“Guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía. Mas nada hay tan oculto que no se haya de manifestar, ni tan secreto que al fin no se sepa. “. (Lc.12, 1)
Aunque ya se ha difundido en otros sitios, no nos parece ocioso ni tardío referirnos a la Misa celebrada por Mons. Oscar Miñarro (obispo de la diócesis argentina de Merlo-Moreno, responsable de la Pastoral de Juventud Nacional y de quien ya nos ocupamos en otro post) en el marco de la última JMJ, en la PLAYA (parece que a la hora de elegir las periferias, ésta goza de cierta preferencia, por sus mayores posibilidades de “vestir al desnudo”…).
Aunque nos gustaría mucho más abordar varios temas “positivos", lo hacemos pensando en la extrema confusión que hoy padecen muchísimos hermanos nuestros sinceramente y de buena fe, que nos tachan de preconciliares, cismáticos, cerrados, y que andan como mareados, sin saber si sus brújulas se han vuelto locas o si le han dado la vuelta las coordenadas. En atención a ellos, que los hay y nos consta, preferimos citar a la propia Iglesia, que no depende de nuestros gustos particulares, sean de laico o consagrado.
La publicación de estas imágenes no responde a un afán de sensacionalismo, sino a la reflexión del centro mismo de nuestra fe, porque aunque parezca mentira, aún hay fieles que no saben que hay lobos con ropaje de pastores esquilmando a las ovejas y agraviando el tesoro más preciado de la Iglesia. Este tesoro no les pertenece para manipular a su antojo, sino que su custodia les ha sido confiada como a servidores.
Y la reparación es necesaria, sí, pero también saber quién es quién, para no torcer el rumbo. Y no se puede saber quién es quien, si además del anuncio callamos las denuncias, a tiempo y a destiempo.
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