Misericordia verdadera y adulterada
Se insiste hoy, quizás más que en ciertos momentos del pasado, en la misericordia de Dios. Es esto algo bueno, muy bueno, pues si de algo está necesitado nuestro mundo es de esa misericordia que todo lo puede.
Al mismo tiempo, uno no puede dejar de observar con preocupación cómo algunos desvirtúan, adulteran, falsifican esa misericordia para, amparándose en la misma palabra, colarnos mercancía averiada que incluso llega a ser lo contrario de la verdadera misericordia. No se trata de un fenómeno nuevo.
Recientemente la revista Cristiandad publicaba un artículo muy iluminador, titulado La misericordia atea frente a la misericordia divina, en el que se insiste en esta idea: «es muy necesario en esta situación distinguir con claridad lo que es la enseñanza de la Iglesia de algunas simuladas proclamaciones de la primacía de la misericordia, que van unidas a un desprecio de la fe que profesamos considerada esta última, como irrelevante para la vida cristiana».