(Asia News) La manifestación (o intento de manifestación) tuvo lugar hace dos días frente a la sede del gobierno del distrito de Hexi (Tianjin), que ocupa el edificio. Sin embargo, los manifestantes fueron detenidos por el personal de seguridad y algunas monjas fueron golpeadas.
La diócesis de Anyang tiene un gran número de edificios en Tianjin. Algunos de ellos han sido requisados durante el movimiento de la reforma rural y durante la Revolución Cultural. Con la reforma de Deng Xiaoping, Beijing ha establecido que en la propiedad privada se respete a sus legítimos dueños, a menos que ésta vaya a ser utilizada para un fin social. Pero en este caso - como en muchos otros - aunque el gobierno reconoció que la diócesis de Anyang es propietaria del edificio, no les restituyó el uso del mismo. Además, el gobierno del distrito tiene planeado destruirlo para vender el terreno. El edificio está situado en el centro de la ciudad, y es muy atractivo desde el punto de vista económico.
Según algunos creyentes, este caso es una señal de que «la política religiosa del Comité Central del Partido no es seguida por los gobiernos locales».
Los fieles tienen confianza «en el secretario Xi Jinping, [bajo el cual] la política religiosa ha mejorado, dado que él presta mucha más atención a las cuestiones religiosas». Además, «el Comité Central del Partido defiende el estado de derecho, la protección de los derechos según la ley». Por ese motivo, piensan que «la devolución de sus bienes puede tener lugar sin ningún problema».
De acuerdo a la investigación del Centro de Estudios Espíritu Santo de Hong Kong, el volumen de negocios ligados a las propiedades de la Iglesia que han sido secuestradas y no reconocidas gira en torno a los 130 millardos de yuanes (cerca de 13 millardos de euros).