17.05.21

La apisonadora global, nuevo libro, contra la ideología de género, de Martínez Peñaranda

Francisco Martínez Peñaranda es un padre de familia, casado y con siete hijos. Escritor de relatos infantiles y juveniles. Artista, en especial en arte sacro. Autor de los libros Sin Paternidad No hay libertad. La tiranía del género, y La apisonadora global, libro del que habla en esta entrevista. Es el Presidente de la asociación Libertas Sui Iuris.

¿Por qué un libro titulado la apisonadora global? ¿Quién es la apisonadora?

La apisonadora es un monstruo, es un gigante opresor. Como en todas las épocas de la historia, surge para dominar y busca el poder totalitario. Pero en esta ocasión, no está encarnado en alguien personal. No es un tirano con nombre y rostro, sino que se trata de un ente abstracto y desalmado. No tiene alma, pero si tiene siervos. Son todos aquellos que le rinden sumisión, políticos, empresas y empresarios, industrias multinacionales, entidades globales y supranacionales.

Le llamo apisonadora porque aplasta y oprime como los sátrapas de todos los tiempos, y se llama global, porque busca destruir la identidad de las naciones para que nadie escape de su control. Esta tiranía que se cierne sobre el mundo es global y pretende que no haya un lugar donde esconderse de su ambición totalitaria.

¿Cómo enlaza con su anterior trabajo y como se inserta dentro de una trilogía?

Prometí una trilogía sobre ideología de género y este es el segundo volumen de esta trilogía. En realidad la ideología de género es una herramienta de este poder supranacional, pero no es la única. Existen más instrumentos al servicio de este proyecto totalitario. No obstante, en referencia a esos otros aspectos, es posible que me anime a abordarlos en un futuro más o menos inmediato, pero en este trabajo que ahora presento, en esta trilogía, el tema central es la ideología de género como estrategia para conseguir estos objetivos de sometimiento del individuo y su control total.

Usted señala a dos grandes tiranos, por un lado el marxismo que es evidente y por otro una ideología que parece opuesta, pero hace el mismo juego, como es el liberalismo global.

En el primer volumen, “Sin paternidad no hay libertad”, he abordado los orígenes, y como surge toda esta corriente de pensamiento. La ideología de género es una visión antropológica instrumentalizada desde la política para fines políticos, de obtención de poder y de dinero, de muchísimo dinero. El marxismo la utiliza para reinventarse después de que haya quedado en evidencia su gran fracaso como proyecto social. Para el marxismo es un balón de oxigeno que le aporta nuevos argumentos de lucha revolucionaria, nuevos pretextos para continuar su farsa, su promesa de nuevo hombre y de justicia. Pero existe un segundo cómplice en este juego de tronos, y ese es el que muestro en esta segunda entrega cuyo título es “La apisonadora global”. Ese segundo tirano es el que invito a descubrir en este segundo libro de la trilogía.

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16.05.21

Profanación de la clausura femenina, un libro editado por el P. Jorge López Teulón

Entrevistamos al P. Jorge López Teulón, postulador de las causas de los mártires en la archidiócesis de Toledo sobre el libro Profanación de la clausura femenina (del que es editor y autor de las notas) sobre los graves hechos ocurridos en tres conventos de clausura de la Diócesis de Toledo durante la Guerra Civil.

¿Por qué decidió editar el libro sobre la profanación de la clausura femenina? (Siempre inmersos en la colección Testigos de la Guerra Civil Española)

Mientras Javier Paredes, Catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Alcalá, preparaba junto a José Manuel Ezpeleta la publicación del diario de una víctima de la atroz represión del Frente Popular en Madrid, comenzamos a hablar de la posibilidad de publicar los diarios de algunos conventos que conservan la Postulación de los Mártires de la Archidiócesis de Toledo.

Paloma en Madrid, que vio la luz hace dos meses, es la primera publicación de una colección de libros de la editorial San Román que se titula así: TESTIGOS DE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA. Y hemos querido dar voz de nuevo a las mujeres que padecieron la persecución religiosa… está vez, en la segunda publicación de esta nueva colección, por voz de las monjas de clausura.

¿Por qué se centran especialmente en 3 conventos muy concretos de la diócesis de Toledo?

