24.04.21

Hoy sábado a las 21,30 se estrena el documental Mons. José Guerra Campos. El Pastor bueno

Con motivo del estreno del documental comparto la nota que me ha hecho llegar la Hna. Beatriz Liaño, SHM, Directora de la Oficina de Prensa de la Fundación E.U.K. Mamie

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Queridos amigos:

Mons. José Guerra Campos fue una de las más relevantes figuras de la Iglesia en la España de la segunda mitad del siglo XX. En el centenario de su nacimiento, y a punto de cumplirse el 25º aniversario de su muerte, la Fundación EUK Mamie-HM Televisión ha querido rendir un debido homenaje a este «siervo fiel» de Jesucristo y de su Iglesia a través de este documental que hoy presentamos: «Mons. José Guerra Campos. El Pastor bueno».

Se estrenará en YouTube la víspera del Domingo del Buen Pastor, el sábado 24 abril de 2021, a las 21:30 de la noche (hora española) en este link:

http://bit.ly/GuerraCamposDocumental

Y en Vimeo el Domingo del Buen Pastor, 25 de abril de 2021:

http://bit.ly/GuerraCamposDocumentalVimeo

Mucho se ha hablado acerca de Mons. Guerra Campos. El trabajo que sobre él ha realizado HM Televisión se aleja de toda polémica para tratar de conocer el corazón de este pastor bueno y la motivación de todas sus acciones: un profundo amor a Jesucristo y un gran celo por la salvación de las almas. Porque, D. José Guerra Campos, como explica D. Juan Manuel Cabezas, catedrático de Derecho Canónico en la Universidad Eclesiástica de San Dámaso, era sobre todo un hombre de fe: «Él no se vendió a nada ni a nadie. Él creía en Dios y vivía para Dios. Eso lo define perfectamente».

No era solo un hombre de brillante inteligencia. Su alta capacidad intelectual fue penetrada por una virtud acrisolada, que hizo de él un sabio. Con esa luz supo comprender la malicia de las ideologías imperantes en su tiempo, que continúan azotando el nuestro: ateísmo, comunismo, liberalismo… Y consagró toda su vida, sus capacidades, incluso su fama, a defender al rebaño de Cristo de la confusión de las ideologías. D. Antonio Fernández Ferrero, Vicario general de la Diócesis de Cuenca y autor del libro «Guerra Campos. Apuntes para una biografía», tras estudiar en profundidad la figura de Mons. Guerra Campos lo describe así: «D. José tenía muy claro que, por encima de personas y circunstancias estaban los derechos de Dios, estaba la conciencia y estaba lo que él —como pastor y obispo— tenía que hacer con su responsabilidad».

Pero su mejor argumento no fue el intelectual, sino él mismo: su rectitud moral, su coherencia personal y su ejemplaridad de vida cristiana. Los testimonios al respecto son muchos y unánimes. Mons. José María Yanguas, actual obispo de la Diócesis de Cuenca, lo define así: «Fue un hombre que no guardó rencor nunca. Se podría resumir su talante espiritual diciendo que era un hombre bueno». D. José Antonio Fernández, rector del Seminario conciliar de Cuenca y deán de la Catedral de Cuenca afirma con rotundidad: «En Cuenca muy poca gente vivía tan pobremente como vivía D. José». De ahí que, como explica D. Juan Manuel Cabezas,«la fama de santidad precedió incluso a su muerte». Porque su gran inteligencia no le impidió amar a Jesucristo con la ternura de un niño, y contagiar ese amor a quien le rodeaba.

Mons. Yanguas expone la razón de hacer este documental: «Me parece que es extraordinariamente oportuno exponer las cosas buenas que nos ayuden a crecer, ver la figura de los buenos pastores, porque la Iglesia es santa, y porque ellos nos preceden y es una cosa buena aprender de los maestros». En la misma línea se expresa la Hna. Teresa María Pérez, directora de la Fundación EUK Mamie-HM Televisión, al explicar las razones que la llevaron a tomar la decisión de emprender este proyecto: «Creo que es un tiempo providencial para hacerlo, por la fidelidad de Mons. Guerra Campos al magisterio de la Iglesia, al que defendió contra viento y marea, y por su amor a la patria, España. Es un modelo de padre y pastor, siempre con la mirada en lo alto».

