8.01.15

(63) ¿Todos los cardenales y obispos de la Iglesia son católicos?

Una de las primeras tareas que realizan los misioneros en los nuevos destinos, imagino que debe ser el aprender el idioma, porque ¿para qué evangelizar, si no es para incorporar nuevas almas a la unidad de la familia católica? ¿Y cómo acercarnos unos a otros, si no nos podemos comprender? Paralelamente, uno de los principales oficios misioneros es enseñar el “idioma católico”, es decir, la fe. ¿Hasta aquí de acuerdo?

Bien; la pregunta es ahora: ¿puede haber unidad verdadera sin compartir algún tipo de “idioma común” a través del cual se comuniquen y asocien los corazones?rebañoinv

No; no hablaré del latín, enristrad las lanzas o cerrad los paraguas, que “los tiros” no vienen por ahí, y ni siquiera hay tiros, sino sinceras preguntas, que buscan misericordiosas respuestas.

Me determino a exponer algunas inquietudes, porque sigo creyendo a pie juntillas (otro año más, por gracia de Dios) que somos hijos de la Luz, y que la luz rompe las tinieblas: no se “une” a ellas (puede ser que la Luz sea un poco intolerante…). 

La cuestión es, entonces: ¿qué sentido tiene hablar de unidad si se renuncia al factor que la procura? ¿Qué valor tiene la unidad, si no es para un fin en común? ¿Significa lo mismo unidad que rejunte? Nuestro Señor dice “Padre, que sean uno, como Tú y Yo somos Uno…”, y ese “como” tiene un valor modal y condicional: que no sean uno “a costa de cualquier cosa”, “de  cualquier manera”, sino “bajo condición de ser” como las Personas Divinas. ¿Cómo se unen el Padre y el Hijo? En el Espíritu Santo, que es Espíritu de Verdad. Se trata, pues, de la Caridad en la Verdad, no de un “pegoteo” con chicle.

¿Por qué no puede concebirse la unidad de Dios con los espíritus infernales? ¿Por qué, si Nuestra Señora es Reina de la Paz, sigue aplastando a la Serpiente?

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5.01.15

(62) Epifanía es fidelidad a la Verdad

epifaniaHay lecturas acerca de este grandioso misterio que dejan escapar toda su hondura apelando a una simbología bastante elemental. Por eso, hace un año esbozábamos algunas notas que según San León Magno (Cf. Sáenz, A.: San León Magno y los misterios de Cristo, Paraná, ed. Mikael, 1984) expresaban la riqueza de la fiesta de Epifanía, en cuya víspera estamos.  ¿Por qué dejar escapar su resplandor, relegándolo casi a mera celebración “infantil”, cuando hay tanto para meditar sobre él?  

Quisiera retomar entonces unos puntos en este Año especialmente dedicado a la Vida Consagrada. Porque además de mirar el valor de ésta en sí misma, hay que decir que los consagrados -tanto de vida activa como contemplativa- son apóstoles privilegiados, como lo fueron los Magos; sal y luz del mundo -que sin Dios es insípido y se sume en las tinieblas del error y el pecado-. Mundo que los repudia cada día más, y sin embargo, trata de seducirlos también para que la sal pierda su sabor

 

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29.12.14

(61) Cristo, ¿vuelve o no vuelve?

Si una palabra suena y resuena en estos días entre brindis y saludos navideños, es la Esperanza.

ParusiagrA mí siempre me ha seducido especialmente, y creo que tal vez es como la “Cenicienta” de las Teologales, pues siempre hay quienes velan celosos por los abusos contra la Fe y la Caridad, pero en lo que se refiere a la Esperanza,  mientras unos gustan de falsificarla, otros la descuidan gravemente (olvidando que la desesperación es el aguijón inconfundible del desbarranco de Judas, inclusive más que la traición…).