Bueno, la pregunta es sencilla. Como postulador para las Causas de los Mártires de Toledo es el material que más he podido manejar. Durante los días de la persecución religiosa española fueron asesinados por odio a la fe más de 8.000 clérigos y religiosos. De ellos, 296 eran mujeres, monjas de clausura y religiosas de diversas congregaciones e institutos que atendían asilos de ancianos, orfanatos, hospitales o colegios. A medida que han ido subiendo a los altares se ha podido hablar de esta realidad que sufrieron no solo las que alcanzaron el martirio sino cientos y cientos de ellas que sufrieron la persecución.

En las estadísticas del Anuario Diocesano de Toledo de 1930, se nos dice que Toledo tenía 55 conventos de clausura, con 882 monjas. Y otras 105 casas religiosas de vida activa (dice el epígrafe, sin clausura), con un total de 522 religiosas. Las cifras nos sirven para hacernos una idea. Si bien podemos afirmar que las religiosas que alcanzaron la palma del martirio son muy pocas (sobre todo extrapolando las cifras a los religiosos varones o a otras diócesis que sufrieron también la persecución) no queremos dejar de asomarnos a la persecución, la expulsión, el pánico, las cárceles que sufrieron todas aquellas mujeres consagradas. Y es lo que presentamos en este trabajo.

¿Cuáles fueron otros de los principales conventos profanados en España?

Aquí, sin embargo, la respuesta es fácil: todos. Todos los que pudieron. De nuevo, un dato certero. En la ciudad de Talavera, que es donde resido, los edificios religiosos sufrieron más con la afrancesada [e incluso con la desamortización, otro tipo de persecución] que con la guerra civil del 36. De hecho, el 3 de septiembre es la toma de Talavera. La guerra duró 48 días: los cinco conventos de clausura quedaron todos destrozados, saqueados y calcinados.

¿Hasta qué punto es grave profanar la clausura femenina de un convento?

Aquellas benditas mujeres llevaban décadas en sus monasterios consagradas a su vocación. Las palabras profanación o violación son las más acertadas a la hora de romper los sellos de la clausura, que libremente había sido aceptada por cada una de ellas al entrar en sus conventos. Eso nos hace entender la gravedad de los sucesos.

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15.05.21

Agnus Dei presenta un libro sobre oración mental, ideal para los católicos que no saben meditar

La plataforma católica Agnus Dei Prod nos informa de la presentación de un libro para aprender a hacer oración mental. Les dejo con la nota informativa que contiene un número y una dirección de contacto para las personas interesadas en adquirir el libro, que se vende a precio simbólico de 3 euros (más gastos de envío).

La nota dice así:

Nos hemos decidido a realizar este libro de oración mental ante la necesidad que muchas almas tienen de hacer oración y por el desconocimiento que existe sobre el método de hacer oración mental. La tradición nos ha legado el método de oración de los Ejercicios de San Ignacio de Loyola, camino seguro y fiable para llegar al Señor, de intimar con Él, de ser ilustrado por Él. Insuperable método de oración donde el alma quedará del todo plena y satisfecha en sus ansias de Dios, si es constante en ella.

Se requiere un método, una forma concreta de oración para empezar; es necesario que el alma entre en un camino de disciplina y obediencia inicial, de fidelidad al método de oración, para que una vez adentrada en la vida de oración sea el Espíritu Santo quien “coja” al alma y la lleve por donde a Él le plazca; pero esto requiere un tiempo previo de oración, de fidelidad a la oración, de constancia diaria en hacerla, de superar todo obstáculo y apatía, de no sucumbir al desánimo, de vencer todo impedimento.

El libro se ha realizado lo más esquematizado posible, con una exposición sencilla, pero sin faltarle lo esencial; quien lo lea con detenimiento tendrá el conocimiento necesario para iniciarse en la oración mental y en los métodos que se describen en el curso.

Ahora sólo es necesario que surja en el alma el verdadero deseo de santidad, de amar al Señor con todas sus fuerzas: Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente (Mt. 22, 37). Ese deseo es el motor que pone en movimiento al alma en su recorrido interior y espiritual de búsqueda de Dios.

Sólo nos resta recordar las disposiciones necesarias que deben acompañar al alma para que esté decididamente resuelta a emprender el camino de unión con Dios en la intimidad de la oración:

1. No ser tibio ni flojo, que es lo que caracteriza al perezoso, sino resuelto y eficaz como es el fervoroso.

2. Ser insaciable, esto es, que no se contente con lo poco que hace, aunque sea todo lo que puede hacer, que desee mucho más, mucho más deseo de santidad y perfección sin llegar a sentirse satisfecho.

