(ECOS de la CAVERNA) Según ha podido saber este diario tras acudir a informantes generalmente insolventes, el Vaticano ha felicitado calurosamente a los sacerdotes alemanes que anunciaron que el día 10 de este mes de mayo bendecirían con toda solemnidad a parejas del mismo sexo. Esta felicitación se ha producido a pesar de que la Congregación para la Doctrina de la Fe declaró el pasado mes de marzo que la Iglesia “no puede bendecir el pecado” y, por lo tanto, las uniones del mismo sexo.

Al parecer, el autor de la felicitación ha sido el Prefecto de un dicasterio vaticano muy poco conocido, denominado en latín Congregatio De Extirpanda Haeresi, que, según el propio dicasterio, se traduce como Congregación para el Diálogo Amistoso con los Hermanos que tienen Otros Enfoques Teológicos Alternativos. El Prefecto, Mons. Susváis Anterar, de nacionalidad srilankesa, en declaraciones a ECOS de la CAVERNA, declaró que se “alegraba profundamente” del anuncio de los sacerdotes alemanes que planeaban “bendecir lo imbendecible”, porque dejaba “las cosas claras de una vez”.

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(ECOS de la CAVERNA) El portavoz vaticano para días de fiesta, Monseñor Presto Lamborghini, ha sorprendido esta mañana a los periodistas reunidos en rueda de prensa al comunicarles una noticia completamente inesperada.

Mons. Lamborghini ha anunciado que se había descubierto en un cajón la respuesta del Papa a los dubia presentados por cuatro cardenales sobre Amoris Laetitia. Parece ser que el Papa Francisco contestó el día después de recibirlos, pero a alguien se le olvidó echar la carta al correo y, debido a las muchas ocupaciones vaticanas, los viajes papales, China, la Pachamama y todo eso, nadie se dio cuenta hasta hoy.

Según el portavoz, tras una reunión de urgencia de la Curia romana, se ha decidido echar la culpa achacar la responsabilidad de este descuido al cardenal Ottaviani, que era muy carca y, además, tiene la ventaja de haber fallecido hace cuarenta años y no poder defenderse.

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(ECOS de la CAVERNA) La noticia del fallecimiento de la Juez del Tribunal Supremo norteamericano Ruth Bader Ginsburg sacudió ayer a los Estados Unidos. Su muerte ha sido lamentada por los medios progresistas del país, conscientes de que será difícil encontrar a alguien que, como ella, se ponga siempre infaliblemente de parte de las posiciones más progresistas, inmorales y contrarias a la dignidad humana, como el aborto. “¡Es una tragedia!”, gritaba el periódico New York Thames, en un editorial desconsolado.

Sin embargo, la Asociación de Fans de Ruth Bader Ginsburg, la única asociación autorizada oficialmente para interpretar los acontecimientos de forma genuinamente ruthbaderginsburgista, no está de acuerdo. “Lo único que ha sucedido es que un puñado de células ha muerto”, declaró la Sra. Childless Prodeath, Presidenta de la Asociación. “No pasa nada. ¿Desde cuándo nos hemos preocupado por la muerte de un puñado de células? Gritad conmigo, hermanas: ¡toda muerte de un puñado de células es una victoria para la causa feminista!”.

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(ECOS de la CAVERNA) Como dice la Escritura (o el Osservattore Romano) en algún sitio, la Iglesia tiene que ser una Iglesia joven y a la última, y los obispos de España están decididos a conseguirlo de una forma u otra. En la tarde de ayer, un grupo de prelados españoles, después de haber publicado un breve mensaje sobre la Jornada Mundial de oración por el Cuidado de la Creación con doscientas veintisiete citas y media de la encíclica Laudato Si, decidieron que eso solo no bastaba.

—¡Nosotros también tenemos que convertirnos ecológicamente! —exclamó Mons. Trepa, obispo de Torrejón de Ardoz.

—¡Sí, sí! —respondieron otros muchos prelados, mirando de reojo y sonriendo forzadamente, por si a alguien le parecía que no eran lo suficientemente entusiastas.

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(ECOS de la CAVERNA) Según ha podido saber este periódico a través de fuentes generalmente imaginarias, ya se ha escogido un destino para los muchachos del seminario de San Rafael, que deberá cerrarse próximamente.

Como sabrán los lectores, el obispo de la diócesis argentina de San Rafael decidió recientemente clausurar su seminario y trasladar a los seminaristas. Hay que reconocer que hacía muchos años que era necesario cerrarlo, ya que se trataba de uno de los pocos seminarios pasables de la Argentina y tenía vocaciones relativamente abundantes, lo que resultaba ofensivo para otros obispos, cuyos seminarios, por decirlo de alguna manera, no eran tan afortunados. El tradicional lema de los padres de la Iglesia, “ante todo libertad, igualdad y fraternidad”, exigía poner fin cuanto antes a esta situación discriminatoria.

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