¿Qué haría usted si a su hijo/hija de 12-13 años le enseñaran en clase a poner un preservativo?

Imagínese que es padre o madre de un par de gemelos, Sonia y Juan. Un día ambos llegan a casa y usted les pregunta qué tal les ha ido. Ambos se miran y fijan la mirada en el suelo, cosa poco habitual en ellos. Usted, obviamente, insiste en saber qué ha pasado. Entonces Juan o Sonia -tanto da que da lo mismo- le responde: “Hoy nos han dado una clase práctica de cómo poner un condón en un pene“. Usted, que estaba merendándose un bocadillo de queso manchego, sufre un ataque de tos mientras intenta decir “¡¡¿Quéeeeeeeeee??!!“. “Sí, papá” o “sí, mamá“, insiste la criatura, “usaron un pene de plástico para enseñarnos a colocar una gomita. Nos han dicho que así es como se evitan embarazos no deseados cuando se mantienen relaciones sexuales“.

Ante esa tesitura, usted reacciona de la siguiente manera:

1) Se alegra de que en el colegio le hayan enseñado eso a los niños. Así le evitan a usted la vergüenza de hacerlo.

2) Se alegra de que en el colegio le hayan enseñado eso a los niños. Pensaba hacerlo usted en breve.

3) No le gusta que en el colegio hayan enseñado eso a los niños, pero tampoco le da la mayor importancia.

4) Se indigna ante lo ocurrido y pide hablar inmediatamente con el director del colegio para que no se vuelva a repetir.

5) Se indigna ante lo ocurrido y va a comisaría a presentar una denuncia -le han quitado el derecho a que sus hijos sean educados conforme a sus valores-, además de escribir a todos los medios una carta explosiva.

6) Se indigna tanto que al día siguiente se acerca al colegio y le monta un escándalo al director o al profesor responsable de esa clase delante de todo el mundo.

Supongo que podría poner más respuestas, pero con esas vale. Mi voto estaría entre la 5 y la 6. Es posible incluso que hiciera las dos cosas, sin descartar también la 4.

Lo que sí tengo muy claro es que o la señora Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid, a la que están transferidas las competencias de educación, zanja de una vez para siempre con este tipo de indignidades, o la consideraré cómplice plena de las mismas. Estoy harto de que usen a los hijos de los españoles como cobayas humanas de una ingeniería social asquerosa, repugnante y contraria a la moral cristiana. Aunque claro, si los propios padres no toman medidas y no se enfrentan a este Estado totalitario que busca manipular la conciencia de los más pequeños, pues habrá que decirles aquello de “sarna con gusto, no pica". La lástima es que los sarnosos no son sólo esos padres, sino sus hijos.

Luis Fernando Pérez