
Javier Garisoain, presidente de la Comunión Tradicionalista Carlista, nos habla del Foro Alfonso Carlos I que tuvo lugar el pasado fin de semana en Madrid.
¿Qué supone un nuevo Foro Alfonso Carlos I?
El Foro Alfonso Carlos I es la universidad de verano de la Comunión Tradicionalista Carlista, un evento anual en el que militantes carlistas se reúnen para profundizar en uno o varios temas de los que conforman nuestro programa político. Este año hemos celebrado la edición número XXVII.
¿Por qué este año tratan la Justicia Social?
Hace doscientos años que cualquier momento es bueno para hablar de esto porque la Revolución se ha empeñado a fondo en fomentar toda clase de injusticias. Por otra parte el concepto de Justicia Social ha sido tan manipulado que conviene mucho hacer una aclaración y reafirmación para recordar sus principios básicos. Además, el hecho de que el Santo Padre, León XIV, haya querido elegir su nombre recordando expresamente a León XIII, el gran papa de la doctrina social católica nos anima en nuestra lucha contra las ideologías.
¿Cómo está la justicia social siempre presente en el ideario y la acción carlista?
El ideal de justicia social es inseparable del Carlismo porque nosotros desde el minuto uno hemos luchado por revertir el desorden que trajo el liberalismo. La Cristiandad, la Hispanidad, no eran perfectas pero tenían claro ese ideal de orden social, ese afán de dar a cada uno lo suyo. Nosotros no defendemos aquel orden con nostalgia sino con la confianza de que, si Dios quiere, esa justicia volverá.
¿Cómo encaja en el principio de subsidiariedad?
El principio de subsidiariedad es fundamental para entender la manera en la que deben estar equilibrados los ejes de libertad y autoridad en una sociedad bien ordenada. En el pensamiento tradicional el poder, respaldado por la autoridad, es servicio y la libertad es responsabilidad de forma que cada uno, cada cuerpo social natural, ha de ser capaz de sacar adelante sus cosas empezando por lo más próximo. El subsidio tiene que estar presente, por supuesto, la ayuda del ente superior será necesaria en muchos casos, pero actualmente se ha sacado de quicio, vivimos en una sociedad de la subvención permanente y eso nos hace esclavos.
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