de sombrero a más de un apóstol y de seguro hasta agarraba a cachetadas a sus dos hijos Juan y Santiago. Y no quiero ni pensar lo que habría hecho la atravesada de Marta, que pantalones tenía la doña para atreverse a decirle a Jesús implícitamente: "¡Déjate de tanta cháchara y dile a mi hermana que venga a darme una mano, que Tú vienes aquí con toda tu gente y encima en la noche de seguro me cae Nicodemo de visita nocturna!!!" ¡Me parezco tanto a esta Marta !!!! )
3. En Getsemaní sólo caben dos alternativas:
a) Las mujeres fueron tan cobardes e... infieles como los apóstoles y se fueron corriendo ,dejando a solo a Jesús.
b) Las mujeres no estuvieron en Getsemaní porque se quedaron en el Cenáculo...lavando los platos.
Si a eso le agregamos que fue a Pedro y a Juan- no a Marta, ni a Salomé, ni a Perenceja- a quienes Jesús encomendó preparar la Pascua, y encima vemos que en Pentecostés todos preguntan "a los Once" y es Pedro quien toma la palabra- no María Magdalena, ni Juana, ni Susana", ¡entonces...!!!!!
PD. Conste que soy mujer. Me parece tonto y hasta blasfemo eso de discutirle a Cristo su libérrima Voluntad para llamar al Orden Sagrado a quienes le diera su divina gana de llamar. Los hombres jamás sabrán lo que es parir y nadie hace tanto lío. Verdad que sólo imaginar a Pagola con antojos , ya me quiere dar ataque de risa.
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