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23.04.21

Javier Villamor da las claves precisas para comprender a fondo la Agenda 2030

Sin duda la Agenda 2030 es uno de los grandes temas que debe preocuparnos. Es una imposición mundial de un proyecto globalista anticristiano ante el cual los católicos debemos ofrecer resistencia, pero para ello es clave conocer al detalle de qué se trata. En esta ocasión entrevisto al periodista de investigación Javier Villamor, que tiene las ideas muy claras al respecto, algo que puede dar luz y ayudar a mucha gente.

Mucho se habla hoy de la Agenda 2030, pero poca gente sabe que es realmente y cuáles son sus verdaderos objetivos…

La Agenda 2030, con este nombre, se conoce desde el año 2015 cuando se presentó oficialmente por las Naciones Unidas. Podríamos decir que viene precedida por el encuentro del Foro Económico Mundial en Davos de 2008 cuando se trataron temas relacionados con la gobernanza global. Ese año sirvió de encuentro para generar una serie de ideas de cara a ese gobierno mundial que vemos cómo se implanta delante de nuestras narices de una manera descarada.

Como todo lo relacionado con la retórica del poder, no podemos quedarnos en el mensaje en sí ya que, si leemos los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) son tan genéricos que nadie podría rechazarlos. ¿Quién está en contra de acabar con la pobreza o el hambre? Lo que se trata aquí es de entender cómo se configura ese complejo entramado de poder para saber quién es quién y quiénes sacarán tajada.

Grosso modo, la Agenda 2030 sirve para asentar las bases, los cimientos del nuevo mundo al que nos dirigen conocido en algunas esferas como “Gran Reseteo”. Lo que me llama la atención es que los mismos que no han sabido o querido eliminar los problemas del mundo en las últimas décadas sean ahora los que nos venden que esta ocasión sí que va a ser la definitiva.

Me recuerda a los comunistas que siempre dicen que tal o cual país no era verdaderamente comunista y que a la próxima sí que conseguirán que funcione. De hecho, siempre señalo que lo que se está implantando a nivel global es un comunismo para las masas (como régimen estatal, más que ideológico) y un metacapitalismo para las élites.

Oficialmente dicen que su objetivo principal es velar por la protección de las personas, el planeta y la prosperidad…pero lo hacen según un fuerte control y una ideología muy determinada…

Si atendemos a lo explicado por Klaus Schwab o Thierry Malleret, lo que hemos vivido hasta ahora era “una dictadura del PIB” y que eso va a cambiar. Habrá un mayor control por parte de los Estados, siendo estos más y más grandes, y se limitarán las libertades de las personas para evitar continuar con el “cambio climático”. Es decir, que bajo el paraguas del alarmismo climático van a limitar nuestras libertades individuales y económicas como nunca antes. Todo por el bien del planeta (algo poco definido, por otra parte).

Las ideologías dominantes son la de género y la climática. Por un lado, desnaturalizar totalmente al hombre (de ahí todas las políticas feministas, LGTB, etc.); por otro, el clima como justificante para intervenir económicamente en todo lo que les plazca. Recordemos el lema en un artículo de la web del FEM (Foro Económico Mundial) ya modificado: “Año 2030: no tendrás nada, pero nunca habrás sido tan feliz”.

Da pánico leer a estos psicópatas.

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22.04.21

Impactante testimonio de la Hermana que cuidó a Monseñor Guerra Campos

La obediencia, me envió como enfermera, a cumplir con esta honrosa misión de cuidar al que fue Obispo de Cuenca, D. José Guerra Campos.

