Documento: Del conflicto a la comunión ¿Negación del dogma de la Transubstanciación? (Parte 2)
Hace un par de días escribí un artículo analizando algunas objeciones que se han hecho sobre el documento Del Conflicto a la Comunión, presentado por la Santa Sede en ocasión de la conmemoración del quinto centenario de la “Reforma” protestante.
Aunque en mi opinión el texto es desastroso, me preocupaba especialmente ver a tantos católicos perplejos ante las publicaciones que comenzaron a inundar las redes sociales afirmando que el Vaticano negaba formalmente el dogma de la Transubstanciación, lo cual pienso aún que es una acusación injusta y alarmista.
Luego de más de 60 comentarios he intentado responder de manera lo más objetivamente posible, y defender el texto de objeciones falaces, que muchas veces por la emoción y el prejuicio le atribuyen. Sin embargo, luego de analizar todos los comentarios, y leer más detenidamente el texto debo reconocer que hay una porción del texto que no veo como se puede defender e interpretar en sentido ortodoxo, por más que me empeñe en interpretarlo con la mayor benignidad de la que soy capaz.
Resumo en esta entrada mi opinión actualizada del documento, y si alguien puede interpretarlo de manera más benigna, puede expresarlo en el área de comentarios.
1) Muchos se han escandalizado porque el documento prescinda del uso del término “transubstanciación”. Yo en lo personal no veo esto como algo grave, pues me parece válido prescindir de cierta terminología en contextos en concreto si puede con ello facilitarse a los cristianos no católicos comprender mejor y aceptar una verdad de fe.
Es sabido que nuestros hermanos protestantes tienen rechazo a ciertas definiciones terminológicas (purgatorio, culto de dulía y latría, veneración, transubstanciación) y creo que no hacer uso de esos términos en una situación concreta, como una declaración conjunta, no tendría por qué tomarse como un rechazo de dicho término de parte de los redactores del documento, o de de parte de la jerarquía eclesiástica lo avaló
De cualquier modo, la opinión contraria, utilizar el término en todos los contextos es también muy válida, pero es una cuestión prudencial, por lo que no veo que en base a eso pueda tildarse al documento de herético.
2) Creo también que en el tema de la Eucaristía, hemos estado históricamente y actualmente estamos más cerca de los luteranos que de otras denominaciones protestantes. Ellos por lo menos aceptan la presencia Real de Cristo en la Eucaristía, mientras que el resto de denominaciones la consideran sólo un símbolo. ¿Que estamos alejados cada vez más en otros temas? no es el caso.
3) Pero si el uso de una terminología no es imprescindible, sí lo es resaltar y dejar claros los elementos que para nosotros son esenciales en la fe, y es allí donde ahora veo más claro un problema en el texto del documento en la parte en que dice (resalto en negritas):
“Tanto luteranos como católicos pueden afirmar en conjunto la presencia real de Jesucristo en la Cena del Señor: «En el sacramento de la Cena del Señor, Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre, está presente total y enteramente, con su cuerpo y su sangre, bajo los signos del pan y del vino» (Eucaristía 16). Esta declaración en común afirma todos los elementos esenciales de la fe en la presencia eucarística de Jesucristo sin adoptar la terminología conceptual de «transustanciación». De esta forma, católicos y luteranos entienden que «el Señor exaltado está presente en la Cena del Señor, en el cuerpo y la sangre que él ofreció, con su divinidad y su humanidad, mediante la palabra de promesa, en los dones del pan y del vino, en el poder del Espíritu Santo, para su recepción mediante la congregación»”
Y es que dicha declaración no hace mención de la total conversión de toda sustancia del pan y vino en cuerpo y sangre de Jesucristo, y si no lo hace no puede decir en justicia que recoge “todos los elementos esenciales de la fe en la presencia eucarística de Jesucristo”.
La única forma de sostener esto, sería si se pensase que sólo es esencial considerar la presencia Real de Cristo en las especies consagradas, y no la total conversión de las especies.
