5.03.14

(31) Otra vez, epidemia teológica: Grün y el misterio de la Redención (II)

Grunafiche
El fenómeno de la Nueva Era, juntamente con otros nuevos movimientos religiosos, es uno de los desafíos más urgentes de la fe cristiana. Se trata de un desafío religioso y, al mismo tiempo, cultural: la Nueva Era propone teorías y doctrinas sobre Dios, sobre el hombre y sobre el mundo incompatibles con la fe cristiana. Además, la Nueva Era es síntoma de una cultura en profunda crisis y, a la vez, una respuesta equivocada a esta situación de crisis cultural: a sus inquietudes e interrogantes, a sus aspiraciones y esperanzas” (Card. Paul Paupard, Religiones y sectas en el mundo, 6, 1996, p. 7).
En la primera parte de este análisis hemos tratado de presentar un marco de la doctrina de Don Anselmo a la luz de sus principales fuentes, en lo que hay sobrado fundamento para afirmar que se inscribe en el movimiento de la New Age, ante el cual la Iglesia ha llamado la atención sobre su incompatibilidad con la fe revelada. Ahora bien, tratándose de un predicador de quien el público a menudo acude por una “espiritualidad católica”, la confusión que causa es bastante considerable, por lo que parece merecer un análisis más o menos extenso, en el que apelamos a la paciencia del lector.

Cabe preguntarnos entonces: ¿cuál sería el termómetro principal, el “eje temático” en que debería basarse el fiel incauto para saber que no está frente a un impostor que le venderá “gato por liebre”?

Debería considerar, antes que nada, lo que profesa el orador/escritor acerca del Misterio de la Redención, que al fin y al cabo, funda toda nuestra fe.

Podrían creer algunos, que aún pese a las fuentes de las que abreva, su “olfato católico” y una gracia especialísima lo hubiesen preservado de grandes errores en cuanto a la fe que suponemos profesan todavía algunos benedictinos. Pero sin embargo, nos encontramos con que para Grün la verdad no está en el Credo que profesamos los católicos.

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28.02.14

(30) Otra vez, epidemia teológica en Argentina -vacuna y casco para las doctrinas anticatólicas de Anselmo Grün- (I)

“Si éstos callan, gritarán las piedras” (Lc 19,40).
GrunArg Figurémonos una Academia de Gastronomía, y frente a ella, una notoria Panadería. Y resulta que en los recipientes de “polvo para hornear”, esa pobre (?) gente coloca veneno para ratas, pero con un envoltorio más atractivo y elegante que todos los demás. ¿Qué les parece la “travesura”?… ¿Qué debe hacer una autoridad sanitaria frente al hecho? ¿Y qué actitud cabe a quienes han visto los efectos de intoxicación de sus familiares o amigos, ante la desidia corriente para corregir la cosa? Por mi parte pienso que no cabe jamás la resignación ante la pasividad generalizada en una epidemia, sino la acción diligente y enérgica para que se proteja cuidadosamente la “salud de la población”.

¿Y si este mismo ejemplo lo trasladamos a la esfera espiritual…?

¿Y si alguno cree que es más importante la salud del alma que la del cuerpo, dando crédito sincero a la Palabra de Dios, que nos pide temer más a los que matan el alma que a los que matan el cuerpo(Mt.10,28)?.

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17.02.14

(29)...Batallando como ovejas, palomas y serpientes

estampida Un comentarista del post anterior, señalaba “¿cómo les hacemos ver a nuestros hermanos bautizados que estamos en un combate con el Mundo (ONU incluida)?”

Esta es una inquietud que se presenta hoy a más de un fiel que empieza a comprender la seriedad de la cosa, y que sigue rodeado de una multitud que prefiere mirar para otro lado y quiere hacernos creer que estamos locos, que no hay motivo de alarma. Y sí…convengamos que no es muy alentador mirar con estupor la llegada de una estampida de elefantes a la sala llena de cristales, señalarla, y comprobar que algunos, en vez de defenderse de ello, buscan rápidamente un chaleco de fuerza para nosotros, diciendo “¿Qué elefante? No…¡si es un pajarito!”.

Efectivamente, hay todavía a nuestro alrededor una gran cantidad de cristianos que se resisten firmemente a creer en la oposición frontal entre muchas máximas y “dogmas” del mundo contemporáneo, y los principios evangélicos. Y esto entraña un grave peligro ante el que hay que prevenirse.

