Queridos amigos, vuelvo sobre el argumento del post que había dedicado, el pasado 22 de agosto, a las cuestiones discutidas por la plenaria de la Congregación para el Culto Divino referentes a la recuperación de un mayor sentido de sacralidad en la liturgia.
Como sabrán, y como ha sido recordado, en la tarde del lunes 24 de agosto, el vicedirector de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, padre Ciro Benedettini (a quien estimo mucho), ha difundido a través de la Radio Vaticana una declaración verbal respecto al tema de mi artículo. Éstas son sus palabras, medidísimas y estudiadas: “Por el momento, no existen propuestas institucionales referentes a una modificación de los libros litúrgicos actualmente en uso”. Este presunto desmentido ha dado vueltas por los blogs: más de uno no ha ocultado un poco de satisfacción por el hecho de que quien escribe haya sido sorprendido en el error. Además, en la entrevista concedida ayer a L’Osservatore Romano, el cardenal Secretario de Estado Tarcisio Bertone ha hecho referencia a las fantasiosas reconstrucciones sobre documentos de “marcha atrás” respecto al Concilio, palabras que la agencia Zenit ha relacionado prontamente con mi artículo. Quisiera decirles que el desmentido del padre Benedettini, más que por mi artículo, ha sido provocado al ser retomado en muchos blogs (después del caso Williamson, los blogs y los sitios de internet son ahora constantemente monitoreados por la Santa Sede) que daban por inminente la “reforma de la reforma” y modificaciones a la Misa en sentido más tradicional (o de “marcha atrás”, según la expresión usada por el cardenal Bertone).
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