Por supuesto, todavía podría alegarse que considerar que algo no es esencial no implica negarlo, pero yo no puedo adoptar esta defensa, sobre todo cuando se trata de algo que es tan esencial que negarlo está anatemizado por un Concilio Ecuménico.
Por lo tanto, si el texto no hubiese utilizado el “todos” podría ser salvable en cuanto a la letra por lo menos. Se podría alegar que recoge elementos esenciales, que son parte de lo que podemos confesar en común católicos y luteranos. Pero dado que no es así, y figura así incluso en las traducciones de otros idiomas, simplemente no veo forma de defenderlo.
Y con esto me doy por vencido, y dejo en manos de la Santa Sede la labor de defender su documento de acusaciones justas e injustas.
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46 comentarios
A veces uno no ve estas cosas de estos documentos y gracias a tus artículos se da cuenta uno de tanto, aprendemos tanto, muchas gracias hermano, son luces que nos ayudan a ver mejor en medio de la oscuridad que es el mundo hoy día donde reina la confusión pero la confusión en muchas partes dentro de la Iglesia inclusive.
Dios te guarde y gracias por este esfuerzo constante de dar a conocer la verdad y amar a la Iglesia siendo fiel a sus enseñanzas, al punto de procurar siempre partir de la buena fe de sus miembros, de buscar incluso una buena traducción, la fuente original, de contastar, de hacer todo lo posible por llegar a la verdad y ser fiel a Nuestro Señor, siendo un buen hijo de la Iglesia. Gracias, se valora totalmente tu ejemplo y no somos pocos los que buscamos seguirlo.
(San Josemaría Escrivá de Balaguer, Tertulia 16-VI-1971)
Poco más que añadir.
Sin embargo, venerables hermanos, no faltan, precisamente en la materia de que hablamos, motivos de grave solicitud pastoral y de preocupación, sobre los cuales no nos permite callar la conciencia de nuestro deber apostólico.
En efecto, sabemos ciertamente que entre los que hablan y escriben de este sacrosanto misterio hay algunos que divulgan ciertas opiniones acerca de las misas privadas, del dogma de la transustanciación y del culto eucarístico, que perturban las almas de los fieles, causándoles no poca confusión en las verdades de la fe, como si a cualquiera le fuese lícito olvidar la doctrina, una vez definida por la Iglesia, o interpretarla de modo que el genuino significado de las palabra o la reconocida fuerza de los conceptos queden enervados.
Pablo VI, Mysterium Fidei DH 4410-4413.
Es cierto, pero al ser leído por católicos, simplemente lleva a la confusión, y eso lo saben. Para evitarlo, debe de llevar incorporado una explicación oficial para los católicos.
2. "Esta declaración en común afirma todos los elementos esenciales de la fe en la presencia eucarística de Jesucristo"
"...no hace mención de la total conversión de toda sustancia del pan y vino en cuerpo y sangre de Jesucristo..."
He mirado el Catecismo de San Juan Pablo II, numerales 1322 a 1419, y juzgo que el documento Del Conflicto a la Comunión es un grave error teológico católico:
1400 Las comunidades eclesiales nacidas de la Reforma, separadas de la Iglesia católica, "sobre todo por defecto del sacramento del orden, NO HAN CONSERVADO LA SUSTANCIA GENUINA E ÍNTEGRA DEL MISTERIO EUCARÍSTICO" (UR 22). Por esto, para la Iglesia católica, la INTERCOMUNIÓN EUCARÍSTICA con estas comunidades NO ES POSIBLE. Sin embargo, estas comunidades eclesiales "al conmemorar en la Santa Cena la muerte y la resurrección del Señor, profesan que en la comunión de Cristo se significa la VIDA, y esperan su VENIDA GLORIOSA" (UR 22).