Llegué a Madrid desde Sentmenat con el P. Turú el 4 de Mayo. Oí por primera vez su bien timbrada voz a través del portero automático: “Sííí", así contestaba siempre al descolgar el teléfono, al oír el timbre o golpes en su puerta. Se abrió la del 6º D y apareció el Sr. Obispo sonriente, bajo su prominente nariz. Siempre con la prestancia de su sotana; ‘¡Ah, Antonio! ¿Qué tal hicieron el viaje?’. Su aspecto era enfermizo, ¿cansancio?, ¿sufrimiento?, las dos cosas. Alrededor de su esbelta figura, y alumbrado por una tenue luz, aparecían montones de papeles, libros, cajas, objetos de recuerdo … La humedad y el polvo habían hecho mella, también en las paredes y techos. Denotábase así la pobreza y el desprendimiento con que vivía, pues, siendo como era tan ordenado y pulcro en todo, se vió obligado a habitar el piso en esas condiciones por las prisas del traslado. Y ahora ni él, ni su prima Mª del Pilar que le acompañaba, podían hacer más.

A través del pasillo nos condujo a la habitación de Dª Mª del Pilar, pero antes de llegar abrió la puerta anterior a la suya y visitamos a Nuestro Señor. Sin dejar de sonreír hizo las presentaciones debidas y después, bajando los ojos, nos explicó la historia clínica de su prima y su estado actual, pausadamente y con todo detalle, como hacía siempre. D. Antonio se marchó al día siguiente y yo empecé mi misión. A las 21h terminé la primera jornada y concluí con un ‘diagnóstico’ claro de la situación. Mª del Pilar tenía una demencia senil galopante que estaba acabando con las fuerzas físicas y anímicas de D. José . Primero fue su marcha de Cuenca en Junio, rápida e inesperada porque así le obligaron a hacerlo, después su dolencia cardiaca, que se alivió con la implantación de un marcapasos en el mes de Abril, pero de cuya intervención no pudo recuperarse debidamente por verse obligado a atender a su prima. Se volcó en ella, abandonándose a sí mismo por completo. Dª Mª del Pilar se puso al servicio de D. José cuando éste ejercía sus ministerios en Santiago, luego le siguió a Madrid, Cuenca y ahora… otra vez aquí; a su misión se entregó en cuerpo y alma, compartía y luchaba a su lado en todo y por todo.

Los días pasaban y la situación se hacía insostenible. Ella extremadamente inquieta, hablando sin cesar de día y de noche y él soportando alegre y mansamente esta inestabilidad. Yo estaba las doce horas del día junto a la cama de Mª del Pilar, que no podía andar, y si me ausentaba en algún momento por alguna razón de necesidad inmediatamente me llamaba (con otros nombres), hasta que acudía. Rezábamos Laudes, Vísperas, el Rosario, le leía a Sta. Teresita … Algunos días me seguía, incluso a veces eso le tranquilizaba y se dormía, pero sólo algunos días … D. José solía estar en su despacho y en cuanto ella le llamaba: D.José, acudía pacientemente, le hacía algunas reflexiones o le hablaba de sus cosas en Cuenca, como ignorando su desequilibrio mental, le escuchaba al principio pero luego seguía su ritmo otra vez … Muy a menudo se sentaba encima de su cama (porque nunca consintió que yo le cediera mi hamaca de playa, el único asiento que había en la habitación) y hablábamos; aunque él me preguntaba cosas, era yo la que normalmente le escuchaba y en ocasiones se me encogía el alma mientras le oía, con la emoción , al ver que vivía en una pobre habitación de un piso también pobre de Madrid. Estas idas y venidas de su despacho a la habitación eran frecuentes en un día. Nunca dejó de acudir a la llamada de Mª del Pilar.

