(AICA) La familia, asustada, no denunció el hecho de inmediato, sino que esperaba el regreso a casa de la mujer. Después de recibir repetidas veces el pedido del regreso de la mujer, Nazir les comunicó que ella se había convertido al islam y ahora era su esposa, amenazando con «graves consecuencias» si la familia de Fouzia le creaba problemas.
La familia de Fouzia, muy pobre, se dirigió al abogado cristiano Sardar Mushtaq Gill, pidiendo ayuda. Con la asistencia jurídica, la madre de la víctima presentó una denuncia ante la policía.
El abogado Gill dijo a Fides que «estos casos son frecuentes, pero, en este caso, el hombre que secuestró a una mujer cristiana está casado y también la víctima es una mujer casada», y esto, señala el abogado, es un elemento que podría salvarla.
«Por lo general -dijo- en episodios como este, la historia es la siguiente: la familia de la víctima presenta una denuncia. El secuestrador presenta una contra-denuncia diciendo que la mujer hizo una elección voluntaria. En la mayoría de los casos, las víctimas son adolescentes menores de edad. La víctima puede ser sometida a violencia sexual, prostitución forzada, abuso doméstico o ser vendida en el tráfico de la trata de personas». En raras ocasiones, concluye Gill, estos casos terminan con el retorno de las niñas a sus familias de origen.