1401 Si, a juicio del Ordinario, se presenta una necesidad grave, los ministros católicos pueden administrar los sacramentos (Eucaristía, Penitencia, Unción de los enfermos) a cristianos que no están en plena comunión con la Iglesia católica, pero que piden estos sacramentos con deseo y rectitud: en tal caso se precisa que PROFESEN LA FE CATÓLICA respecto a estos sacramentos y estén bien dispuestos (cf CIC, can. 844, §4).
Por lo tanto, yo sólo me fío del Catecismo de San Juan Pablo II y no de este documento, porque el Catecismo es el único instrumento de derecho público válido y legítimo, presentación auténtica y sistemática de la fe y de la doctrina, regla y texto de referencia seguro y auténtico para la enseñanza de la fe, exposición de la fe de la Iglesia y de la doctrina católica, y ofrece un punto de apoyo para los encuentros ecuménicos.
Ven Señor Jesús!
«Si se le quita la Transustanciación a la Misa... Esta palabra es de una importancia capital, porque al suprimirla se omite la presencia real y deja, por tanto, de haber víctima. (S. Escribá de Balaguer...)
También:
1376 El Concilio de Trento resume la fe católica cuando afirma: "Porque Cristo, nuestro Redentor, dijo que lo que ofrecía bajo la especie de pan era verdaderamente su Cuerpo, se ha mantenido siempre en la Iglesia esta convicción, que declara de nuevo el Santo Concilio: por la consagración del pan y del vino se opera la conversión de toda la substancia del pan en la substancia del Cuerpo de Cristo nuestro Señor y de toda la substancia del vino en la substancia de su Sangre; la Iglesia católica ha llamado JUSTA Y APROPIADAMENTE a este cambio TRANSUBSTANCIACIÓN" (DS 1642).
En fin, el documento, como dices, debiera ser censurado por la misma Santa Sede (podría ser por la Congregación para la Doctrina de la Fe, que a eso atañe).
Lo que correspondía a la Iglesia creo yo, era un documento recordando a los fieles quien fue el Gran Hereje y toda la desgracia que a traído su herejía.
Siento (es un sentir no tengo pruebas de que sea así) que el error de ese documento está en que ha sido elaborado justificar la presencia del Papa en Suecia y no en realizar un trabajo serio de cara a un verdadero ecumenismo.
Gracias Jose Miguel por profundizar y tener la amplitud que has tenido.
Bendiciones
...hay algunos que divulgan ciertas opiniones... que perturban las almas de los fieles, causándoles no poca confusión en las verdades de la fe...
Por ejemplo, cuando se dice que Lutero hizo una Reforma, en realidad Lutero es la abominación de la desolación (y así veo la estatua de Lutero en el Aula Pablo VI), porque, entre otras muchísimas cosas, destruyó la Eucaristía, la Confesión y la Extremaunción (que concentra a los otros dos). Por tanto, eliminó a Jesús-Eucaristía y a Jesús-Misericordia. Reformadores, sólo los grandes santos: Francisco, Ignacio de Loyola, Antonio de Padua, Teresa de Jesús...
Por ejemplo, cuando se dice que Lutero hizo llegar la Biblia al pueblo, se olvida que hizo llegar una Biblia minimalista (faltan todos los libros de la Biblia hebrea), con la traducción sesgada luterana.
Y lo definitivo, lo que remata toda esta farsa pseudoecuménica, Lutero segó de raíz la totalidad completa de la Apostolicidad, los Símbolos de la Fe, los Sacramentos, la Sagrada Liturgia latina y oriental, la Santa Tradición, el Magisterio pontificio y conciliar, los sínodos, los documentos de las Congregaciones, los Padres Latinos y Griegos, los Doctores de la Iglesia, las obras de los grandes y eminentes teólogos, los escritos de los místicos, santos y beatos, las revelaciones privadas aprobadas, el Derecho Canónico y el Catecismo de la Iglesia Católica, la tradición de la oración católica...