Poco a poco fui descubriendo su exquisita sensibilidad por las cosas de Dios, que se traducía en una gran caridad con el prójimo. Nada más abrirme la puerta por la mañana me preguntaba si había descansado y cenado bien y si había hecho bien el viaje hasta allí, pues tenía que andar un trozo desde la parada del autobús y eso no le gustaba. Cada día, sin excepción, me lo preguntaba. Una tarde estaba yo planchando, aprovechando media hora que Mª del Pilar se quedó dormida, en una habitación donde estaban los muebles del comedor … y más cosas, entre ellas una montaña de ropa para planchar; la planchadora estaba colocada de manera que yo quedaba de espaldas a la puerta, con la persiana entreabierta se veía a media luz. De repente se encendió la lámpara, me giré y me encontré con el Sr. Obispo: “Aquí hay muy poca luz", dijo, dio media vuelta y volvió a su despacho, que estaba situado en el otro extremo del pasillo. Otro día estaba en la cocina lavando los platos, con agua fría, e inesperadamente apareció su mano por delante de mi y abrió el grifo de la caliente. Me quedé tan gratamente sorprendida que cuando quise darle las gracias ya había desaparecido. Pensaba luego cómo se habría dado cuenta, miré hacia arriba…¡claro!, el calentador estaba apagado. Cada minuto pasado a su lado ha sido un ejemplo de vida. Mª del Pilar y yo oíamos su Misa desde la habitación. El levantaba la voz y salía al pasillo para leer las lecturas. Luego venía a darnos la paz y la Comunión (a ella sólo cuando estaba en condiciones). El primer día le dije que no comulgaría porque ya lo había hecho por la mañana. Sin embargo me ofreció la Sagrada Forma mojada en la Sangre Divina, diciéndome: “Está Vd ejerciendo un servicio especial". Y así todos los días. Vivía pobremente, no porque no pudiera hacerlo mejor, sino porque era verdadero discípulo de Cristo que nació, vivió y murió pobre. Lo único que le importaba, como me dijo un día, era buscar el Reino de Dios y su Justicia, enseñándome que ésta no es otra cosa que la verdadera caridad con el prójimo.

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20.04.21

Juan Manuel Cotelo busca financiar su nueva película sobre la familia, un proyecto alegre y estimulante

INFINITO + 1 ha logrado producir cada una de sus películas gracias a personas que se han sumado a esta misión con generosidad y confianza. En esta ocasión buscan producir una película sobre la familia, en donde se cuentan historias estimulantes, positivas, preciosas, divertidas y emocionantes.

En una semana, han logrado recaudar el 25% del objetivo. Aún queda el 75% para que puedan iniciar el rodaje. Cualquiera que desee ayudarles a producir esta película, puede hacerlo a través de este enlace: www.infinitomasuno.org/familia¡INFINITAS GRACIAS!

Una película muy oportuna, primero por ser el año de la Familia y también por ser una célula básica de la sociedad, hoy tan atacada…¿Infinito +1 tenía que estar en esa trinchera?

No me convence la metáfora de la trinchera, porque implica esconderse, protegerse y disparar. Nosotros somos más de campo abierto, sin camuflaje, a la vista de todo el mundo y sin ninguna agresividad. Ni atacamos, ni nos defendemos. Sencillamente, contamos historias estimulantes, positivas, preciosas, divertidas, emocionantes, a quien quiera escucharlas y verlas. La familia está ciertamente atacada, desde la política y los medios de comunicación. Nos contaminan con mensajes que son muy perjudiciales. Con la boca, los políticos y los medios dicen maravillas sobre la familia… pero en la práctica, promueven políticas y mensajes de entretenimiento que fomentan la ruptura familiar. Por ejemplo, se nos ha vendido que la infidelidad, la promiscuidad, es una maravilla, una diversión estupenda. Pero en la realidad, generan un sufrimiento terrible a las personas, a las familias. Podemos hacer chistes sobre estos temas… pero cuando el chiste se traduce en una situación real de infidelidad, deja de tener gracia.

¿Mostrar la belleza familiar es la mejor manera de ayudar a aquellas familias que estén atravesando una crisis?

