(56) ¿Son católicos todos los católicos? -Sobre la protestantización del catolicismo- (y II)
Publicamos a continuación la segunda y última parte del artículo del p. Bojorge s.j. (*), a quien agradecemos su autorización para hacerlo de modo fragmentario, a fin de facilitar su lectura y aprovechamiento actual, para iluminar gran parte de los síntomas del malestar que padecemos.
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Proceso de Protestantización del catolicismo
-Protestantismo y modernidad
En 1985, el periodista Vittorio Messori le preguntaba al Card. Joseph Ratzinger en la entrevista que se publicó como “Informe sobre la fe“ [18]:
- Messori: “Empiezo con una ‘provocación’: Eminencia, hay quien dice que se está dando un proceso de ‘protestantización’ del catolicismo”.
- Card. Ratzinger: “(…) Existe, de hecho, el peligro de semejante cambio: no es un mero espantapájaros montado por algunos círculos integristas.
- Messori: Pero ¿por qué precisamente el protestantismo -cuya crisis no es ciertamente menor que la del catolicismo- debería atraer hoy a teólogos y laicos que hasta el Concilio permanecían fieles a Roma?
- Card. Ratzinger: “Desde luego no es fácil explicarlo. Me viene a la mente esta consideración. El protestantismo surgió en los comienzos de la Edad Moderna y, por lo mismo, está más ligado que el catolicismo a las ideas-fuerza que produjeron la edad moderna. Su configuración actual se debe en gran medida al contacto con las grandes corrientes filosóficas del siglo XIX. Su suerte y su fragilidad están en su apertura a la mentalidad contemporánea. No es extraño que teólogos, católicos, que no saben ya qué hacer con la teología tradicional, lleguen a opinar que hay en el protestantismo caminos adecuados y abiertos de antemano para una fusión de fe y modernidad".
Permítaseme interrumpir la entrevista e intercalar una reflexión en atención al tema que vengo tratando: el Cardenal le responde a Messori, concediendo que el peligro de protestantización del catolicismo es real, que existe y que no es una ilusión integrista. Pasa luego a dar una interpretación del fenómeno: hay una cierta congenialidad del espíritu de la Reforma protestante con el espíritu moderno. Esta observación sugiere que hay que ponderar los riesgos y repensar las condiciones de un aggiornamento para que no sea indiscreto, para que no sea una apertura al mundo ingenua e idílica y por ende suicida. La ‘protestantización’ de tantos católicos tiene mucho que ver con una mimetización acrítica con el mundo moderno, a costa de la propia identidad. La protestantización derivada de este mimetismo con la cultura dominante es directamente proporcional a la falta de capacidad contracultural de los católicos de hoy. Sólo si logran ser contraculturales lograrán permanecer fieles católicos. Los asimilados engrosarán las filas de las sectas y las comunidades eclesiales protestantes. (…)
-Hoy como ayer, una desviación eclesiológica
- Messori: ¿Qué principios entrarían en juego en esa opinión?
- Card. Ratzinger: “Hoy como ayer [21], el principio de la Sola Scriptura desempeña un papel primordial. Para un cristiano medio hoy resulta más ‘moderno’ y ‘evidente’ admitir que le fe nazca de la opinión individual, del trabajo intelectual, de la contribución del especialista. Si ahondamos más, encontraremos que de tal concepción deriva lógicamente el que el concepto católico de Iglesia ya no es realizable, y que se debe buscar un nuevo modelo, en el sitio que sea, dentro del vasto ámbito del protestantismo”.
- Messori: Así que desembocamos, una vez más, en la eclesiología.
- Card. Ratzinger: “Ciertamente. Al hombre moderno de la calle le dice, a primera vista, más un concepto de Iglesia que en lenguaje técnico llamaríamos ‘congregacionalista’ o de ‘Iglesia libre’ (Freechurch). De donde se sigue que la Iglesia es una forma mudable y pueden organizarse las realidades de la fe del modo más conforme posible a las exigencias del momento. (…)
Lutero hoy, ante la Congregación para la Doctrina de la Fe
Messori: A finales de 1983 -quinto centenario del nacimiento de Martín Lutero-, visto el entusiasmo de alguna celebración católica, las malas lenguas insinuaron que actualmente el Reformador podría enseñar las mismas cosas que entonces, pero ocupando sin problemas una cátedra en una universidad o en un seminario católico. ¿Qué me dice de esto el Prefecto?. ¿Cree que la Congregación dirigida por él invitaría al monje agustino para un ‘coloquio informativo’?
