2.02.15

(70) Identidad y misión profética de la vida consagrada

PresentacTemplo     En la fiesta de la Candelaria de este Año dedicado a la vida consagrada, queremos dirigir nuestra mirada y corazón a las múltiples formas con que la Providencia ha adornado y fortalecido a su Iglesia llamando de modo particular a ciertos hombres y mujeres para ser puentes privilegiados entre Dios y las almas.

Lamentamos que en medio de la confusión y hostilidad del mundo, en vez de revalorizar, agradecer y fomentar más que nunca las vocaciones a la vida consagrada, ésta sea a menudo soslayada o silenciada por algunos, pretendiendo que su eficacia está precisamente en la pérdida o “disimulo” de su naturaleza específica. Con la excusa de comprender e impregnar mejor las realidades temporales, hemos visto que  lo que se ha logrado, en cambio, es que se salpique de mundo todo lo sagrado, como si ésto debiera vivirse con culpa…

No podemos imaginar el desconcierto y angustia que produce a los jóvenes toparse con guías espirituales (ya sean sacerdotes o catequistas) a los que plantean confiados sus inquietudes vocacionales, y aquellos les salen con que primero “vivan la vida", terminen sus estudios, busquen un trabajo…como si se tratara de una enfermedad que deba evitarse. Luego, “si persisten los síntomas” y se vea que son incurables, ya se verá…¿es esto tener idea de los dones de Dios, que todos debemos cuidar para el bien común de su Iglesia? ¡Con lo maravilloso que es el espectáculo de la obra de Dios, y que la flor sea flor, el cielo esté arriba, la tierra debajo, y que cada uno responda al ser que se le ha dado como tesoro!

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27.01.15

(69) La necesidad de definición (junto al p. Castellani)

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El católico sabe -o debería saber- que frente al mundo debe remar frecuentemente contra la corriente, pero cuando “la corriente” está dentro de la Iglesia que debe sostenerlo, es más difícil resistir, y finalmente deja de remar, y deja que lo arrastre el río, sin saber siquiera adónde se dirige. ¿Y cómo pueden saberlo, si no hay buenas brújulas…?

Hay algunos que conocen bien la ruta, pero ésta es incómoda, porque hay que advertir a los peregrinos  que deben cruzar el bosque, trepar los acantilados, sortear obstáculos, y para colmo, el camino es siempre en ascenso y bajo el sol. No se puede negar que es más cómodo dejar que cada uno siga como pueda, según le vaya dictando su buena o mala “intuición”, y si se desbarranca, “ah, ¡que Dios lo ayude!; El verá que hubo buena voluntad”.

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22.01.15

(68) Qué es -y qué no es- la Infalibilidad pontificia (P. Leonardo Castellani)

escudopontifA veces nos llevamos la sorpresa de creer que comulgamos todos en la misma fe por enunciar los artículos del Credo, pero resulta que si “rascamos” un poquito, vemos que hay expresiones dogmáticas que ciertos fieles no saben muy bien qué significan.

De esta manera, algunos hacen uso y abuso de ellas confundiendo a otros, a quienes la Catequesis recibida no les ha hecho profundizar suficientemente la fe como hubiese sido de esperar, y de ello se siguen no sólo malos entendidos, sino también, quizá, profundas frustraciones.

Una vez más, entonces, el p. Leonardo Castellani (*) nos sale al cruce. Hoy traemos uno de sus Ensayos Religiosos (Cristo, ¿vuelve o no vuelve?, Dictio, Bs.As.II Sección), de una gran actualidad y necesidad, y porque siempre es oportuno refrescar la fe que profesamos, y guardar la paz de las almas.  Sólo las negritas son nuestras.

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21.01.15

(67) La verdadera Paz, que NO nos dará la ONU....

Qué es la “verdadera” paz? Tranquilidad en el orden. ¿Y qué más? Saber que la voluntad de Dios no se dobStaCatalinaSIenalega, El es rey soberano, y así siempre podemos decir que, finalmente, como repite una bella poesía navideña, “todo está bien”.

Hay una diferencia sustancial entre tener “sangre de pato” (ya sea por no entender nada de lo que sucede, o por tener un corazón de piedra), y la gracia de buscar la conformidad con la voluntad de Dios, porque éste es, en definitiva, el núcleo precioso y raíz tanto de la paz como de la santidad.

Muchos se precipitan y angustian por la enormidad de noticias que recibimos del mundo y especialmente de la Iglesia, creciendo los escándalos y apostasía, asombrándonos de la capacidad y vitalidad de los hijos de las tinieblas, y la primera tentación que asoma es la desesperanza cuando se mira todo apresuradamente (¡porque no podemos dejar de correr!).

En otras ocasiones, no se concibe que hasta los propios fieles -quien más nos quiere, en nuestra propia familia natural o religiosa- puedan ser instrumentos de prueba para sus hermanos, causando su confusión o incluso persecución.

Y sin embargo, por más que se ame con todo el corazón a nuestra Iglesia, por más que se quiera dar todo por ella (“siento la vocación de apóstol, guerrero, mártir”, decía Sta. Teresita, que resumió todo en la caridad del Carmelo), si descuidamos el combate supremo –en el fondo de nuestra alma, con nuestra propia y débil voluntad y amor propio- todo se derrumba como castillo de naipes, haciéndonos desfallecer.  Allí es donde se nubla la vista y se entorpece la marcha: cuando llega la estocada de donde menos se espera, y por eso “bajamos la guardia", y nos perturbamos.

