«El País» no se cansa de manipular dando patadas contra el aguijón
El diario gubernamental «El País» vuelve a la carga con su ataque a la Iglesia Católica. Amedrentado por el caso Bollycao ya no publica historias de supuestos abusos sexuales en el ámbito religioso. Será porque no confía en que sus historias estén suficientemente contrastadas. Les retamos a que lo sigan haciendo si tan seguros están de sus métodos de verificación.
Y como lo que les mueve no es precisamente ayudar a los católicos a depurar responsabilidades y manchas de su madre la Iglesia, intentan dar la vuelta al relato con el fin de denostarla de otro modo. Y atacan impunemente a Josetxo Vera, el jefe de prensa de la Conferencia Episcopal, por lo que ellos consideran una manipulación de la contabilidad de los casos de abusos. Hablan de un «corta y pega» desde el departamento de comunicación de la Iglesia, y sin el menor recato no reconocen su copy paste y no contraste de algunos de los casos publicados por este diario anticlerical.
En un sorprendente giro de guión pretenden de nuevo liderar un relato engañoso, en el que la Iglesia es la culpable de falta de transparencia cuando ellos todavía no han explicado los motivos por los que publicaron casos fake de abusos en sus páginas. Todavía la opinión pública está esperando que Pepa Bueno, Íñigo Domínguez y Julio Núñez pidan disculpas y den explicaciones sobre sus métodos de «investigación» de los casos de abusos que han publicado.
No podemos olvidar la verdad de las cosas por mucho que los enemigos de la Iglesia quieran cambiar el relato. Recordemos que El País inició una campaña infame para sacar tajada de los abusos sexuales perpetrados por algunos eclesiásticos. No sabemos si su deseo es que fueran más, para así conseguir aumentar sus ventas, visitas y páginas leídas.
Pero el caso es que el grupo de verificación del Colectivo Sergio Gámez les coló al menos un caso falso, del que todavía no hemos recibido explicaciones por parte de los redactores o del medio de comunicación. Lo que parece cierto es que no contrastaban suficientemente los casos de abusos que publicaban. Y ahora, como no se atreven a publicar más casos por si saliera algún que otro nuevo fake, intentan cambiar el relato contando que la Conferencia Episcopal manipula.
Lo que sí ha quedado acreditado son las artes manipuladoras de este diario anticlerical que sigue viviendo gracias a algunos negocios que la propia Iglesia, sin darse cuenta, les está proporcionando.
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