- Card. Ratzinger (sonríe): “Sí, creo de veras que habría que hablar también hoy con él muy seriamente y que lo que dijo tampoco hoy podría considerarse ‘teología católica’. (…)- Messori: Sería interesante saber en qué temas se apoyaría la Congregación para la Doctrina de la Fe para intervenir contra Lutero.
- Card. Ratzinger: “No hay la menor duda en la respuesta: ‘Aún a costa de parecer tedioso, creo que nos centraríamos una vez más en el problema eclesiológico. En la disputa de Leipzig, el oponente católico de Martín Lutero le demostró de modo irrefutable que su ‘nueva doctrina’ no se oponía solamente a los Papas, sino también a la Tradición, claramente expresada por los Padres y por los Concilios. Lutero entonces tuvo que admitirlo y argumentó que también los concilios ecuménicos habían errado, poniendo así la autoridad de los exegetas por encima de la autoridad de la Iglesia y de su Tradición”.
- Messori: ¿Fue en ese momento cuando se produjo la ‘separación’ decisiva?
- Card. Ratzinger: “Efectivamente, así lo creo. Fue el momento decisivo, porque se abandonaba la idea católica de la Iglesia como intérprete auténtica del verdadero sentido de la Revelación. Lutero no podía compartir la certeza de que en la Iglesia hay una conciencia común por encima de la inteligencia e interpretación privadas.(…) la teología católica debe interpretar la fe de la Iglesia; cuando se pasa directamente de la exégesis bíblica a una reconstrucción autónoma, se hace otra cosa”.
-Hay que ser contracultural para permanecer católico:
La entrevista de Vittorio Messori al Cardenal Ratzinger continúa ponderando las vicisitudes y posibilidades del diálogo ecuménico postconciliar. En un momento de esta conversación, el Cardenal Ratzinger afirma que al convivir protestantes y católicos, son los católicos los que corren mayor riesgo de deslizarse hacia las posiciones protestantes. “(…) El catolicismo exige la aceptación de una mentalidad de fe que frecuentemente se halla en una radical oposición con la opinión actualmente dominante”.
- Mons. Luigi Giussani: la intelectualidad católica gravemente protestantizada hoy
También Monseñor Luigi Giussani, fundador de Comunión y Liberación, afirma la deriva protestantizante del catolicismo actual, especialmente de la intelectualidad católica; (…)
En una de sus obras: “La Conciencia religiosa en el Hombre moderno” [22], afirma Mons. Giussani (…) “el hecho cristiano se presenta en el mundo profundamente reducido”. Está lejos -dice- de ser aquélla presencia en lucha contra la ruina del hombre que debería ser. “Hablo -dice- de una reducción del cristianismo en el modo de vivir su propia naturaleza”. Y caracteriza esa reducción así: “A mí me parece que el cristianismo en nuestro tiempo se ha visto como angustiado, debilitado, entorpecido por una influencia que podríamos llamar ‘protestante’ ”. (…) “la observación capital que motiva dicho juicio consiste en la reducción del Cristianismo a ‘Palabra’ (…)
Tres caídas “que tienden a reducir desde dentro el hecho cristiano, y en particular, al catolicismo; que lo desmovilizan desde dentro y debilitan en él la lucha contra una mentalidad para la cual ‘Dios no tiene nada que ver con la vida’ ”.
Tenemos que resignarnos a resumir aquí el iluminador análisis que hace de estas caídas protestantizantes:
1) Subjetivismo: que deriva en sentimentalismo y pietismo, porque inevitablemente la Palabra se somete en último término a la interpretación personal, o en su defecto, a la interpretación de los exégetas. (…)
2) Moralismo: (…) Si el cristianismo es reducido a palabra, viene a coincidir con una emoción de la conciencia que tiene el derecho de interpretarla, y tal conciencia no puede independizarse del flujo de los valores que más se estiman en el momento histórico en que vive. La moral termina siendo fijada por el poder real, por la identificación con los valores morales que la sociedad parece considerar evidentes. Y es así como la moralidad se convierte en moralismo rabioso.