¿Lutero, santo? Sacrilegio, profanación...
De que otra forma podría llamarse?
Saludos en Cristo.
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JM: Muy interesante aporte Mario. No lo había notado.
San Juan Pablo II,
Carta encíclica:
Ecclesia de Eucharistía:
15. La representación sacramental en la Santa Misa del sacrificio de Cristo, coronado por su resurrección, implica una presencia muy especial que –citando las palabras de Pablo VI– « se llama “real”, no por exclusión, como si las otras no fueran “reales”, sino por antonomasia, porque es sustancial, ya que por ella ciertamente se hace presente Cristo, Dios y hombre, entero e íntegro ». Se recuerda así la doctrina siempre válida del Concilio de Trento: « Por la consagración del pan y del vino se realiza la conversión de toda la sustancia del pan en la sustancia del cuerpo de Cristo Señor nuestro, y de toda la sustancia del vino en la sustancia de su sangre. Esta conversión, propia y convenientemente, fue llamada transustanciación por la santa Iglesia Católica ». Verdaderamente la Eucaristía es « mysterium fidei », misterio que supera nuestro pensamiento y puede ser acogido sólo en la fe, como a menudo recuerdan las catequesis patrísticas sobre este divino Sacramento. « No veas –exhorta san Cirilo de Jerusalén– en el pan y en el vino meros y naturales elementos, porque el Señor ha dicho expresamente que son su cuerpo y su sangre: la fe te lo asegura, aunque los sentidos te sugieran otra cosa » (Catequesis mistagógicas, IV, 6: SCh 126, 138).
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Nuestra fe no se fundamentan en las opiniones de los que no tienen fe, sino en Cristo Jesús, por tanto, oremos también por quienes han perdido la fe.
Hay milagros eucarísticos que han abierto los ojos del corazón a cristianos que en un principio no llegaron a creer. Se ha visto fotos de Sagradas Formas, con la preciosa Sangre de Cristo.
En la Iglesia Católica, tenemos que dar gracias al Señor nuestro Dios, porque hay pastores, que también tienen mucha fe, y no creo que elimine la Transubstanciación, porque sería negar a Cristo, y esto no ayuda a la salvación del alma.
El Magisterio de la Iglesia Católica tiene documentos bellísimos en defensa de los intereses de Nuestro Señor Jesucristo, por ejemplo:
San Juan Pablo II,
Carta encíclica:
Ecclesia de Eucharistía:
15. La representación sacramental en la Santa Misa del sacrificio de Cristo, coronado por su resurrección, implica una presencia muy especial que –citando las palabras de Pablo VI– « se llama “real”, no por exclusión, como si las otras no fueran “reales”, sino por antonomasia, porque es sustancial, ya que por ella ciertamente se hace presente Cristo, Dios y hombre, entero e íntegro ». Se recuerda así la doctrina siempre válida del Concilio de Trento: « Por la consagración del pan y del vino se realiza la conversión de toda la sustancia del pan en la sustancia del cuerpo de Cristo Señor nuestro, y de toda la sustancia del vino en la sustancia de su sangre. Esta conversión, propia y convenientemente, fue llamada transustanciación por la santa Iglesia Católica ». Verdaderamente la Eucaristía es « mysterium fidei », misterio que supera nuestro pensamiento y puede ser acogido sólo en la fe, como a menudo recuerdan las catequesis patrísticas sobre este divino Sacramento. « No veas –exhorta san Cirilo de Jerusalén– en el pan y en el vino meros y naturales elementos, porque el Señor ha dicho expresamente que son su cuerpo y su sangre: la fe te lo asegura, aunque los sentidos te sugieran otra cosa » (Catequesis mistagógicas, IV, 6: SCh 126, 138).
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Notemos lo que dice San Juan Pablo II: « puede ser acogido sólo en la fe», si no hay fe, no se puede aceptar.