3. Ser estable, es decir, que no esté cambiando de actitud, más firme unos días, menos otros; más decidido hoy, menos mañana. Mantener firmeza y estabilidad en la vida de oración y de santidad.

4. Ser constante y perseverante hasta la muerte, sin aflojar o entibiarse por las tentaciones, desánimos, por los malos consejos, manteniendo siempre una actitud de firmeza y viril, como el ciervo que con gran vehemencia corre buscando la fuente de agua en que hartar su sed (Sal. 31, 2 y ss.).

Estas disposiciones son las que acompañaron al Señor en el cumplimiento de hacer la Voluntad de Su Padre; esto debe animar al discípulo a seguir al

Maestro. Así como el Señor ocupó su tiempo en el provecho nuestro, así hemos de aprovechar nuestra vida siguiéndole e imitándole.

El Señor quiere ser amado con la perfección con que Él amó al Padre Celestial (Mt. 22, 37). El Señor dice a cada alma que se propone firmemente ser santo en el camino de la oración mental: Imitadme a Mí, como YO imité a Mi Padre.

Información y adquisición del libro:

[email protected]

Tf: 638.150.336

14.05.21

Último sermón de Mons. José Guerra Campos

ESPERANZA VIVA

Muy estimados superiores, profesores y alumnos de este Colegio del Inmaculado Corazón de María. También yo doy gracias a Dios porque me ha concedido pasar estos días de convalecencia, para mi corazón cansado y un poco desfalleciente, conviviendo con vosotros que sois la juventud emergente, portadores de ilusión y de esperanza. Un contemplador superficial podría decir que yo represento la caducidad, el agotamiento de la esperanza, vosotros representáis la esperanza creciente. Pero no es así, mi alegría profunda proviene de que he comprobado una vez más, que vivimos de la misma esperanza.

Yo tengo tanta esperanza como vosotros, y por tanto soy tan joven como vosotros, aunque con menos vigor y menos ganas de saltar, y menos capacidad de hacer cosas tangibles que se anoten en las crónicas temporales.

A mí me causa mucha alegría haber comprobado, que lo que os anima a vosotros, no es la esperanza que se consume, no es la esperanza de la edad, que ni siquiera merece el nombre de esperanza, porque cuando uno piensa en el joven portador de esperanza, esperanza para la Patria, esperanza para la Iglesia, la esperanza del futuro, tiene que ser franco consigo mismo y responder a una pregunta ¿De todos los sueños, proyectos, ilusiones, aspiraciones que constituyen esta especie de siembra y de germinación inicial, que es la etapa de la niñez, y la primera juventud. ¿Cuál es el resultado seguro, seguro para todos? Y la respuesta es implacable. Cuando los jóvenes de ahora lleguen a un tiempo en que se pueda hablar de logros, lo único seguro es que serán viejos, como lo soy yo. No hablo pues de esa esperanza, aunque es admirable esa especie de ración con que se nace y que desde el primer momento se va consumiendo, de suerte que según pasa el tiempo, y se acerca la hora de la muerte, esa esperanza prácticamente se da por agotada. A mí esa esperanza me interesa muy poco. Yo he visto que vosotros vivís cotidianamente de lo que San Pedro llama “la esperanza viva". Esa esperanza que no se consume, porque es más poderosa que la muerte. Esa esperanza que es capaz de responder a dos preguntas. ¿Es posible confiar en la victoria definitiva del amor sobre el egoísmo? Sí ¿Es posible confiar en la victoria definitiva de la vida sobre la muerte? Sí. Ésa es vuestra esperanza fundamental y es la que garantiza que según pasan los años y cualesquiera que sean las vicisitudes en vuestro curso de vida temporal, seáis siempre jóvenes.

ESPERANZA AUTÉNTICA.

Yo quisiera que alguien en el futuro cantase vuestra juventud inmarcesible a los 90 años, a los 120 años, si a tal nivel podéis llegar. La esperanza auténtica, la que se realiza precisamente al terminar el camino del tiempo. Esta esperanza que es imposible, como es lógico para todo cálculo, para toda técnica humana, es la que nos asegura nuestra condición de cristianos. Por eso como sabéis el Papa Juan Pablo II al referirse al paso del tiempo, acompañado por Jesucristo, al tercer milenio que va a comenzar enseguida, hace una observación preciosa, que los cristianos deberíamos no olvidar nunca, para apreciar la diferencia sustancial entre ser cristiano y no ser cristiano. Toda persona que quiera tener esperanza, necesita buscar la comunicación con Dios, todo lo demás es una engañifa y por eso en el fondo hay tanta melancolía y desencanto en el mundo actual, porque está de vuelta y sabe que no hay ni una solución satisfactoria con el paso del tiempo, en el futuro, porque el futuro será tan débil y tan fugaz como es el presente. Y por eso todo hombre, para ser hombre, para afirmarse como persona, para no ser una simple pieza de la biología, de la física, o un mero combustible de una hoguera colectiva, que luego se disipa y queda en nada, y por tanto es absolutamente vacía, necesita si no ha de renunciar a la esperanza, si no ha de renunciar a la juventud, al menos buscar a Dios. Y todas las formas de religión, incluso ciertas formas de inquietud, que no merece el nombre de religión, pero que refleja un corazón que no se cierra sobre sí mismo, aunque a veces parezca hasta ateo, son búsqueda de Dios.

