25.02.23

Jenaro de la Fuente: “Salvar un bebé de un aborto es una experiencia única, una felicidad muy especial”

Jenaro de la Fuente. 29 años. Es de Asturias, aunque lleva cinco años viviendo en Madrid. Actualmente, trabaja en un despacho en labores de Derecho Mercantil. Estudió Derecho en la Complutense, y dos máster en esa misma universidad. Anteriormente fue militar profesional, y su principal destino fue en el Grupo de Caballería de la Legión Española. Lleva en Rescatadores Juan Pablo II un año y medio aproximadamente.

¿Qué le llevó a convertirse en rescatador?

Siempre he sido pro vida. Favorecer, colaborar o simplemente mirar para otro lado ante el aborto me parece aberrante. El aborto es uno de los mayores males, si no el mayor, de nuestro mundo. Dentro de mis amistades, fui debatiendo, pensando, aprendiendo… Y finalmente consolidé en mi conciencia la verdad. El bebé no nato es el ser humano más inocente e indefenso que pueda existir. Esa toma de conciencia al nivel más profundo me llevó a cuestionarme qué estaba haciendo yo para combatir ese mal, cómo podía yo ayudar. Pero a menudo necesitamos un pequeño empujoncito del Espíritu Santo, y bastó una invitación para ir a rescates por una conocida para ver ahí la voluntad del Señor, la respuesta a mis inquietudes. Acepté sin dudar, y hasta ahora. Y no pienso parar.

¿Ha merecido la pena esta años dedicado a los rescates?

El balance es impresionante. Los Rescatadores de Juan Pablo II perdemos muchos bebés porque la presión policial y el que el gobierno sea cómplice del personal del abortorio nos hace perder muchos niños. Pero es increíble la cantidad también que estamos rescatando. Porque la gente que no va a rescates, no sabe, que el número de abortos se ha duplicado en este último año. No todos son abortos que pasan por la seguridad social.

¿Qué se siente cuando logran que una madre finalmente no aborte?

Salvar un bebé que su madre no quiere que viva es impresionante. Es una experiencia única, por supuesto. Es una felicidad muy especial, y sobre todo agradecimiento. Antes de hablar con una mujer que se plantea abortar, rezo. Y después de que ella confíe en nosotros, yo rezo agradecido, sabiendo que he sido un pequeño instrumento al que Dios ha puesto ahí. Enseña el poder de la confianza, de abandonarse en manos del Señor y dejarse guiar por Él. Además, es un gran acicate para seguir adelante.

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24.02.23

Manuel Andreu analiza su libro Los riesgos del pensamiento, sobre el peligro de las ideologías

Manuel Andreu Gálvez. Licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza, donde también se graduó del Máster de Investigación en Derecho. Asimismo, es Doctor en Derecho por la Universidad Panamericana, campus México. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores mexicano hasta su acreditación en la ANECA española. Ha sido profesor titular de licenciatura y posgrado en la Facultad de Derecho de la Universidad Panamericana, campus México y actualmente laborando en la Universidad de Extremadura.

En esta entrevista analiza el libro Los riesgos del pensamiento. Introducción al mundo de las ideologías contemporaneas, escrito junto a Leonardo Brown.

¿Por qué un libro sobre el peligro de las ideologías?

En el momento histórico que nos ha tocado vivir es fundamental dedicar un espacio de tiempo (y sobre todo desde el ámbito académico) a los verdaderos problemas que azotan a nuestras sociedades. Este libro se ideó como respuesta a la ceguera que representan las ideologías en los alumnos. Tras una experiencia de casi una década impartiendo clases, decidimos entre Leonardo Brown y yo aunar fuerzas con cerca de una treintena de académicos internacionales para recopilar la práctica totalidad de todas estas falsas filosofías que hoy están de moda, destacando sus errores y las consecuencias que tienen en sus prosélitos. Hoy en día se hace urgente que en las familias se reconozcan los riesgos que entrañan todas estas ideologías con las que nos toca lidiar, ya sea en el ambiente educativo en el que conviven los menores, en el lugar donde se trabaja o en cualquier tipo de espacio público.

