Estereotipos, Villanos y Cintas de Vídeo
Ya desde los tiempos en que el Génesis nos anunció que Caín mató a Abel, al ser humano se nos ha recordado no sólo que hay buenos y malos, sino quiénes son los buenos y quiénes los villanos.
David y Goliat, los tres mosqueteros y Richelieu, Batman y Joker, las hadas madrinas y las madrastras enamoradas de un espejo, a lo largo de los siglos multitud infinita de honestos y corruptos nos han ido señalando de qué lado deben estar nuestras simpatías. A veces, la memoria sólo alcanza para recordar a monstruos como Hannibal Lecter o Freddy Krueger, Hitler o Stalin.
La Industria cinematográfica se ha encargado de decirnos en quién debemos enfocar nuestras filias o a quién dirigir nuestras fobias. Es así como han surgido los estereotipos en el cine. Estos arquetipos vienen a imponernos a quién amar y a quién odiar. El lenguaje del celuloide simplifica lo complicado y a través de personajes o de historias nos cuelan la ideología con que el director quiere que traguemos.