- Politización de los católicos proporcional a su creciente impotencia política Viene al caso recordar aquí, en confirmación de estas observaciones de Mons. Giussani, lo que observa Gianfranco Morra acerca de las dificultades de muchos en aceptar la Doctrina Social de la Iglesia y de su relación con la mentalidad protestante. De una manera u otra se llega a desentenderse de la pretensión de la fe de configurar prácticamente el orden social y político concreto. (…)
- ¿Reforma a costa de la identidad?
3) La tercera caída que comprueba Mons. Giussani es el Debilitamiento de la unidad orgánica del hecho cristiano. Como consecuencia de la reducción del cristianismo a Palabra, se debilita el nexo que une el presente al pasado, se debilita el valor de la historia, de la tradición y, por consiguiente, de la organicidad del acontecimiento cristiano que hace viva la vida de la Iglesia.(…)
Mientras el gobierno mundial se globaliza, el del catolicismo corre el riesgo de fragmentarse en conferencias episcopales nacionales. Las ‘iglesias particulares’, delimitadas y separadas por fronteras políticas, lingüísticas y socio culturales, corren el riesgo de funcionar de espaldas las unas a las otras y de asemejarse a las iglesias nacionales protestantes.
El debilitamiento de la unidad católica se manifiesta, pues, en un debilitamiento de la comunión (…)
- Augusto del Noce: una caída en la inmanencia
Para el filósofo Augusto del Noce la protestantización del catolicismo era una evidencia ya en la década del setenta. (…)
“si es verdad que el modernismo es la penetración del protestantismo en el catolicismo, no hay que imaginársela, sin embargo como una protestantización del catolicismo; la penetración da lugar a un fenómeno nuevo, en el cual se eliminan los caracteres religiosos trascendentes tanto del protestantismo como del catolicismo” [24].
Lo que resulta, según del Noce, es la reducción de la teología a filosofía. El resultado, dice del Noce, es Friedrich Gogarten en el mundo protestante [la secularización como tarea para el cristiano] y J. B. Metz en el mundo católico [la teología política y su epígona latinoamericana, la teología de la liberación]. Los resultados son, respectivamente, el secularismo y la servidumbre política. El abandono del culto y de la trascendencia y el confinamiento en las tareas de la inmanencia. (…)
- Infidelidades en la Iglesia
De estos males del catolicismo actual, acaba de darnos un panorama el Pbro. Dr. José María Iraburu en su obra reciente Infidelidades en la Iglesia [25], con un fragmento de cuyo testimonio daremos fin a este elenco de voces que podría ampliarse más.(…)
Nunca en la Iglesia se ha tolerado la difusión de errores y abusos tan ampliamente.
La confusión no es católica. Es, en cambio, la nota propia de las comunidades cristianas protestantes. En ellas la confusión y la división son crónicas, congénitas, pues nacen inevitablemente del libre examen y de la carencia de Autoridad apostólica.
El papa León X, en la bula Exurge Domine (1520), condena esta proposición de Lutero: «Tenemos camino abierto para enervar la autoridad de los Concilios y contradecir libremente sus actas y juzgar sus decretos y confesar confiadamente lo que nos parezca verdad, ora haya sido aprobado, ora reprobado por cualquier Concilio» (n.29: DS 1479).
Partiendo de esas premisas, una comunidad cristiana solamente puede llegar a la confusión y la división. Este modo protestante de acercarse a la Revelación pone la libertad por encima de la verdad, y así destruye la libertad y la verdad.(…)
Lutero destrozó todo lo cristiano: los dogmas, negando su posibilidad; la fe, devaluándola a mera opinión; las obras buenas, negando su necesidad; la Escritura, desvinculándola de Tradición y Magisterio; la vida religiosa profesada con votos, la ley moral objetiva, el culto a los santos, el Episcopado apostólico, el sacerdocio y el sacrificio eucarístico, y todos los sacramentos, menos el bautismo… Pero Lutero, ante todo, destroza la roca que sostiene todo el edificio cristiano: la fe en la enseñanza de la Iglesia apostólica. Y lógicamente todo el edificio se viene abajo.
La fe teologal cristiana es cosa muy distinta, esencialmente diferente, de la libre opinión de un parecer personal. Como enseña el Catecismo, «por la fe, el hombre somete completamente su inteligencia y su voluntad a Dios… La Sagrada Escritura llama “obediencia de la fe” a esta respuesta del hombre a Dios que revela (cf. Rm 1,5; 16,26)» (143) (…)
- Resumen e impresión general
(…) Me parece percibir que está teniendo lugar un enfrentamiento de culturas, de maneras de ver la vida. Lo que está sucediendo, y muchos católicos que quieren seguir siéndolo padecen, es la expansión de la cultura anglosajona de matriz protestante sobre naciones y poblaciones herederas de la cultura hispana y latina, de matriz católica.(…)
Está en curso un corrimiento cultural general desde la matriz católica de la que alguien procede, hacia la matriz protestante que invade el mundo en que vive. Si no la asume y se identifica, tendría que resistirla y padecer. Y eso, como la fe, no es de todos.