No sé si es la mejor forma, pero sin duda es estimulante mostrar que el amor fiel es posible y merece la pena. Nos han contagiado el pesimismo en las familias, hasta hacernos creer que amarse toda la vida es un imposible o una cuestión de suerte, para algunos afortunados. Pero no es cierto. Amar es servir. Amar es sacrificarse. Amar es darse. El problema surge cuando se identifica amar con un sentimiento placentero incompatible con el sufrimiento. La medida del verdadero amor a alguien es la capacidad de sacrificio por esa persona. Si sólo amamos cuando es fácil… poco amaremos. Nosotros queremos mostrar la belleza y la alegría del amor sacrificado, generoso, fiel, capaz de superar cualquier dificultad. El amor por el que merece la pena vivir y morir. Todos los amores fáciles, tienen fecha de caducidad.

Tengamos la fiesta en paz. ¿A qué tipo de fiesta se refiere?

A la fiesta de sentirse deseado, amado, escuchado, comprendido, guiado, perdonado. A la fiesta del amor, tal como lo describe San Pablo: un amor que no juzga, que no lleva cuenta de las faltas, que es paciente, pacífico…

¿Quiénes son los principales aguafiestas de la familia?

Cualquiera de nosotros podemos estropear la fiesta familiar, de muchas formas. Quejándonos constantemente cuando algo nos disgusta, por ejemplo. O exigiendo a nuestros familiares una perfección inalcanzable, que estropea la convivencia. Siendo vagos, estando más pendientes de ser servidos, que de servir. Hablando mucho y escuchando poco. Trabajando a todas horas en casa, sin dar importancia al tiempo de juego, de descanso, de distracción. Todas estas actitudes estropean la fiesta familiar. Todo eso es previo a grandes problemas posteriores como la indiferencia, la infidelidad o la violencia. Si ponemos la medida del amor en aspectos sencillos y cotidianos, lo normal es que nunca nos enfrentemos a los graves problemas. Y si descuidamos esos pequeños gestos, será normal que un día nos encontremos con algún problemón.

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16.04.21

El P. Gonzalo Raymundo fue mi compañero de clase. Una vida muy edificante y santa. Pidamos por su alma

El pasado miércoles amanecía con la triste noticia del fallecimiento del P. Gonzalo Raymundo, sacerdote de los Heraldos del Evangelio, una persona muy querida para mí, pues fue mi compañero de COU en el Instituto Miguel Servet de Zaragoza y un buen amigo. Por aquella época un servidor estaba alejado de la fe y Gonzalo con su celo apostólico, ejemplo y sus buenos consejos me fue acercando al buen camino con mano de hierro y guante de seda.

Recuerdo perfectamente que providencialmente me tocó compartir pupitre con él en una esquina de la clase en la última fila. Despertó mi curiosidad el hecho de que leía libros en portugués y que le gustaba mucho la heráldica y las partituras de música. Gonzalo era muy alto y delgado. Me llamaba la atención que siempre llevaba un bocadillo muy grande, pues me decía que el guerrero debe coger fuerzas para la batalla, que él no era calvinista.

Yo le preguntaba por sus aficiones y él siempre me decía que eran los grandes ideales que le habían inculcado en el club católico a donde iba, algo que fue despertando mi deseo de frecuentar ese club.

La sede de la entonces Tradición Familia Propiedad (TFP) estaba muy cerca del instituto, un sencillo chalet en la calle Maestro Estremiana de Zaragoza. Gracias a Gonzalo no tardé mucho tiempo en frecuentar la sede y quedé fascinado por la espiritualidad de la TFP y su fundador Plinio Corrêa de Oliveira. Gonzalo me enseñó a amar a la Iglesia y a la cristiandad, cuyo apogeo se produjo en la Edad Media, que yo hasta entonces creía un época oscura.

Gonzalo me animaba a ser miembro del grupo, aunque en aquella época no estaba dispuesto a dejarlo todo para ser miembro de la TFP. A pesar de mi inconstancia, frecuenté la sede durante varios años e hice varios viajes y campamentos con Gonzalo. Fue una época maravillosa con él de la que guardo un gratísimo recuerdo y me marcó de por vida para bien.

