(Aica/InfoCatolica) En declaraciones a radio AM 1220, el prelado afirmó que «la opinión unánime es que el fallo de la Corte Suprema se ajusta plenamente a Derecho, y que está en juego el principio constitucional de la aplicación de la ley penal más benigna, que no admite excepciones».
Al ser consultado sobre las reacciones contrarias al fallo y al parecer muy unánimes, el arzobispo manifestó:
«Habría que distinguir declaraciones y manifestaciones masivas, unas de otras. Por empezar, me parece gravísimo desde el punto de vista institucional que no se respete íntegramente la división de poderes. La ley votada en el Congreso Nacional es una reacción espasmódica y, en mi opinión, inválida».
Cuando se le preguntó si no le parecía que hay otras cuestiones más graves de las que tendrían que ocuparse los poderes públicos con la misma celeridad, monseñor Aguer afirmó:
«Todo es grave. Ciertamente, que después de tres décadas de democracia el 33% de la población viva en la pobreza es un escándalo, y se trata de una cuestión que ha ido agravándose en esas décadas. Pero es harina de otro costal; concierne a toda la sociedad argentina, especialmente a los dos tercios que viven bien, y sobre todo a los cristianos también».
Y añadió:
«Por nuestra parte, en la arquidiócesis de La Plata trabajamos intensamente en las periferias, en colaboración con movimientos que se ocupan especialmente de los más necesitados. Pero también existe un problema muy serio en la administración de justicia. La Justicia argentina tiene un solo ojo tapado, o para usar otra imagen, parece haber sufrido una hemiplejia. Y se sigue confundiendo la justicia con la venganza; así se hace imposible la reconciliación y la concordia. Estas sólo llegarán cuando toda la sociedad argentina se decida al perdón, a pedirlo y a darlo. Insisto: Pedirlo y darlo: Eso es el Evangelio».
En cuanto a la iniciativa de la Iglesia tendiente a iniciar un camino para la reconciliación de los argentinos, monseñor Aguer respondió:
«Fue un testimonio sincero y conmovedor. Las señoras Graciela Fernández Meijide y Marta Cacabelos sufrieron pérdidas familiares como consecuencia de los crímenes de la dictadura, y el general de Brigada (R) Daniel D’Amico perdió a su padre, un militar muy joven, asesinado por Montoneros. Desde perspectivas diferentes presentaron cómo habría que superar la grieta abierta aquellos años. Fue lamentable, dolorosa, la reacción contraria de personas y grupos que fomentan el resentimiento, el rencor, el odio. No es esto la memoria, ni la historia».
Por último se refirió a las distintas manifestaciones de los obispos sobre el tema.
«La cuestión no es estar a favor o en contra del ‘dos por uno’, problema que jurídicamente me supera y sobre el cual corresponde escuchar a los expertos. Sí es preciso remitirse a la Constitución Nacional (art. 18) y a las Convenciones Internacionales que nos comprometen. Están implicadas asimismo cuestiones éticas y políticas sobre las que es preciso reflexionar y dialogar serenamente. Es natural que todos los obispos no pensamos igual en cuestiones temporales opinables; ello no obsta para que reine entre nosotros una verdadera fraternidad».