COLEGIO REALMENTE CIENTÍFICO.

El Papa señala que nuestra condición de cristianos es absolutamente privilegiada. El que busca a Dios, lo busca a tientas. Ser cristiano consiste en haber reconocido que Dios mismo nos sale al encuentro, que el Hijo de Dios se ha hecho hermano nuestro, se ha incorporado a nuestra historia, se ha hecho partícipe de nuestra condición para que nosotros podamos participar de su filiación divina. Y entonces más que buscar nosotros a Dios, dice el Papa, es Dios quien nos busca a nosotros. Y por ser Dios quien nos busca a nosotros, precede su llamamiento. A nosotros nos toca seguirlo, dejarnos acompañar por Él, vivir en unión con Él que es el vencedor del egoísmo, del pecado y de la muerte. Y esto explica que en el Colegio, aparte de la labor de instrucción, de apertura al mundo, de descubrimiento progresivo de nuestra interioridad y de todo lo que nos envuelve, del universo, etc, etc, se considere como parte esencial, la comunión con Dios revelado en Cristo Jesús. Y es un acierto enorme, es la única manera de que un colegio sea realmente científico, si por científico entendemos una actitud de conocimiento, una actitud de corazón, que corresponda a la auténtica realidad del hombre, que lo trate como persona, como hijo de Dios. Y así en este Colegio del Inmaculado Corazón de María, se está cumpliendo y cumplís vosotros, que sois los que lo constituís fundamentalmente, la gran enseñanza del Concilio Vaticano II, muy descuidada por cierto, el cual acerca de la educación dice, refiriéndose a todos los responsables de la educación, no a los católicos solamente, a todos sean quienes sean, Stalin, Lenin, quienes sean: “Que tienen el deber primordial, de satisfacer un derecho primordial de los niños y adolescentes, de los jóvenes que están en edad de educación, los cuales necesitan, no solamente, libertad e información, sino ser estimulados en el conocimiento y en el amor de Dios, y en este caso en el conocimiento y en el amor de Dios, que se ha hecho hermano, se ha hecho accesible, vive con nosotros, a través de todas las generaciones, la Santa Eucaristía, en nuestro propio corazón.

Y todo ello porque podríamos resumiendo decir, que si la juventud meramente de edad, es una engañifa porque lo es, porque es una consunción progresiva de la esperanza hasta aniquilarla.

Los que vivamos con Jesucristo, y con la Santísima Virgen María, su madre, vivimos con el único joven que existe en toda la historia.

A los demás les llamamos jóvenes porque durante unos pocos años así se llaman, pero están de paso, estamos todos de paso. El único joven es Jesucristo, la única joven es la Madre de Nuestro Señor Jesucristo, que en su mismo cuerpo, su vida humana está siempre joven. Sin ningún desgaste, sin ninguna consunción, fuente de esperanza plena y por tanto de vida y de amor. Por eso yo ante todo, y dejando aparte consejos particulares que podrían darse, pero esos os los dan vuestros padres, vuestros superiores, vuestros profesores todos, vuestros tutores, etc, no hace falta que yo insista en ello.

Os invito a que deis gracias al Señor por estar en un Colegio en el cual no se os engaña, no se os recorta, se atiende a la integridad de vuestra vocación, de personas que quieren tener un destino personal, y no diluirse en frases vagas colectivas, que no significan absolutamente nada valioso, y menos en el campo de la esperanza.