Son cosas a tener en cuenta para proceder, con inteligencia, de la naturaleza de los hechos. Y para actuar con misericordia y humildad. Pero también para resistir firmemente y defender los valores recibidos en herencia, los que nos hacen ser lo que somos. Y para apreciar la gracia de preservación de la que, hasta ahora, hemos sido objeto.
- En conclusión
Hemos querido mostrar en este estudio cómo (…) la Reforma Protestante es manifiestamente útil para orientarnos en la comprensión de la naturaleza de las derivas y tentaciones presentes en la vida de la Iglesia, ya que es un fenómeno espiritual que, como tantos y tan autorizados observadores de la realidad eclesial lo atestiguan, continúa y lo continuamos padeciendo.
Horacio Bojorge S.J.
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[17] Card. Joseph Ratzinger, O.c. p. 203
[18] Ed. BAC, Madrid 1986; título original: Rapporto sulla fede, Ed. Paoline, Milano 1985
[19] Horacio Bojorge, En mi sed me dieron vinagre. Ensayo de teología pastoral y espiritual, Edit. Lumen, Buenos Aires 2ª ed. 1999, capítulo cuarto apartado 13.1 págs. 115 ss.
[20] Horacio Bojorge, Mujer: ¿por qué lloras? Gozo y tristezas del creyente en la civilización de la acedia, Edit. Lumen, Buenos Aires 1999, Cap. 5.2 La felicidad como asunto profético.
[21] La cursiva es nuestra, queremos señalar que esta frase del Cardenal, expresa su visión de que es un mismo fenómeno que continúa.
[22] Ed. Encuentro, Madrid 1986. Citamos de las páginas 57 a 63
[23] Gianfranco Morra “Dottrina sociale e scristianizzazione” publicado en Documenti di lavoro n. 10, publicación de la Scuola di Dottrina Sociale; puede consultarse en Internet mediante buscador.
[24] “Teologia della secolarizzazione e Filosofia” en Archivio di Filosofia 1974, p. 168
[25] Fundación Gratis Date, Pamplona 2005
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(*) El p. Horacio Bojorge s.j. es sacerdote jesuita, de nacionalidad uruguaya. Se ordenó sacerdote en Maastricht, Holanda, en 1965, cursando Humanidades clásicas en Chile y licenciándose en Filosofía en Argentina (1959); en Teología en Holanda (1966) y en Sagrada Escritura en el Instituto Bíblico en Roma (1969). Desarrolló desde entonces una intensa actividad docente y pastoral, y publicando numerosos libros y artículos de temas de su especialidad (destacamos “En mi sed me dieron vinagre"; “La casa sobre roca", “Teologías Deicidas. El pensamiento de Juan Luis Segundo en su contexto”; “El liberalismo es la iniquidad -la rebelión contra el Padre-"; “Pequeña Grey -la Iglesia perseguida, dispersa y oprimida-"). Sus blogs: Toma y lee (sobre interpretación de Sda. Escritura), y El blog del buen amor (sobre moral familiar y noviazgo).
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Seguir profundizando este tema: La tentación de la luteranidad (Alonso Gracián)
Infocatólica agradecerá vuestra generosa colaboración; le sugerimos cómo hacerlo..
11 comentarios
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Es tal cual.
Virginia, si me me lo permites relataré muy brevemente un tramo de mi biografía que confirma plenamente esto que escribes.
Por los ’60 yo formaba parte de la rama juvenil de la Acción Católica de mi ciudad. En ese entonces pensaba –lo recuerdo bien- que “había que encontrar la manera de que la Religión fuera potable al mundo”.
¿De dónde podían venirme esas ideas sino de la parroquia, ya que mis padres no practicaban y en casa ni se hablaba de religión?.
