(Efe/InfoCatólica) La comida se celebró en el Aula Pablo VI del Vaticano, el mismo lugar donde el Pontífice suele almorzar con cardenales y prelados en momentos importantes de la Iglesia, como son los consistorios para la creación de purpurados o sínodos de obispos.
Junto a los pobres comieron con el Papa 180 monjas de la orden fundada por la Madre Teresa de Calcuta, que tiene en Roma numerosos centros de acogida de personas pobres. Fueron colocadas cuatro grandes filas de mesas y el Papa ocupó una central junto a varios pobres y los superiores de las ramas masculina y femenina de la orden de la Beata Madre Teresa de Calcuta, la monja Mary Prema y el padre Sebastián, así como otros religiosos.
“Queridos amigos, el Papa os quiere, os lleva en el corazón os une a todos en un abrazo paterno y reza por vosotros”, dijo Benedicto XVI en el discurso que pronunció durante la comida, informó el Vaticano. El Pontífice les dio las gracias por haber aceptado la invitación “y compartir conmigo la alegría de estos días de fiesta”. Benedicto XVI comió en una mesa con catorce personas, teniendo a un lado a un hombre suizo y al otro a una mujer italiana.
El Papa alaba a la Beata Madre Teresa de Calcuta
Benedicto XVI resaltó la figura de la Madre Teresa de Calcuta (1910-1997), beatificada por Juan Pablo II en 2003, de la que dijo “vivió de manera humilde por amor a Dios” y recordó que ella misma afirmaba que su “mayor premio era amar a Jesús y servirlo a través de los pobres”.
“Su figura pequeña, con las manos juntas o mientras acariciaba a un enfermo, un leproso o un moribundo o un niño es la señal visible de una existencia transformada por Dios”, agregó el Papa. La Madre Teresa, añadió Benedicto XVI, da a los hombres la certeza “de que Dios jamás nos abandona”.
Ya el pasado año Benedicto XVI acudió a la comunidad de Sant'Egidio, en el barrio romano de Trastévere, para comer con 150 pobres, en su primera salida del Vaticano tras el incidente de la Misa del Gallo, cuando fue empujado y tirado al suelo por una mujer que saltó una valla de la basílica de San Pedro.
En aquella ocasión comparó a los inmigrantes, pobres y sin techo con Jesús y la Familia de Nazaret, “por las dificultades y estrecheces sufridas al no encontrar hospitalidad y verse obligados a emigrar”. “En este momento de dificultades económicas, todos deben ser testigos de esperanza y rechazar las tentaciones de un egoísmo que sólo da tristeza y alegrías efímeras y deja los corazones vacíos”, agregó el Papa durante la comida.