Gonzalo fue clave en esta época de mi vida y me presentó a muy buenos amigos, entre ellos a Gustavo Villarrubia, con el que conservo una buena amistad. El propio Gustavo me informó de la enfermedad y muerte de Gonzalo. En enero me animó a escribirle unas líneas de apoyo en las que le decía que rezaría por él, cosa que el Padre Gonzalo agradeció mucho.

Tras esta introducción necesaria para explicar mi fuerte vínculo de amistad con él, quiero hablar de cómo era Gonzalo para edificación de los que lean estas líneas. Quiero escribir cosas muy bonitas y florituras, pero no puedo…pareciera que Gonzalo me inspira a ser sencillo y directo como era él.

Gonzalo era un hombre de Dios, una persona recta, íntegra, un perfecto caballero cristiano. Una persona que creo que siempre fue casta y valoraba como un gran tesoro la santa pureza y así lo transmitía. Un católico coherente y cabal, muy recto, muy enamorado de Dios y de la Iglesia, detestaba, con santa ira, el pecado, el error y toda herejía, aunque era muy dulce y caritativo en su apostolado. Era un gran apóstol, muy humilde y cercano y con gran sentido del humor. Atesoraba muchas virtudes, una gran devoción a la Virgen y a la Eucaristía. Tenía, como he dicho, verdadero horror al pecado y una gran gravedad y peso sus palabras y su vida.

Recuerdo que una vez enfrente de la Basílica del Pilar me preguntó que haría si se me caía una estatua encima y estuviese agonizando y le contesté que llamar a un médico. Me respondió que estaba fuera de la pista, pues era más importante llamar a un sacerdote. Así era él, un hombre que tenía muy claro que el alma valía más que el cuerpo y que la vida era muy seria, pues en ella se dirimía nuestro destino eterno, algo que siempre me repetía.

Perdí el contacto con él durante varios años, especialmente cuando nuestros destinos geográficos se separaron, aunque siempre me quedó su recuerdo y su buen ejemplo como el mejor de los legados. Acabo de ver emocionado el vídeo de homenaje que les ofrezco a continuación. Así era él, grave y profundo, pero muy sencillo y cercano, un gran apóstol e intuyo que un santo, con una vida ejemplar y una aceptación heroica de su enfermedad. Sólo me queda pedir oraciones por su eterno descanso, pues así nos lo enseña la Iglesia por más que creamos que era un santo varón.

Por Javier Navascués

Breve semblanza

El P. Gonzalo nacía en la ciudad de San Sebastián en 1971; posteriormente cursó sus estudios en Zaragoza, São Paulo y en Roma; siendo ordenado diácono por el Cardenal Arzobispo de São Paulo, D. Odilo Pedro Scherer y sacerdote el 30 de septiembre de 2010.

D. Gonzalo residió durante muchos años en Camarenilla y allí además de dirigir el coro y la banda de música de los Heraldos del Evangelio, fue superior de la Casa. Organizó diversas Misiones Marianas en parroquias de la Archidiócesis, así como conciertos catequéticos en varios pueblos. También, como sacerdote, fue invitado a presidir la Eucaristía en fiestas patronales de algunas parroquias. “Era muy conocido y querido en nuestra archidiócesis de Toledo” subraya José Alberto Rugeles, Heraldo del Evangelio residente en Camarenilla.

Extraordinariamente dotado para la música, hizo de ella una herramienta de evangelización. En Roma prestó sus servicios en la Casa de Procura y los últimos años ha trabajado en Centroamérica como misionero en varios países. Allí, su fallecimiento ha producido una gran consternación.

“Enfrentó la enfermedad con resignación y gallardía, dando a quienes le cuidaron en sus últimos meses, ejemplo de fe, de entereza y de preocupación mayor por quienes le atendían que por sí mismo. Ofreció su vida por las necesidades de la Santa Iglesia, y en las manos maternales de María Santísima, a quien había consagrado su vida y su sacerdocio”. Así explica Rugeles los momentos de su enfermedad.