Porque contra las virtudes podemos pecar por exceso o por defecto, y muchos que pregonan la esperanza por los caminos, saltando alegremente como arlequines (“Un nuevo sol, se levanta…”), quizá pecan por exceso, cayendo en ilusión o tontería, y eso no es esperanza sino su caricatura.  Son los de esa pandilla que se atreve a reemplazar al Cristo Crucificado de los altares por uno “Resucitado” que parece que está por saltar de un trampolín, creyendo que la esperanza viene a abolir la cruz, y entonces comprobamos que “están mirando el canal equivocado” o se les ha caído la brújula por algún lado…

Y  cuando se pierde la brújula, lógicamente, uno trata de orientarse como puede, pero a veces se pierde cada vez más, y lo mejor sería volver al sitio donde se ha comenzado la marcha.

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23.12.14

(60) Dime cómo celebras....y te diré qué crees.

¿Pero qué celebramos en Navidad?falsanavidad

Parecería una pregunta ociosa, pero sin embargo no lo es. Es penoso admitirlo, pero hay un torbellino en estos días como de manicomio en llamas, mirando hacia las Fiestas, pero la verdad es que aunque por todos lados se pregone la paz, unidad, felicidad y amistad eterna, tal vez las fiestas navideñas manifiesten más que ninguna otra fecha la actualidad de la “antipática” profecía de Simeón: “Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción..”(Lc.2,34).

Porque la cuestión es que con o sin arbolito (aclaro que no me pliego a la “cruzada contra el árbol”, siempre y cuando éste sea un mero adorno secundario y no usurpe el lugar al Pesebre, que es el Signo esencial…) , con o sin familia alrededor de una mesa, con o sin pan dulce, con o sin lucecitas, ese Niño es el centro, el protagonista…o toda la parafernalia es un absurdo filantrópico. Y la verdad es que ser “mártir por el arbolito con globos” parecería hasta ridículo. Pero el Niño sí merece mártires, es decir Testigos.

Y sin embargo, oímos por allí a más de un buen católico que argumenta tranquilamente que “lo importante en esta fecha es tener una excusa para reunirnos, reconciliarnos, y expresarnos buenos deseos al festejar!”…

-¿Festejar QUÉ?    - Un nuevo año, proyectos, esperanzas…

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13.12.14

(59) La "Misa criolla" y el Cambalache

Sin duda los tiempos cambian, y quizá el gorro de panadero del s.XIII haya debido variar un poco en relación al del chef del s. XXI….pero lo que no me imagino es que alguien pueda ver con buenos ojos a un cocinero que se peina sobre la comida, o a un cirujano que no se lava las manos. Porque hay cosas propias y otras que no lo son, y por eso se llaman impropias.

PSosaMisacriollavatYa sabemos que muchos nos dirán que somos estructurados, que lo importante es la intención, que no seamos fariseos, porque al fin y al cabo…bueno, admitámoslo: ¡somos ángeles purísimos y todo lo que tenga relación con las formas no nos toca ni de lejos!. Las formas -sean éstas jurídicas, sociales, litúrgicas- son una deplorable pieza de museo, de gente muy dura, muy mala y sobre todo, con el alma llena de telarañas, que no merecen ni una pastillita de misericordina. Sólo los buenos -y los pobres, por supuesto- son capaces de comprender los ribetes místicos  que hay en celebrar la Misa con el trapo multicolor de la “diversidad” (*), tras una cantante popularizada en la protesta revolucionaria, la provocación y el erotismo.

Por supuesto que los colores no son por el arco iris, ni por la Guadalupana, no. No se vaya a creer que no hay coherencia; simplemente se trata de “otra coherencia”, otro Código (como los que acaba de promulgar la “buena gente” que dice gobernar la Argentina)… Así lo demuestra este video en que la cantante participa en un “recital de vigilia” (sic) por la sanción de la ley de homomonio en Argentina, o su participación en el “casamiento” de otros famosos homosexuales. Es decir, la presencia de Patricia Sosa en esta oportunidad no es la de una personalidad “neutra” en materia religiosa ni moral, sino que tiene un rol bien definido en temas particularmente sensibles a la comunidad católica, en medio del pacífico y auspicioso Sínodo de las Familias que transitamos. Creemos que  la superposición de este tipo de “detalles” en el día de la Emperatriz de América, patrona de la causa provida y profamilia, no es un dato menor, y es sensato advertirlo.