Viendo la deriva que está tomando nuestro mundo occidental, la obra colectiva que hemos escrito entre 25 académicos internacionales (sin ánimo de lucro y sin remuneración alguna, sino como una pequeña aportación educativa) guarda la finalidad dicha de ofrecer una explicación básica de todas las ideologías contemporáneas (ya sea en el ámbito político, económico, globalista, en la persona y sus terribles derivas actuales con la ideología de género por ejemplo, en el ámbito del retorno panteísta hacia la naturaleza o incluso a nivel científico) sirviendo como herramienta útil para conocer su trasfondo y dar alternativas para saber cómo actuar ante ellas y cómo poder superarlas.

¿Por qué una ideología es una falsa filosofía?

La ideología pretende explicar la realidad de manera total, de manera única, mediante una construcción racional. Hoy se quiere redefinir qué es bueno y qué es malo, no bajo parámetros filosóficos dentro de un orden natural por el que se rige la realidad, sino por la conveniencia y el consenso de un grupo que piensa similar. El ser humano es un ser limitado, no es infalible, y como afirma José Antonio Ullate Fabo, “no se puede dudar de forma absoluta de la verdad ni tampoco pensar que la poseemos de manera total". Sin caer en los falsos relativismos actuales, en donde se cree que todas las opiniones valen lo mismo (mi verdad, tu verdad… al final todo es válido y en el fondo nada lo es, llegando al nihilismo) hay que tener claro que no todas las opiniones valen lo mismo, pero siendo conscientes de nuestra limitación como seres humanos. En ese sentido, la ideología es una falsa filosofía porque a diferencia de lo que hace la filosofía, que adapta nuestro pensamiento a la realidad para buscar la verdad, la ideología pretende que la realidad se ajuste a tu verdad. Si la verdad se fundamentara en lo que cada uno cree bajo su propia conciencia, bajo un libre examen sobre la realidad desde su propio parecer, se perdería la objetividad dada (y que no puede ser modificada por el hombre por mucho que se quiera a nivel científico).

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23.02.23

P. Ignacio Palacios: "Ratzinger dejó para la posteridad su discurso contra la dictadura del relativismo"

Ignacio Palacios Blanco. Nacido en Madrid en 1971. Sacerdote. Licenciado en Filosofía por la Universidad Pontificia Regina Apostolorum de Roma. Bachiller en Teología por el Instituto de Estudios Teológicos San Ildefonso de Toledo. Licenciado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid. Licenciado en Dirección y Administración de Empresas por la Institución Empresarial Europea de Madrid. Bachelor of Science in Business Administration por la Universidad de Gales en el Reino Unido. Master en Humanidades Clásicas en el Centro de Humanidades y Ciencias de Cheshire (Coneccticut) en los Estados Unidos. Miembro del Círculo de Nuevos Estudiantes de Joseph Ratzinger/Benedicto XVI.

Profesor de Filosofía en el Instituto de Estudios Teológicos San Ildefonso de Toledo desde 2012. En esta entrevista analiza la conferencia Benedicto XVI. Servidor de la Verdad, organizada por la AsociaciónMater Dei, hoy día 23 de febrero en Madrid. El acto tendrá lugar a las 8 de la tarde en la parroquia el Santísimo Cristo de la Victoria de la capital madrileña.

¿Por qué una conferencia titulada Benedicto XVI, servidor de la verdad?

“Servidor de la verdad¨ es el lema que Joseph Ratzinger eligió en 1977 para su escudo episcopal. Para Joseph Ratzinger la misión de un sacerdote y de un obispo era la de servir a la Verdad en su ministerio. Entendió su vida siempre en esta clave.

¿Hasta que punto fue fiel a este lema durante toda su vida?

De sus padres recibió el ejemplo de vivir en conformidad a la verdad de Dios, sin temer a las consecuencias que ello pudiera ocasionarle. En la rectitud de conciencia de su padre encontró siempre un ejemplo de lo que suponía ser fiel a la verdad de Cristo, sin ceder a las presiones ni a las amenazas, que se ejercieron sobre su padre en los años de la subida al poder de Adolf Hitler y de las presiones y amenazas que el régimen nazi ejercía sobre sus vidas.