Hay un hecho que confirma esta suposición: con motivo de lo que se llamó “La Gran Misión”, se hicieron en mi ciudad diversas actividades apostólicas, una de las cuales era un concurso literario: había que redactar una breve monografía de carácter religioso. Gané el premio: una Virgen de Luján que actualmente preside nuestro altar doméstico. ¡Era pues, un hijo dilecto del pensamiento de los curas de mi parroquia!.
Cuando fui a estudiar a la universidad, ya había abandonado totalmente la práctica religiosa.Pero lo que conocí del mundo en la Gran Urbe me decepcionó y me hizo cuestionarme :¿era a “eso” a lo que tenía que acomodarse la Iglesia?.
Volví a mi ciudad y me casé. Mi esposa conservaba la fe y avivó mis rescoldos. Volví a la práctica religiosa pero, muy al contrario de lo que sostenía en mi adolescencia, ya era plenamente conciente de que ello implicaba enfrentarse al mundo. Aunque el mundo estuviera metido en mi familia. O en mi parroquia. O adentro mío. Conocí entonces la prédica en el desierto del Nacionalismo Católico Argentino: Castellani, Meinvielle y tantos otros. Y la de quienes la difundían, en particular el Dr. Hugo Verdera, el dr. Antonio Caponnetto y la Revista “Cabildo”. Eso, y vincularme a nacientes congregaciones religiosas argentinas que, frente a la defección generalizada de las órdenes tradicionales, plantaban cara al Mundo, fue una sola cosa.
De todo lo cual doy infinitas gracias a Dios.
PS: A modo de ejemplo práctico, recuerdo que por recomendación de la Revista Cabildo compré varios ejemplares del "Libro del Buen Amor", de Fray Petit de Murat, y los repartí entre mis amistades. Una de las cuales era un conocido tenido por "muy católico", que colaboraba como catequista parroquial. Se lo llevo y se sorprende, porque tanto el libro como el autor le eran totalmente desconocidos. Entonces lee el prólogo donde se menciona (no lo recuerdo bien) a Castellani o a Meinvielle, la mira a su parroquiana esposa y le pregunta en tono francamente inquisitorial: "¿No era éste el que estaba prohibido?". A lo que su mujer asiente con cara de horror mal disimulada.
No me rechazó el libro, pero me quedó la seguridad de que jamás lo leería.
Años después enviudaría y al poco tiempo se juntaría adulterinamente con una separada. Siguió comulgando como si tal cosa con el aval de su(s) párroco(s), y él y su pareja son colaboradores ostensibles en la parroquia hasta el día de hoy.
El Mundo dentro de la Iglesia.
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V.G.: Muchos hemos tenido un itinerario semejante, Ricardo. Muchas gracias por el testimonio. Cabe aclarar que la prohibición a la que haría referencia el catequista debería ser de algún profesor suyo conocido, por cuestiones ideológicas, ya que ni el p. Castellani ni el p. Meinvielle tuvieron nunca prohibición magisterial, siendo plenamente tomistas.
Sin embargo, como sucede habitualmente en infocatolica, se queda a mitad de camino porque omite denunciar que es la misma jerarquía, y los mismos documentos que reivindica y no cuestiona, los que provocaron lo que critica //// y que generaran el cambio de valoración del clero y los fieles respecto de la herejía protestante. Como extrañarse entonces de la protestantización de tantos.....
Y, además, veáse la protestantización de la liturgia ///etc. Se podría ampliar, pero no hay espacio.
Así, parafraseando a Vazquez de Mella, mientras se siga haciendo un altar a las causas, no habrá de modo de evitar las consecuencias.
Saludos
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V.G.: Comprendo, Marcelo, y como ud. dice "no hay espacio" -al menos en este post- para ampliar lo que ud. señala. Siempre en InfoCatólica nos quedaremos para uds."a mitad de camino", porque según su catalogación pertenecemos a la "línea media" porque no estamos dispuestos a abonar el cisma que bastante claramente se viene instalando. No nos toca a nosotros arrancar de cuajo la cizaña, arriesgando el buen trigo.
Va como ejemplo un titular del pasquín ultramundano Mendoza On Line:
"Máxima embestida contra el papa Francisco: "Puede ser el falso papa 38" El cardenal de Australia, George Pell, anticipó "divisiones" en la iglesia católica. Rebelión en la jerarquía de Filadelfia, que visitará el papa argentino."
O sea que nos están empuando para que salgamos a patear la mesa, bajo la atenta mirada de sus filmadoras encendidas.