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27.11.14

(58) Invitación a conferencia de Mons. Sanahuja en Buenos Aires

Pensaba titular el post  “A los lectores de Buenos Aires”, pero me resultaba un tanto extraño, y demasiado selectivo… así que opto simplemente por dejarlo así. 

Dado que Mons. Sanahuja es también bloggero de Infocatolica, creímos que sería oportuno avisar a quienes además de leerlo, quieran escucharlo, lo cual siempre es buena oportunidad para contemplar la realidad presente -y acuciante- a la luz de la fe de la Iglesia. 

A quienes no puedan venir, les pido nos acompañen con sus oraciones por el buen fruto de esta tarde, y a quienes no se han enterado aún por otro medio les animo a acompañarnos, y serán muy bienvenidos.

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Teniendo en cuenta que como ha dicho recientemente el Card. Burke, “estamos inmersos en una gran lucha, que golpea el mismo corazón de la Iglesia”, creemos necesario usar todos los medios a nuestro alcance para ayudar a clarificar la confusión en que nadan muchos hermanos nuestros últimamente, porque mientras sotto voce se van ensanchando mangas eclesiales para que pase más de un camión, la gran mayoría de los fieles no termina de encontrar la brújula, y no todos cuentan con un buen párroco que les decodifique el nuevo Tetrálogo descafeinado (no discriminar, no juzgar, no razonar, no reaccionar…). Así que si tienen algún conocido “desorientado", también serviremos café. Hay que despertarse.

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Informe de la visita de Mons. Sanahuja a Montevideo este mes, invitado por el Centro Cultural Católico “Fe y Razón”

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Infocatólica agradecerá vuestra generosa colaboración; le sugerimos cómo hacerlo..

14.11.14

(57) La inquietud y las armas

“Revestíos de las armas de Dios,

para poder resistir las insidias del enemigo”

(San Pablo a los Efesios 6, 11)

En estos tiempos en que vemos que más de la mitad del mundo parecería haber decidido empezar a caminar con la cabeza, es difícil mantener la calma y hacer como si no pasara nada. Y sin embargo, lo difícil nunca debe amilanarnos, sabiendo que nunca nos faltará la gracia de Dios para enfrentarlo.

Por eso, para consuelo y edificación de algunos de nuestros lectores, comparto este aire suave que son las líneas siempre oportunas de San Francisco de Sales:

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SFcode Salesvitral“La  inquietud no es una simple tentación, sino una fuente  de la cual y por la cual vienen muchas tentaciones: diremos,  pues, algo acerca de ella.

La tristeza no es otra cosa que  el dolor del espíritu a causa del mal que se  encuentra en nosotros contra nuestra voluntad; ya sea  exterior, como pobreza, enfermedad, desprecio, ya interior,  como ignorancia, sequedad, repugnancia, tentación.  Luego, cuando el alma siente que padece algún mal, se  disgusta de tenerlo, y he aquí la tristeza, y,  enseguida desea verse libre de él y poseer los medios  para echarlo de sí. Hasta este momento tiene  razón, porque todos, naturalmente, deseamos el bien y  huimos de lo que creemos que es un mal.

 Si  el alma busca, por amor de Dios, los medios para librarse  del mal, los buscará con paciencia, dulzura, humildad  y tranquilidad, y esperará su liberación  más de la bondad y providencia de Dios que de su  industria y diligencia; si busca su liberación por  amor propio, se inquietará y acalorará en pos  de los medios, como si este bien dependiese más de  ella que de Dios. No digo que así lo piense, sino que  se afanará como si así lo pensase.

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