En ese peligro vemos caer a veces a algunos católicos muy “lúcidos” (¿lo son realmente?), de creer que frente a tamaña invasión de basura de todo tipo -moral, educativa, estética, pseudoreligiosa- que nos rodea con el sello inconfundible de la mentira, ya casi no hay lugar para que se ventile francamente la verdad, sin que sea de inmediato pisoteada o escarnecida. Se piensa entonces que sólo queda sentarse a esperar el regreso de Nuestro Señor, atrincherándose lo mejor posible en “guettos” para no contaminarse, mirando por la ventana cómo se pudre el prójimo, arrastrado por la corriente.

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12.02.14

(28) La ONU y la guerra por la Palabra

Cuando en el otoño de 1870 llegan los prusianos muy cerca de Nevers, Bernardette sólo dice: “Yo temo únicamente a los malos católicos” (R. Laurentin, “Vida de Bernardette”, Herder, p.180)

onu El católico no puede ser cronolátrico, sino litúrgico. Al fin y al cabo, toda fecha está escrita en la eternidad, y de ella recibe sus resonancias más significativas. Por eso habría que ver qué relaciones misteriosas se tejen Allí entre la fiesta de Ntra. Sra. de Lourdes, que hoy celebramos, y la sesión plenaria que hoy dedicó la Asamblea Nacional de la ONU para celebrar el 20ª aniversario del Año Internacional de la Familia, en donde se examinaría el papel de las políticas sobre la familia desde el 2015.

Con el informe de días atrás elaborado por la Comisión de Derechos del Niño, pidiendo a la Iglesia un cambio en su doctrina moral más elemental, no podemos pensar que se detengan en su ofensiva anticristiana.

Estamos, pues, en pie de guerra completamente desembozada ya, según parece. Pero cuando empiezan los “bombardeos”, a muchos distraídos que aún no se han dado por enterados de la situación, no les queda más remedio que ponerse el casco y tomar las armas, correr a los refugios seguros…o quizá también, lamentablemente, pasarse al bando enemigo para obtener alguna tranquilidad espuria.

De alguna manera, pues, esta divisoria de aguas cada vez más profunda va sirviendo para despabilar a más de uno, y por otra parte, saber quiénes son los camaradas.

Será la hora de las grandes paradojas…porque no faltarán en estos tiempos algunos bautizados que –ya por incomprensión, sin culpa alguna, ya sea por franca apostasía, serán arrastrados por las olas del mar embravecido que es el Mundo, corifeos de las mentiras de los “sabios”, sirviendo a la confusión general, como necios.

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4.02.14

(27) Leonardo Boff y la Iglesia docente

boffyhuonder La tradicional distinción entre Iglesia docente y discente era bastante clara, aunque haya caído en desuso. Sin entrar en sutilezas, digamos que la misión docente que compete especialmente a los obispos, llamada por eso magisterial, “está ligada al carácter definitivo de la Alianza instaurada por Dios en Cristo con su Pueblo; debe protegerlo de las desviaciones y de los fallos, y garantizarle la posibilidad objetiva de profesar sin error la fe auténtica. El oficio pastoral del Magisterio está dirigido, así, a velar para que el Pueblo de Dios permanezca en la verdad que libera.” (Catecismo de la Iglesia Católica, n.888).

En numerosas ocasiones, sin embargo, hemos oído que tal o cual verdad no se proclama con suficiente firmeza aduciendo razones presuntamente “pastorales”, y esta misma palabrita mágica exime muy frecuentemente de las tareas elementales de la enseñanza, como son la corrección y aún la amonestación de los errores. Más de una vez he oído que tal o cual obispo, ante la difusión de enormes barbaridades o abusos en algún colegio católico, “tiene asuntos mucho más graves y urgentes” que atender, y entonces me pregunto si sería lícito que una madre deje de alimentar a sus hijos arguyendo que hay cosas más urgentes en la casa…hasta que un buen día un médico le diga que sus niños están sufriendo una desnutrición grave.

Perdón, pero no me convence el argumento pasteral (léase pastelero). No me convence sobre todo cuando uno ve que en ausencia de la comida que debe dar la madre, llega una vecina loca y le da a los hijos hambrientos, por la ventana, comida para perros, o incluso insecticida.

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3.02.14

(26) La luz de la Candelaria

Presentación en el Templo

En el templo entra María
más que nunca, pura y blanca
luces del mármol arranca,
reflejos al oro envía.
Va el Cordero entre la nieve,
la Virgen nevando al Niño,
nevando a puro cariño
este blanco vellón leve.