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22.02.23

Tomás Heduan, ex-maestro masón, nos habla de su conversión al catolicismo

Tomás Heduan tiene 29 años. Es argentino y actualmente vive en la Provincia de Mendoza. Ejerce como profesor de programación. Ex-maestro masón convertido al catolicismo. En esta entrevista nos cuenta el proceso de conversión a la fe católica.

¿Por qué decidió involucrarse en la masonería desde una temprana edad?

Comencé mi iniciación en la masonería a los 21 años, aunque mi interés por esta institución se despertó a los 18 años, cuando algunos amigos me hablaron de ella. En particular, un compañero de mi edad, con quien solía tener largas conversaciones sobre filosofía y literatura, me introdujo en este mundo. Desde entonces, mi curiosidad sobre la masonería creció y mi decisión de unirme se basó en mi interés por los grupos filosóficos organizados de la antigüedad, como los pitagóricos, que se congregaban en academias.

Desde mi adolescencia, me había persuadido de la idea de que existía un conocimiento oculto que no estaba al alcance del público en general y que solo podía obtenerse al pertenecer a un grupo que tuviera acceso a estas tradiciones secretas. Pensaba que esto les otorgaba a los miembros una sabiduría superior a la de los demás.

Durante muchos años, la idea de un conocimiento reservado a unos pocos y la posibilidad de acceder a él a través de la masonería, la cual se me dijo que ofrecía este tipo de conocimiento, me intrigaron. Fue así que decidí involucrarme.

De entrada parecía atrayente una institución que ofrecía a un joven un mundo de posibilidades. ¿Qué le ofrecían realmente?

La oferta presentada era una propuesta simple pero de gran alcance. Buscar reunir a un grupo de hombres en una organización mundial, unidos por un objetivo común: la búsqueda de la verdad. Esta búsqueda se basa en valores fundamentales de comportamiento fraternal y la libertad y equidad para todos los miembros.

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21.02.23

Irene Barajas: “Con voluntarios que cubran toda la jornada reduciríamos el aborto a prácticamente 0”

Irene Barajas. 22 años. Estudiante de Farmacia y Biotecnología, lleva dos años y medio haciendo rescates ante clínicas abortistas con la Escuela de Rescatadores Juan Pablo II y Más Futuro de Madrid. En esta entrevista reflexiona sobre su experiencia, explicando la necesidad de cubrir todos los turnos para reducir el aborto a la mínima expresión.

¿Por qué decidió involucrarse en el tema de los rescates?

Porque no quería vivir en la indiferencia e ignorancia. El aborto hay que combatirlo actuando, no sirve de nada quejarse sin implicarse. “Así también la fe, si no tiene obras, está realmente muerta.” (Santiago 2:17)

Si todos los provida nos movilizásemos el aborto se terminaría, el problema es que el gobierno a través del miedo está consiguiendo controlar a la población. Debido a la reforma del código penal mucha gente ha dejado de ir a rescates y, por tanto, hay muchas mujeres que tienen cita para abortar y no consiguen hablar con ningún voluntario. Si tuviéramos voluntarios suficientes para cubrir toda la jornada laboral de los abortorios el número de bebés matados descendería de más de 88.000 al año a prácticamente 0. La frase que más se repite en rescates es: “¿Por qué no os vi antes de entrar a abortar? No lo hubiese hecho.”

Es hora de actuar y defender la vida de estos bebés, no hay que tener miedo. “Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque el reino de los cielos les pertenece.” (Mateo 5:10)

¿Cuáles es el balance que haría de estos dos años y medio?

El balance es muy negativo, cada día matan a muchos bebés, muchos más de los que la gente se piensa. Mueren sin poder defenderse y sufriendo mucho físicamente, voy a decir las cosas claras y como son, o les trituran, o les succionan o les queman vivos con inyecciones hidrosalinas. Nadie habla del dolor fetal, porque aportaría al feto la condición de ser humano, algo que va en contra de los intereses promotores del aborto. El Doctor David Prentince en numerosos artículos científicos explica que “los mecanismos de supresión del dolor no se desarrollan hasta la semana 32”. Como consecuencia, el niño abortado a las 20 o 30 semanas no solo siente dolor, sino que lo siente de manera más amplia, intensa e incesante que un adulto.

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