Ya hay algunos que, lamentablemente, se han cortado solos abandonando el frente común, y andan por ahí de francotiradores. Esperemos que recapaciten y vuelvan a su trinchera. Pero la inmensa mayoría aguarda expectante, mientras aprovecha a repetir una y otra vez las enseñanzas de siempre de la Iglesia, advirtiendo al mismo tiempo que quienes se aparten de ellas están de hecho fuera de la comunión eclesial.
Lamento la deshonestidad intelectual que importa contestar sin apuntar ni refutar lo recortado….
Queda claro que como uds. no pueden justificar determinada doctrina, liturgia y praxis vigente /////////
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V.G.: A ver, Marcelo: cuando ud. conversa con alguien en su casa -donde se reserva el derecho de admisión y permanencia-, es lógico que sea dueño de moderar el tono y los temas, ¿no es así? Bueno; yo me reservo ese derecho en este blog. Y como no acepto que en mi casa alguien venga a exigirme que sirva veneno en el desayuno, tampoco admito lo que a mi juicio envenena a los lectores. En conciencia, estoy completamente a favor de la censura como elemental acto de responsabilidad, y coincido con los criterios de Infocatólica al respecto.
No veo deshonestidad intelectual alguna en ello, ya que esto no es un foro de debate.
Dicho en otras palabras: aquí hay semáforos, y deben respetarse, y no pueden pedirnos que nos comportemos como si se tratara de un paseo libre por el bosque.
Personalmente he visto y sigo viendo los daños no sólo espirituales sino psíquicos que acarrean muchas actitudes filolefebvristas, por lo cual no estoy dispuesta a alimentarlas. Si quiere una respuesta más amplia, puedo dársela por correo privado, pero no aquí, y no: no es deshonesto, sino simple cuestión de orden, de oportunidad, de ubicación. Un sacerdote amigo lo resume de este modo: "Aquí es así, y si no es así, no es aquí".
Lo remitiría a lo que el Catecismo expone acerca del 8º mandamiento y el derecho a la verdad, pero no sé si este Catecismo merece su aprobación. Saludos cordiales en María Reina.
Antonio, no daré curso a comentarios que no tengan NADA que ver con el tema del artículo.
Quiero plantear una inquietud de algo que me parece delicado. Ante esta realidad de avance de una lógica protestante dentro de nuestra Iglesia, tanto en el culto como en la doctrina, muchos han querido responder con una figura que, al aceptarla o rechazarla, define abiertamente quién es realmente católico y quién no: María Santísima. Diversas comunidades están desarrollando la Devoción Mariana frente al avance del protestantismo, dentro y fuera de la Iglesia.
El problema es cuando dentro de este Culto Mariano se consideran por similar o igualmente válidas a las Revelaciones Privadas reconocidas por la Iglesia: Fátima, Lourdes, Akita, etc.; a las que están en una situación de controversia: Garabandal, Medjugorje; y al las derechamente rechazadas: Peñablanca, Palmar de Troya. Me refiero que hay quienes dan por reales cualquier supuesta aparición mariana, sin esperar el veredicto de la Iglesia, quién es la que DEBE pronunciarse sobre la validez o no de una visión. Debido a que la Autoridad Eclesiástica debe tomarse un tiempo para discernir la veracidad o no de una supuesta aparición, hay quienes se impacientan por la tardanza pues dan por hecho que "¡Es La Virgen la que está hablando!", por lo que en el peor de los casos, pueden provocar algún tipo de falta a la obediencia a la Autoridad de la Iglesia, o derechamente provocar un cisma o el surgimiento de una secta.
A diferencia de la penetración protestante, que proviene principalmente de círculos más intelectuales, este "marianismo" distorsionado (con minúsculas y entre comillas) se da en ambientes de fe sencilla.
Saludos
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V.G.: Así es, Gabriel; esto es también un serio problema al que habría que prestar más atención. Y me consta que este tipo de fenómenos no afectan sólo a la fe sencilla, sino también incluso a ciertas personas que, escandalizadas por los abusos y faltas de disciplina, en su desánimo son fácilmente presas de una FALSA devoción a María (digo falsa teniendo en cuenta las notas que San Luis M. Grignon de Montfort señala como de la "verdadera" devoción, entre las cuales se halla la obediencia eclesial). Te agradezco la mención del tema, que creo que en última instancia, también tiene relación con la inconsciente protestantización de la fe, tomando como signo distintivo la desobediencia y el libre examen (en este caso, de las apariciones).
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