Jenaro de la Fuente: “Salvar un bebé de un aborto es una experiencia única, una felicidad muy especial”
Jenaro de la Fuente. 29 años. Es de Asturias, aunque lleva cinco años viviendo en Madrid. Actualmente, trabaja en un despacho en labores de Derecho Mercantil. Estudió Derecho en la Complutense, y dos máster en esa misma universidad. Anteriormente fue militar profesional, y su principal destino fue en el Grupo de Caballería de la Legión Española. Lleva en Rescatadores Juan Pablo II un año y medio aproximadamente.
¿Qué le llevó a convertirse en rescatador?
Siempre he sido pro vida. Favorecer, colaborar o simplemente mirar para otro lado ante el aborto me parece aberrante. El aborto es uno de los mayores males, si no el mayor, de nuestro mundo. Dentro de mis amistades, fui debatiendo, pensando, aprendiendo… Y finalmente consolidé en mi conciencia la verdad. El bebé no nato es el ser humano más inocente e indefenso que pueda existir. Esa toma de conciencia al nivel más profundo me llevó a cuestionarme qué estaba haciendo yo para combatir ese mal, cómo podía yo ayudar. Pero a menudo necesitamos un pequeño empujoncito del Espíritu Santo, y bastó una invitación para ir a rescates por una conocida para ver ahí la voluntad del Señor, la respuesta a mis inquietudes. Acepté sin dudar, y hasta ahora. Y no pienso parar.
¿Ha merecido la pena esta años dedicado a los rescates?
El balance es impresionante. Los Rescatadores de Juan Pablo II perdemos muchos bebés porque la presión policial y el que el gobierno sea cómplice del personal del abortorio nos hace perder muchos niños. Pero es increíble la cantidad también que estamos rescatando. Porque la gente que no va a rescates, no sabe, que el número de abortos se ha duplicado en este último año. No todos son abortos que pasan por la seguridad social.
¿Qué se siente cuando logran que una madre finalmente no aborte?
Salvar un bebé que su madre no quiere que viva es impresionante. Es una experiencia única, por supuesto. Es una felicidad muy especial, y sobre todo agradecimiento. Antes de hablar con una mujer que se plantea abortar, rezo. Y después de que ella confíe en nosotros, yo rezo agradecido, sabiendo que he sido un pequeño instrumento al que Dios ha puesto ahí. Enseña el poder de la confianza, de abandonarse en manos del Señor y dejarse guiar por Él. Además, es un gran acicate para seguir adelante.