Así lo expresa magníficamente Sta. Catalina de Siena (Diálogo, Oraciones y Soliloquios, BAC, 1980) -penúltima hija de una prole de 25 hijos, dicho sea de paso-:

“…¡La doctrina de la Verdad! Das tanta fortaleza al alma revestida de ti, que nada viene a menos ni por la adversidad ni por el sufrimiento, sino que en todo combate obtiene la victoria. Es fuerte mientras te sigue a ti, que has venido de la suma Fortaleza.

Para nada le valdría tu fortaleza al alma si ella no te sigue. Miserable de mí, que nunca te he seguido a ti, verdadera Doctrina. Por eso me encuentro tan débil, que desfallezco ante la menor tribulación…”

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15.01.15

(66) Apuntes sobre las Franciscanas de la Inmaculada...

«Pues no hay nada oculto que no haya de ser manifiesto, ni secreto que no haya de ser conocido y salga a la luz.» (Lc. 8,17)

Las “acusaciones” puntuales que les han presentado a las Franciscanas de la Inmaculada, tal vez sean el botón de muestra de cómo se están haciendo las cosas últimamente. Estas acusaciones recientes, perfectamente acreditadas, son:

- “Las hermanas no comprenden lo que rezan”, aludiendo a la elección del rito tradicional para el rezo del Oficio;

-Es inconveniente la práctica de la pobreza tal como las Hermanas lo viven, es decir, según Regla original de S. Francisco –aprobada y alabada por Tradición y Magisterio reiteradamente-, renunciando absolutamente a toda posesión, pues sus bienes son de quienes las acogen (Obispos y bienhechores). El pueril argumento que se ha esgrimido es que contribuyen al enriquecimiento de familiares o amigos al testar a su favor (¡!).

- “Se mantiene a las hermanas en la ignorancia”, pues en su formación no se incluye la teología de género. Sobran comentarios en lo tocante a este punto: no hay error de imprenta, amable lector.

dragInmaculada- Se les ha planteado finalmente que es inadmisible su “voto mariano” (primer voto en la Congregación, que constituye su carisma específico, y cuya supresión significaría anularlas canónica y espiritualmente en cuanto Fcanas. de la Inmaculada), manifestándoseles que “no se puede obedecer a la Virgen, sino a Dios” (¡¡!!).

Podríamos responder a esto con varias páginas de doctrina católica mariana, pero especialmente con el Tratado de la Verdadera Devoción de S. Luis M. de Montfort, para refutar semejante absurdo. En la obediencia a Nuestra Señora nunca hay peligro de “libre interpretación”, por cuanto Ella siempre nos dirá “Hagan lo que El les diga” (Jn.2,1-11) y nunca nos insinúa la huida ante la Cruz…

Esta última acusación es concorde con el sorprendente disgusto manifestado por Sor Fernanda Barbiero (ex directora del Inst. Pontificio Regina Mundi), la Visitadora  designada para las Franciscanas, quien refiriéndose a la imagen de la Inmaculada que estaba sobre la mesa para presidir una de sus visitas, le dijo a las hermanas “por favor, saquen a ‘Esta’ de aquí”, para comenzar a conversar…

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Infocatólica agradecerá vuestra generosa colaboración; le sugerimos cómo hacerlo..

12.01.15

(65) ¿Son católicas todas las congregaciones e institutos de la Iglesia?

ctroya TiepoloPor supuesto que no. Aunque gracias al “amigo Okham”, cualquier cosa puede llamarse como le plazca a cada uno; ¡Viva la Pepa!

Siempre me han gustado ciertos detalles ornamentales del carnaval de Venecia; hay disfraces maravillosos,  pero el caballo de Troya es “otro cantar", sobre todo cuando lo tenemos cabalgando intramuros.  Ahora bien, ¿qué provoca más náuseas, el enemigo o el traidor?

Y sin embargo…no imaginamos ni siquiera a Judas riéndose de la Cruz.

Año de la vida Consagrada…”¿consagrada a qué?”, podría preguntar algún extraño. Y a la vista de ciertas aberraciones, preguntamos lo mismo.

Porque creímos que luego de las declaraciones de J.M. Gil Tamayo -considerando que el humor blasfemo es “también necesario” a la sociedad…, en la misma línea que el periódico La Nación-  habíamos leído u oído demasiado, pero por lo visto no.

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10.01.15

(64) El terrorismo y la infidelidad de las naciones cristianas

charlieNOMirar en estos días a Francia y creer que nos es ajeno lo que está sucediendo, o por lo menos remoto, es no entender nada de nada; es no tener idea de dónde estamos parados, porque en su infidelidad histórica y castigos presentes, estamos todos comprendidos y hermanados. Pero no para proclamar “Yo soy Charlie”, porque esa proposición es verdaderamente vergonzosa: ¿cómo es posible que por repudiar un crimen, se enaltezca otro?; ¿desde cuándo la víctima de un atentado hace que la muerte convierta en loables sus abominaciones?.
Ya tenemos bastante con la costumbre de “canonizar” a los muertos para tranquilizar a los deudos, como para que levantemos altares a los enemigos de la Cruz, a quienes debemos llorar por no haber sabido convertir para que conozccan a la Vida verdadera, única que los hubiera hecho libres.

Más que los atentados, más que las imágenes de las víctimas o la frialdad de los victimarios, lo que debería helarnos la sangre es la insensibilidad de los cristianos que no nos terminamos de convencer de la necesidad de convertirnos, de suplicar perdón (por unos y por otros), de reparar tanto pecado de pensamiento - palabra - obra - omisión.

¿Quién es en el fondo, la Víctima? Hay en realidad sólo Una, perfecta e inocente: el Cordero sin mancha, y nuestra indiferencia a El, es el verdugo.

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