En busca de clarificaciones doctrinales
Monseñor Bernard Fellay ha dado una entrevista al diario suizo Le Nouvelliste, después de una Misa de Requiem celebrada el domingo en Écône en sufragio por unos seminaristas de la Fraternidad fallecidos hace poco tiempo. El blog Rorate Caeli la traduce al inglés, de donde la tomamos para hacer esta traducción.
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Monseñor Bernard Fellay, ¿en qué fecha regresará al Vaticano?
No se ha establecido una fecha. Después de la tormenta que ha tenido lugar, todos necesitaremos calmarnos.
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Y las discusiones que aceptó tener desde ahora con Roma, ¿se realizarán pronto?
Para eso, aún no hay fecha… pero sí, comenzarán.
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¿Estas discusiones tardarán mucho? ¿Tienen una agenda?
Pueden tomar mucho tiempo si consideramos lo que acaba de suceder. No por nosotros, sino por las reacciones en la Iglesia entera, particularmente acerca de nuestras posiciones sobre el Concilio Vaticano II. El Concilio incluyó muchas palabras ambiguas en sus textos, para obtener una más grande mayoría. Hoy estamos pagando por esto.
Los textos no son claros, y existe una multitud de diferentes interpretaciones que son aceptadas dentro de la Iglesia. Si no deseamos el colapso de la Iglesia, son urgentes las clarificaciones sobre este Concilio, que quiso ser pastoral y no dogmático. Juan Pablo II ya dijo en 1982 que la herejía se había difundido abundantemente dentro de la Iglesia. Por eso nos alegra que Roma hable de las necesarias discusiones con nosotros para tratar las cuestiones básicas.
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Pero Benedicto XVI ya tiene una interpretación precisa del Vaticano II.
En la audiencia que me concedió en el 2005, me dijo que la única interpretación posible del Vaticano II era la que sigue el criterio de la Tradición viviente. El 22 de diciembre del mismo año, condenó claramente la hermenéutica de ruptura con el pasado de la Iglesia. Pero esto es muy vago y amplio. Es necesario exponer al respecto.
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El Papa ha realizado un gran paso hacia ustedes, pero uno tiene la impresión de que se encuentra de alguna forma solo, ignorado por un número de obispos que aparentemente no los quieren a ustedes en la Iglesia.
En un momento en que estamos hablando de un retorno a la plena comunión, el Papa efectivamente, quizá, se pregunta quién es más cercano a él, si ciertos obispos o nosotros.
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Mediante el motu proprio sobre la antigua Misa y la remoción de las excomuniones que pesaban sobre ustedes, Benedicto XVI hizo gestos espectaculares y unilaterales. Pero, ¿cuáles serán sus gestos?
Ya hemos respondido afirmando nuestro deseo de seguir, con una mentalidad positiva, el camino de las discusiones indicado por el Santo Padre. Pero no hacemos esto precipitadamente. Cuando marchamos por un campo minado, se necesita prudencia y moderación.
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Tiene, sin embargo, la esperanza de alcanzar un consenso doctrinal con el Papa…
Parece difícil. Es verdad, tenemos la impresión de que él es cercano a nosotros en la cuestión litúrgica. Por otra parte, él cree muy profundamente en las innovaciones del Vaticano II.
Será necesario ver qué parte de las divergencias se deben a diferentes filosofías. Una discusión seria demanda un mínimo de confianza.
En orden a establecer un clima más sereno, precisamente pedimos gestos a Roma, como la remoción del decreto de las excomuniones. Ahora esperamos que este trabajo traiga a toda la Iglesia una mayor claridad doctrinal. Hay, en efecto, muchas ambigüedades en el Concilio Vaticano II.
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Son conscientes de que se les pedirá que acepten el Vaticano II.
Es lo que acaba de ser fuertemente reafirmado en la nota de la Secretaría de Estado del 4 de febrero del 2009. Pero la Santa Sede no puede conceder al Concilio una autoridad mayor que [la que el Concilio] deseó concederse a sí mismo.
Bueno, éste no ha deseado comprometer la infalibilidad, permanece en un grado mucho menor de autoridad. No será nunca un super-dogma, y debiera ser siempre visto según la perspectiva del constante Magisterio de la Iglesia. Ni la fe ni la Iglesia comienzan con el Vaticano II.
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Y si se acercan a Roma, ¿temen una división en el interior de la Fraternidad?
No mucho, aunque siempre es posible. Podría existir tal riesgo si buscáramos de Roma un acuerdo puramente canónico y no una solución que se ocupe de las bases del problema, que es la crisis doctrinal y moral dentro de la Iglesia. Pero ese no es el caso.
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Y finalmente, ¿qué hay de Monseñor Williamson, a quien usted pidió hacer declaraciones en un tiempo “razonable” acerca de la cuestión de la Shoah?
Está estudiando el asunto, y cumplirá con sus responsabilidades. Pero es necesario darle tiempo, porque quiere estudiar el asunto seriamente para dar una respuesta sincera y verdadera.
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Fuente: Rorate Caeli
Traducción: La Buhardilla de Jerónimo
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