El Magisterio de la Iglesia Católica, nos lleva por el camino de la unidad, y de la verdad, que el Señor quiere para todos nosotros.
La Iglesia no tiene nada que aprender del luteranismo, eso está claro, porque se guía por el Espíritu Santo, y lo mismo todos nosotros como miembros e hijos de la Santa Iglesia Católica, aprendemos del Magisterio de la Iglesia Católica, no de fuentes contaminadas por herejías.
La ambigüedad destructora de la Eucaristía, acompañada de la ambigüedad destructora de la Resurrección "a la vista de las pruebas científicas".
Recemos por los que no quieren enterarse de con quien juegan..
Discurso del Papa Benedicto XVI a la Asamblea Plenaria de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramento
Sala del Consistorio Viernes 13 de marzo de 2009
Benedicto XVI:
«La doctrina de la transubstanciación del pan y del vino y de la presencia real son verdades de fe evidentes ya en la misma Sagrada Escritura y confirmadas después por los Padres de la Iglesia. El Papa Pablo VI, al respecto, recordaba que "la Iglesia católica no sólo ha enseñado siempre la fe sobre la presencia del cuerpo y la sangre de Cristo en la Eucaristía, sino que la ha vivido también, adorando en todos los tiempos sacramento tan grande con el culto latréutico, que tan sólo a Dios es debido" ( Mysterium fidei, 56; cf. Catecismo de la Iglesia católica, n. 1378). »
Basta repasar los Hechos de los Apóstoles, para comprobar cómo a Pedro y Juan los encerraban en calabozos, los azotaban. Lapidaron a Esteban. Para no hablar de Pablo, a quien expulsaban de sinagogas y ciudades, llegando a Corinto (como él mismo lo recuerda):"me presenté a vosotros débil y temblando de miedo" (I Cor 2, 3).
Pensar que la propuesta de la Buena Nueva se hará siempre entre sonrisas diplomáticas, sin roces, posibles malentendidos, no va con la realidad histórica de todos los siglos.
¿Estamos olvidando que, "os excomulgarán de la sinagoga, más aún llegará una hora cuando el que os dé muerte pensará que da culto a Dios" (Jn 16,2)?
¿Consiste el diálogo ecuménico en meras conversaciones amistosas, sin nunca abordar (con serenidad, seriedad y competencia) los verdaderos núcleos de desinteligencia entre cristianos (primado pontificio; Escritura Y Tradición; siete sacramentos; transsubstanciación; indisolubilidad del matrimonio: evitar congraciarse con "lobbies gay - abortistas - eutanacistas, etc.)?
Si no se encaran tales asuntos, quedará todo en reuniones "pour la galerie", que no carecen de adelantos y bondades, pero que no se deciden por tomar al toro por las astas.
Saludos cordiales.
Brevemente, la "presencia real" para los luteranos y católicos tiene en común que son palabras homógrafas, es decir, que se escriben igual, pero tienen significado diferente.
Con lo cual, aquí no hay nada común. Pero puede dar lugar a tantos sacrilegios.
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JM: No hay que exagerar. Que estamos más cerca de los luteranos que del resto de los protestantes en este punto es un hecho objetivo que no podemos negar. Lutero murió defendiendo que el pan y vino consagrados es el cuerpo y sangre de Cristo, y admitiendo la presencia real. Lo que no admitió fue la total conversión de las especies del pan y vino.
Ahora, la crítica al documento es conveniente, incluso necesaria. Y a este respecto, pienso que no se puede decir que creemos lo mismo, pues los católicos no podemos separar la presencia real de Cristo en la Eucaristía de la realidad sacramental --que comporta como elemento fundamental la sucesión apostólica--, completamente ausente en la doctrina luterana. Al afirmar que ambas profesiones creen en la presencia real estamos mutilando, aunque sea de forma implícita, gravemente la fe católica en la Eucaristía, y al mismo tiempo estamos privando a luteranos y demás protestantes de recibir una gran verdad que puede traerlos a la comunión: la sucesión apostólica instituida por nuestro Señor Jesucristo.