VACACIONES CON CRISTO

Y finalmente quisiera recordar, que en una ocasión, lo sabéis muy bien, los primeros discípulos, los apóstoles que vivían con Jesús, después de una faena, una especie de un curso de trabajo, una misión apostólica, oyeron de Él esta invitación tan humana: “Ahora venid conmigo a un lugar tranquilo y descansad un poquito” Unas vacaciones, pero atención a estas vacaciones. Ahora venid conmigo, ahora dejad ese trabajo, esa misión apostólica concreta que Yo os había encargado. Vamos a descansar un poquito. Pero vamos a descansar con Él. Venid conmigo, no hay vacaciones para la comunión con Él, para la oración, para la acción de gracias, para la re conciliación, para el alimento eucarístico. Más aún, aquellos discípulos se encontraron con la sorpresa de que en aquel supuesto lugar tranquilo, se agolpaba una muchedumbre necesitada al servicio de la cual se pusieron inmediatamente, ayudando a repartir los panes de la multiplicación, que eran como el anticipo y el signo del pan definitivo, que es el mismo Señor Jesucristo. Lo cual significa, y este es mi consejo fundamental, que durante el tiempo de vacación, además de mantener, quizá con otros horarios, pero substancialmente las prácticas de oración, de devoción al Señor, a la Virgen María, las prácticas de reflexión, la vida interior, etc, procuréis no olvidar que estáis en medio de una muchedumbre, de otro jóvenes o personas mayores, necesitados de luz, porque sufren un vacío tremendo, una gran desorientación porque han comprobado ya con amargura, que ese vacío no se llena con el permisivismo irresponsable, y mucho menos con formas de prosperidad pasajera. Les falta algo profundo, que es precisamente tener esperanza, tener comunicación auténtica con el que es fuente de victorias sobre el egoísmo y sobre la muerte.

Y entonces será inevitable que de algún modo, sigáis nuestra solicitud apostólica, tratando de señalarles la presencia de Cristo como manantial de esa esperanza.

LA ALEGRÍA DE LA DONACIÓN.

Siempre en virtud de vuestra condición de cristianos, y en vuestro contacto en cualquier ambiente, con las demás personas, trataréis de cumplir las exigencias auténticas del amor, que son tres: Compartir los bienes, preocuparse por buscar el bien de los demás, por evitarles males, darse a sí mismo, que es más bien que los bienes, disponibilidad fraternal, respetuosa, generosa.

Pero esto no basta, porque muchas veces, los consejos de ayuda, de solidaridad, etc, se quedan ahí, en una especie de fraternidad de huérfanos.

El bien supremo no lo podemos dar ni dándole a los demás todos los bienes de este mundo, ni dándonos enteramente a nosotros, ni quemándonos en una hoguera como diría S. Pablo. El bien supremo es la esperanza y el amor de Dios, y eso nosotros no lo podemos dar, sólo podemos darlo anunciando a Cristo y ayudando a llevar a Cristo, a conocer a Cristo. Cosa en que nos ayudará maravillosamente, la Virgen María. Porque ese es su oficio, darnos a Cristo, llevarnos a Cristo, recordarnos que hemos de hacer lo que Cristo nos diga, intercediendo para que no nos desviemos estúpidamente de nuestra comunión con Cristo Jesús. Esto es lo que realmente podrá llenar de vida vuestro tiempo de vacación, para que en el futuro sigáis, los que volváis aquí, manteniendo este espíritu de familia con Cristo, o sea de familia de esperanza, o sea de familia de juventud. No hay más juventud que aquella que tiene esperanza. Y a mí que no me digan que tienen esperanza, los que sólo piensan planes que se van consumiendo según se intenta realizarlos.

Por eso volviendo al principio, os doy gracias porque con vuestra presencia y vuestro modo de ser y de querer ser, en cierto modo me habéis ayudado a mí mismo, a recobrar o reafirmar esa juventud que está por encima del desfallecimiento o del cansancio del corazón y de las fuerzas físicas, e incluso mentales.

Que el Señor, queridísimos hermanos, especialmente a vosotros queridos jóvenes, os conceda muchísima alegría, la alegría de la donación. Que os conceda muchísima libertad, la libertad del Espíritu Santo, que es la libertad de sintonizar con una voluntad, que es la de Dios, la cual nos hace realmente libres. Como diría S. Juan de la Cruz: “Después de hacer el esfuerzo de subir por los vericuetos a la montaña, conociendo nuestros fallos, tratando de encauzarlos, purificándonos, ya en lo alto es como si no hubiese ley, porque en cierto modo, hemos habituado a nuestra voluntad a identificarse con la voluntad de Dios, que es voluntad de amor y entonces todo lo que hacemos en actitud de servicio, de obediencia filial, equivale a libertad, porque brota espontáneamente de lo íntimo del corazón".

