Que sea alto, rubio y listo como el que más
“¿Y cómo quiere usted que sea el próximo Papa?“. Esa es la pregunta preferida, al menos fija, de todos los periodistas cada vez que se les ha puesto por delante un cardenal en los últimos días. Y me temo que tendremos más ejemplos de aquí a que todos entre en el cónclave. Las respuestas, a decir verdad, no varían demasiado. Siempre hay matices. Unos purpurados destacan ciertos aspectos, y otros señalan determinadas características que creen necesarias. Ya solo falta que asome uno a decirnos que lo quiere alto, rubio y listo como el que más.
A mí este juego de declaraciones no me gusta nada. Los cardenales, faltaría más, tienen en mente lo que creen mejor para la Iglesia. Y es lógico que tengan su opinión sobre como ha de ser el próximo Papa. Pero eso lo deben de hablar entre ellos y no dar un espectáculo al mundo. Sobre todo dado el hecho de que los medios andan buscando un titular espectacular para llamar la atención. Que nadie dude que pronto sabremos qué tipo de Papa querían los purpurados. Bastará ver cuál es el perfil personal del elegido. Dado que son necesarios dos tercios para la elección, parece claro que sea quien sea, será lo que la gran mayoría quiere. Y la mayoría de los cardenales, no lo dudemos, lo que quiere es un Papa bien santo, que sea totalmente dócil al Cristo celestial, el único Pastor universal de la Iglesia. Que le represente fielmente ante el mundo. Sin ocultarlo, sin desfigurarlo en nada, sin resistir ni en lo mínimo la luz y la moción del Espíritu Santo.
Tampoco me ha hecho ninguna gracia que haya habido algunos que estén aprovechando la situación para lanzar las típicas propuestas políticamente correctas de cara a quedar bien con el “mundo". La más manida es la cuestión del celibato. Pero esto tiene la virtud de que si el grueso del colegio cardenalicio no está por la labor de revisar ese tema, ya saben a quién no tienen que votar. Ni a quienes lo hayan propuesto antes ni a quienes crean que es el candidato de ellos.
Dado que es inevitable que los medios se acerquen a los cardenales a hacer todo tipo de preguntas, lo ideal es que los que se animen a responder aprovechen la ocasión para dar un poco de catequesis sobre lo que es la Iglesia y su doctrina. Y si al periodista no le gusta la respuesta, que se busque a otro. Por ejemplo, nos interesa que la gente sepa bien lo que es el Papa, y cuál es la función del ministerio petrino, que quién puede ser el próximo Obispo de Roma. Sin ir más lejos, es necesario que todo el mundo entienda que el Papa es sobre todo el custodio de la fe, no alguien que pueda alterar, a su antojo, el contenido del depósito de la Revelación. La doctrina católica está claramente asentada en la Escritura y la Tradición, y ha sido propuesta por el Magisterio a lo largo de los últimos 20 siglos. Que nadie espere ninguna revolución en las enseñanzas sobre la salvación, la gracia, los sacramentos, la moral, etc.
La idea de que la Iglesia tiene que adaptar sus doctrinas al mundo es radicalmente contraria a la propia Revelación. Se puede buscar la manera de transmitir mejor el mensaje, pero este ha de ser, en esencia, el mismo de siempre. Y si eso implica, como algunos creen, que las iglesias se vacían y que la Iglesia tiene menos peso social, ¡qué se le va a hacer! Cuando empezó hace 2.000 años su peso era ínfimo. El valor de la Iglesia reside más en su fidelidad a Cristo y al evangelio que en el grado de popularidad que alcance en las encuestas. Más bien habrá que pensar que cuanto más se acomode la predicación de la Iglesia al pensamiento del mundo, más vacías se quedarán las iglesias. Lógicamente.
Por tanto, si me preguntan cuál sería mi deseo de cara a lo que pueden decir los cardenales de aquí al cónclave, lo tengo claro: que hablen poco y que aprovechen la ocasión para predicar el Evangelio.
Luis Fernando Pérez Bustamante
30 comentarios
Puestos a pedir, yo me conformaría con tres cosas: que sea santo, que sepa rodearse de colaboradores dignos de confianza, y (no menos importante)... ¡que los tenga bien puestos! (lo cortés no quita lo valiente).
En cualquier caso, se hará la voluntad de Dios.
Saludos
Lo que esta claro es que las reformas , sobre todo en la Curia,son necesarias, a ver como lo enfocan en las Congregaciones Generales.
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LF:
Cualquier reforma de la Curia es cosa del próximo Papa, no de los cardenales.
Es prácticamente imposible colar micros. Y si alguno lo hace, se puede encontrar con una excomunión bien hermosa encima de su mesa.
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LF:
Como poder, puedo ser Papa hasta yo. Pero no creo que dos tercios de los cardenales estén por hacer experimentos raros.
http://www.lapatriaenlinea.com/?t=no-se-descarta-que-un-boliviano-sea-sumo-pontifice¬a=136280
Es que se ven "tiernísimos" con su cara de adulto pidiendo pidiendo como niños sus regalos al Niño Dios.
Que mas da ciego, sordo, mudo, manco o cojo o con la cara quemada.
Estamos en la factoria del AMOR o en una multinacional financiera
Eso no basta, Luis Fernando; también tiene que tener dotes de gobierno. Benedicto XVI es un santo, pero el gobierno no ha sido su fuerte y así está la Curia como está.
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LF:
Tú lo que quieres no es que tenga dotes de gobierno sino que tenga un látigo en la mano y lo use. Pues bien, si Dios cree que eso es lo que hace falta, lo mismo lo tenemos.
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LF:
El cardenal Burke sería un magnífico Secretario de Estado.
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LF:
Un consejo. Deje de leer profecías raras:
http://infocatolica.com/blog/infories.php/1302280928-aleteia-ies-cierta-la-profeci
http://aveschile.tripod.com/polluelos.jpg
Un cordial saludo :D
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LF:
No hay ningún cardenal de esa edad.
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LF:
Sí, podría ser el kioskero de la esquina del Coso.
CIC:
332 § 1. El Romano Pontífice obtiene la potestad plena y suprema en la Iglesia mediante la elección legítima por él aceptada juntamente con la consagración episcopal. Por lo tanto, el elegido para el pontificado supremo que ya ostenta el carácter episcopal, obtiene esa potestad desde el momento mismo de su aceptación. Pero si el elegido carece del carácter episcopal, ha de ser ordenado Obispo inmediatamente.
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LF:
Pues nada, se me ordena obispo y tan feliz, :D
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