«En el sacramento de la Cena del Señor, Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre, está presente total y enteramente, con su cuerpo y su sangre, bajo los signos del pan y del vino» (Eucaristía 16). Esta declaración en común afirma todos los elementos esenciales de la fe en la presencia eucarística de Jesucristo
Ahí yo entiendo que se afirma que Jesucristo está totalmente presente bajo los signos de pan y vino. La trasubstanciación dice lo mismo pero con lenguaje filosófico, que toda la "sustancia" es otra y sólo permanecen los "accidentes".
Las palabras "sustancia" y "accidente", vienen de la filosofía aristótelica, no son parte del contenido de la revelación, son terminologías útiles que la Iglesia las ha adoptado por su practicidad y como tal lo define el catecismo. Otras palabras útiles serían por ejemplo "Trinidad", "persona", palabras útiles para profundizar en un misterio pero no absolutamente necesarias. ¿Ejemplos? Pues que el misterio de la "Trinidad" o la misma eucaristía son realidades que existen desde antes que exista la terminología aristotélica para describirlas.
Veo que el problema es que se pretende exigirle al documento el uso de la palabra "sustancia" para que exista mayor claridez, pero en esencia, "sustancia" es una palabra ajena a la revelación, es un agregado que hemos hecho por su utilidad, sin necesidad de usar dicha palabra lo que decimos es lo mismo, que Jesucristo está verdaderamente presente bajo los signos del pan y del vino.
El documento "Del conflicto a la comunión" prescinde del término transustanciación no porque pueda explicar el misterio con otras palabras, sino porque LA REALIDAD misteriosa que ese término expresa no es aceptada por los luteranos. Pero esa realidad no puede rebajarse utilizando otros términos.
Esa realidad es el soporte de la verdadera vida cristiana y no podemos prescindir de ella lo más mínimo, sin traicionar a Jesucristo. En este tema no cabe "una salida mediante el cambio conceptual": No es admisible la ambigüedad conceptual para introducir un cambio degradante del misterio eucarístico.
"«Nadie puede acercarse a recibir la sagrada Eucaristía si no cree que la hostia que está recibiendo -a pesar de que tiene aspecto de pan, sabe a pan, y huele a pan- es, en realidad, el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Sólo la persona que crea esto puede acercarse al santísimo Sacramento, puede acercarse a recibir la sagrada Comunión»"
Esto lo dijo Burke el Obispo Tradi por excelencia sin necesidad de aludir a la palabra "Transusbtanciación". Es un término útil y nada más, ni dogmático, ni absolutamente necesario. Y creo que no respondiste mis argumentos. Saludos.
Saludos.
Esa conversión es dogma de fe por el Concilio de Trento, es negada por los luteranos, y en el documento que comentamos, es implícitamente declarada "no esencial a la fe", pues no aparece en una descripción del Sacramento en la cual se dice que están " todos los elementos esenciales de la fe" en la Eucaristía.
Es lo que pasa cuando se piensa que "lo esencial" es lo que la verdad y el error tienen en común. Y que aquello en que difieren, es forzosamente "no esencial".
Con ese método la verdad siempre va a salir perdiendo, porque se la va a ir recortando a medida que en vayan apareciendo nuevos errores.
Y es obviamente absurdo pensar que algo que en Trento es definido bajo anatema no es "esencial" a la fe.
Ahora bien, si algo así aparece en un documento que tiene entre sus firmantes al Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos, es lógico que cunda algo de alarma en la Iglesia, no?
Saludos cordiales.
Yo lo veo de esta forma, son ellos los que puntos como este, los que se acercan a la fe de la Santa Madre Iglesia Católica. Y esto es muy bueno. Pues la Iglesia Católica existía mucho antes que Martín Lutero.