Feliz vacación, hasta vernos.

+ José Guerra Campos, Obispo

13.05.21

Juan Pedro Ortuño: “El Evangelio no se lee, se medita y se guarda en el corazón, como la Virgen”

Juan Pedro Ortuño Morente. Sacerdote diocesano de Madrid. Ordenado por San Juan Pablo II en el Congreso Eucarístico de Sevilla el 12 de junio de 1993. En la actualidad es Rector de la Ermita Virgen del Puerto de Madrid, Patrono de la Fundación COPE y Asesor del Consejo Editorial COPE. Licenciado en Estudios Eclesiásticos por la Universidad Pontificia de Salamanca, en Teología Dogmática por la Facultad de Teología de San Dámaso y en Filosofía por la Facultad de Teología de San Dámaso. Profesor extraordinario en la Universidad de Salamanca.

Publicaciones: El Silencio del Pesebre (Scire/Balmes. Barcelona. 2002). El aleteo de Dios (Scire/Balmes. Barcelona. 2004) Lañas I (Mater Dei. Madrid. 2010. Lañas II (Mater Dei. Madrid. 2011). A la Sombra del Evangelio (iTunes y Amazon). Artículos de filosofía, ética y nuevas tecnologías en distintas revistas y publicaciones. En esta ocasión nos habla de su libro A la Sombra del Evangelio, editado por Voz de Papel.

¿Por qué un libro a la sombra del Evangelio?

El Señor, en los evangelios, invita a sus discípulos a retirarse a descansar. Serían momentos de intimidad en los que Jesús aprovecharía para hablarles sobre cuestiones que debían de ir profundizando en sus almas. Pero, también serían situaciones en las que buscaba distraerles, animarlos, y a que repusieran las fuerzas después de largas jornadas del anuncio del Evangelio … ¿Por qué no imaginar, en los días de calor de Judea, que esas conversaciones tuvieran lugar bajo la sombra de un árbol, siendo Jesús esa floresta que iba llenando los corazones de sus apóstoles de aspiraciones humanas y divinas?

¿Es el Evangelio el mejor árbol para que le cobije una buena sombra?

El Evangelio es la Buena Noticia que, cada uno de nosotros, deberíamos emplear, no como un libro que hay que discutir o razonar de manera “sesuda”. El Evangelio ha de ser descanso y reposo del alma, donde descubrimos el corazón enamorado de Cristo por cada uno nosotros.

El Evangelio no hay que hacerlo atractivo, pues ya de por sí es muy atractivo, solo hay que difundirlo con coherencia.

La coherencia, en cuanto significa “conexión”, sí es importante, pues nos va revelando la figura de un hombre que, además, es Hijo de Dios y nos ama hasta dar la vida por nosotros … ¡esa es su verdadera coherencia!

¿Leemos los católicos el Evangelio lo suficiente?

Más que leer, hay que meditar (y guardar en el corazón, como hacía la Virgen María) las palabras, gestos y obras de Jesús… sin precipitación, con sosiego y, sobre todo, descubriendo que, en cada uno de sus pasajes, Cristo nos habla de manera personal.

Una de las principales dificultades es que al ser relativamente cortos y estar muy manidos, a algunos ya no les dice nada nuevo… ¿Qué les diría a estas personas?

Más que cantidad, hay que hablar de un estilo de vida. De la misma manera que alguien que ama a un ser querido no se cansa nunca de decirle “te quiero” (y no le resulta en absoluto manido), Jesús, a través del Evangelio, quiere provocarnos un encuentro único e irrepetible, dándonos a conocer, no sólo su persona, sino decirnos en todo momento “¡te quiero! … Ven y sígueme”.

¿En qué medida este libro es el fruto de sus vivencias sacerdotales?

El sacerdocio es lo más maravilloso que ha ocurrido en mi vida. Además de encuentros personales con matrimonios, viud@s, solter@s, jóvenes, ancian@s, etc., hay un hecho inconmensurable: la vivencia de mi sacerdocio en cada Eucaristía, donde presto mi voz, mis manos … todo mi ser, para que Cristo se haga carne y sangre en el Altar. También el sacramento de la reconciliación es un hecho impresionante: Jesús “utiliza” al sacerdote para mostrar su ternura y su infinita misericordia a aquel que quiere experimentar en su vida el perdón de Dios y de la Iglesia… sólo así, dejándonos querer, podremos también dar misericordia y ternura a los demás.

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