Las dos tórtolas que ofrece
ya vuelan y ya se posan.
Ana y Simeón rebosan
gozo del tiempo qeu crece,
que estalla, que está. No hubo
quien viendo al blanco alhelí
dijera -por tí, por mí-
que al hielo esta noche estuvo.

La Pureza -oh maravilla-
quiere tornarse aún más pura.
Y Jesús de su blancura
le baña frente y mejilla.

…………………………

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25.01.14

(25) ¡Yo quiero un avión!

 f.gordilloavioncito

Hace unos días, en un parque cerca de mi casa, había un señor realizando viajecitos en aeroplano a un módico precio, y yo me sentí muy tentada de subir a uno de ellos a dar un paseo. Desde allá arriba, los árboles iban lentamente desdibujándose hasta parecer un minúsculo punto, y ni qué decir de las personas y los automóviles. Todo lo que desde aquí se ve grande, desde la altura se ve muuuuuucho más pequeño, y uno toma conciencia del “plano” general de las cosas…

Pero al volver del paseo, pensé que sería maravilloso poder conducir yo misma un avión, y me topé con la horrible respuesta del señor administrador, que me dijo que no podía, que era necesario tener permiso para eso, que había que hacer un curso de piloto, y qué se yo qué otras cosas, porque además, ¡el avión no era de mi propiedad!. ¿Les parece justo? Sé que hay gente que acomoda sus horarios y hasta su propia vida a “eso”, pero yo no tengo intención de hacerlo. Yo no estoy de acuerdo; a mí me gustaría manejar el avión yo sola, cuando se me dé la real gana -los días de sol, por ejemplo-, y me parece un completo desprecio a mi buena intención el que no me lo permitan. Me gusta y lo tomo; quiero y lo hago; así de simple. ¿No sería así más bella la vida y todos más felices?

¿Por qué hay que poner condiciones para todo, si “la libertad es libre”?¿Por qué tanta vuelta para un buen momento de alegría? Me siento discriminada, ofendida y agraviada. Ese señor, con un buen coro de gente aburrida y muy estructurada, ha osado decirme que soy imprudente y atrevida, que puedo estrellarme, que mi vida correría peligro, y que en lugar de ver los coloridos paisajes que ví desde lo alto, podría terminar sin ver nada de nada, con un accidente fatal. ¡Pero qué egoístas y de estrechas miras!

Entonces pensé en juntar firmas; tienen que reconocer mi derecho. Es más: voy a invitar a amigos a subir cuando yo conduzca, para que desde ya, me ayuden a hacer presión. Y llamaremos a los medios, por supuesto…¡Qué lindo, qué lindo será llenar el cielo de avioncitos de colores, dando rienda suelta a nuestros inmaculados deseos!…¡Registros libres de vuelo para todo el mundo!¡Grandes y chicos, ciegos, sordos y mudos, y hasta parapléjicos, que vean reconocido su derecho a poder conducir aviones, y llevar pasajeros!¡Porque al fin y al cabo, todo es cuestión de amor y comprensión!¿Qué más me puede dar un “certificado” en una ventanilla?…

Si ustedes creen que esto puede sonar a capricho infantil, absurdo, impertinente, imprudente e inconsciente, me iré a Suiza. Allí estoy segura de que alguien me comprenderá, como alguna vez lo hicieron los “poetas” de Francia, en un bonito mes de mayo

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Aviso para lectores desprevenidos: este artículo es completamente irónico, y de paso puede servir como “test” de sano juicio, pues aunque parezca mentira, hay adultos que no se han dado cuenta de que existe algo llamado límite; creen que toda pretensión debe ser atendida, por alta que sea, sin poner condiciones de ningún tipo. Si esto no se asume como presupuesto, la vida de fe se hace básicamente incomprensible: ¿cómo vamos a obedecer a Alguien si ni siquiera podemos concebir, en la práctica, que hay algo superior a nuestro propio yo?.

Así hay gente que, en su frondosa y enfermiza imaginación, cree que sobre todo los sacramentos, deben ser “irrestrictos”, pues el vocablo “sagrado", para ellos, ha pasado a ser un término en lengua sogdiana (*). Y lamentablemente, este virus se está colando seriamente “intramuros", ¡Señor, ven a fumigar tu Casa!

Y esto no es ya cuestión de Derecho Canónico, sino de un elemental sentido común: sabemos que éste está muy enfermo en estos tiempos, pero no podemos resignarnos a que muera. La resignación amargada siempre me ha olido a azufre.

(*)Lengua muerta iraní, hablada en Sogdiana, en el valle del río Zarafshan, en lo que hoy en día es Tayikistán y Uzbekistán.