La negación del dogma, como la proclamación, es un acto formal expreso (no puede hacerse de forma tácita, como tampoco se hacen definiciones dogmáticas tácitas).
Entiendo que más bien deberían preocuparse los protestantes de saber lo que han firmado, o declarado, pues a lo mejor no lo tienen claro, pero profesar su fe (junto con nosotros) en que "en el sacramento de la Cena del Señor, Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre, está presente total y enteramente, con su cuerpo y su sangre, bajo los signos del pan y del vino" es, exactamente y sin decirlo, profesar la fe en la Presencia Real (cuanto menos, bajo consubstanciación).
Pero es más: "total y enteramente", en sentido extensivo (la materia) excluye que puedan subsistir las sustancias del pan y del vino (como acertadamente otro comentarista dijo antes).
El pan y el vino dejan de existir tras la consagración, siendo sustituidos por el Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de "nuestro Señor exaltado, total y enteramente, bajo los SIGNOS del pan y el vino".
Es decir, emplea otros términos para llamar especies a los accidentes del pan y el vino (los llama signos) y evita emplear la palabra Transubstanciación.
De ahí a acusar al Vaticano de negar un dogma... ¡Hay un abismo insalvable, cuando no una acusación infame y calumniosa!
"Oremus pro Pontifice nostro Francisco..."
No en vano, un soberbio Fellay se permite el lujo de dar a entender que trata de tú a tú con el Sucesor de Pedro.
Ningún santo lo es por haber corregido al Papa; San Francisco y Santa Clara se distinguieron, ante todo, por la obediencia.
Santa Catalina de Siena, sin dejar de decir al Papa lo que pensaba y de apremiarle para su vuelta a Roma, no dejó jamás escapar una palabra injuriosa, un gesto soberbio o una pretensión de "tolerar nada" de quien ella misma llamaba el Dulce Cristo en la Tierra.
¿O no?
Los gestos y las palabras destruyen la fe de los fieles aunque no sean pronunciamientos magisteriales. ¿Que piensan los monaguillos reprendidos por su actitud de plegaria? ¿Que deben pensar las mujeres abiertas a la fecundidad, tratadas de conejas? ¿Que pensará la Stma. Virgen - la auténtica - que aunque era humana, asistida por la gracia NO se rebeló interiormente contra el fracaso aparente de su Hijo?¿Que piensan los colombianos cuando se les empuja a un tratado "de paz" que introduce la ideología de genero de manera forzosa en su educación? ¿Que deben pensar los adúlteros cuando se les abren accesos a la comunión sin cambio de vida? Pueden ponerse ejemplos desgraciados continuos y perfectamente estudiados en su "espontaneidad" y en sus efectos demoledores. Nada de ello mediante pronunciamientos explícitos o formales, todo mediante salidas informales o misivas particulares.Todo muy misericordioso y la moral del Evangelio aventada y corroída. Todo lo trascendente negado implícitamente.Tres años y medio. ¿Ha leído usted a Daniel?
El problema es que con la Eucaristía no pueden admitirse ambigüedades, y menos ceremonias "ecuménicas" de confusión. Es la linea roja. Por eso, asegúrese Vd. de no traicionar, sobre todo, al dulce Cristo DEL CIELO aunque aquí se quede sólo y perseguido.
El ejemplo a seguir no es ciertamente Lefevbre, pero quizá sea San Atanasio.
Y digo SUPUESTAMENTE dicha porque yo no se... yo solo pregunto, la frase es la siguiente:
«Roma perderá la fe... »
Lutero no cree que el pan una vez consagrado ya no es pan sino el Cuerpo de Cristo. Pero además de eso, el pan que consagra un sacerdote luterano no deja de ser simple pan para un católico, porque para Consagrar hace falta un ministro legítimamente ordenado. Ningún sacerdote u obispo luterano está legítimamente ordenado por lo que NO consagra NADA. No entiendo como el Papa pueda oficiar una misa concelebrando con pastores que No creen en su primacía, ni en que el pan una vez consagrado ya no es pan sino el Cuerpo de Cristo y pueda autorizar ni que los no católicos comulguen ni que los católicos participen de una pantomima pues es como si mi marido pretende mañana consagrar un trozo de pan, no pasa NADA, porque no es sacerdote.
