Se cumplió la voluntad de Dios

Y la voluntad ha sido que mi esposa, Lidia, no tenga cáncer. Podría haber sido lo contrario y lo habríamos aceptado igualmente, pero por el momento ha pasado de nosotros ese cáliz.

Lo que no va a pasar jamás es el agradecimiento que os tenemos a todos los que habéis rezado por nosotros, especialmente por ella. Sin esas oraciones nos habríamos venido abajo en algún momento de esta semana, que ha sido la más dura de nuestras vidas. La incertidumbre, el no saber si los nódulos que aparecían en una ecografía poco clara eran tumores o no, es una compañera muy poco recomendable. La fe y la gracia nos sostienen pero no nos impiden sufrir, clamar y hasta llorar.

No quiero alargarme demasiado en este post. Tiempo habrá de compartir alguna de las cosas que he aprendido en estos días. He pensado mucho en aquellos que se han tenido o se tienen que enfrentar cara a cara con esa terrible enfermedad. Sinceramente no sé cómo se puede sobrellevar sin la ayuda de Dios. Llevamos tanto tiempo viviendo en la fe que no nos cabe en la cabeza cómo podríamos vivir sin ella. Sencillamente, creo que no podríamos.

De nuevo gracias a todos. La Iglesia es verdaderamente un cuerpo en el que unos y otros nos ayudamos en momentos de necesidad. Esta vez vuestra ayuda ha sido fundamental. Dios os guarde y os bendiga.

Luis Fernando Pérez