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JM: No creía que ya no es pan, pero si creía que es el Cuerpo de Cristo, por eso cuando se enfrentó a otros protestantes siempre interpretó literalmente las palabras de Cristo "Esto es mi cuerpo".
Esa acción trae ecos de aquello que advirtió el Señor en Mt. 24,15: "Por tanto, cuando veáis la abominación de la desolación, de que se habló por medio del profeta Daniel, colocada en el lugar santo (el que lea, que entienda)..."
Y no sigo citando este capítulo de Mateo porque da verdadero miedo...
Me has interpretado mal, ellos creen que aunque esté Cristo en ese pan, sigue siendo pan y no lo reservan en forma especial porque la presencia de Cristo en ese pan termina con la misa, nosotros creemos que aunque tenga apariencia de pan, ya no lo es, es el mismo Cristo y lo reservamos en un sagrario porque aunque termine la Misa, Cristo sigue presente bajo esas especies, por lo que no tiene nada que ver su creencia con la nuestra. No puede haber intercomunión porque yo no reconozco a Jesucristo en el pan luterano y ellos no pueden comulgar nuestras hostias porque ni están en Gracia de Dios ( no se confiesan ), ni son católicos, sería profanar nuestra Eucaristía. Que Dios perdone al Papa si comete tal atrocidad.
Te recuerdo a san Ambrosio: Ubi Petrus ibi ecclesia. No hay duda posible. Todos los que se han alejado o directamente apartado de la Santa Romana Iglesia han empezado por atacar a Pedro.
Igual, Dios tiene Sus caminos y yo rezo permanentemente para que no se extravíe ninguna de Sus ovejas.
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JM: Yo no ataco a nadie, simplemente me doy por vencido en defender un documento al que honestamente no veo forma de defender. Simplemente no puedo ser deshonesto y afirmar algo en lo que no creo.
Por otro lado, estar sujeto al Papa no implica tener que estar de acuerdo con todo lo que dice y hace.
Otrosí digo (2): Según entiendo, la aparición de La Salette fue reconocida por la Iglesia, no así dos revelaciones privadas posteriores. Hay que ser prudente en su utilización porque a ella recurren los sedevacantistas.
José Miguel, si te parece poné precisión en lo que digo, que es todo de memoria.
JM: ¿Intentando colar en la sección de comentarios "profecías" de la falsa vidente Vássula Ryden?
Saludos cordiales.
Si es así, leyéndola a las carreras, yo no le veo nada contrario a la fe. Aunque reitero la lei muy por arriba.
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JM: He andado en diligencias todo el día y es poco lo que he leído.
Yo defenderé hasta con mi sangre si fuera preciso el dogma de la transubstanciación. Me importa poco perder el trabajo o la salud. Todo lo estimo en nada al lado de Cristo. Nací católico y moriré católico, si Dios me concede esa gracia.
Y jamás de los jamases se puede confundir la "impanación" (producto del nominalismo de Occkham del que era tributario Lutero) con la transustanciación. No es para nada lo mismo.
Y queda otro problema en el tintero, y bien gordo: ¿acaso los pastores y pastoras luteranas pueden "consagrar"? ¿O es que la intercomunión pide que vengan a comulgar nuestras eucaristías? Si su eucaristía es la misma que la nuestra, ¿también lo es su "sacerdocio"? No entiendo nada... O sí.
De lo contrario los luteranos ya habrían aceptado la transustanciación definida en Trento, cosa que obviamente no.
Como digo en otro lado, es mejor que las trampas nos las hagan otros, al solitario no tienen gracia.
Saludos cordiales.
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