(El universal) Los católicos declarados, que siguen estando muy presentes en el sur del país, apenas llegan a los 24 millones en total, lo que representa un 29,5% de la población alemana, un reflujo que el presidente de la Conferencia Episcopal alemana, el cardenal Reinhard Marx, «lamenta profundamente».
Las autoridades católicas no logran explicarse esta desafección, cuyas causas son menos evidentes que otros años marcados por casos de pederastia, como ocurrió en 2010, cuando 181.193 personas abandonaron la Iglesia.
El portavoz de la organización católica laica Nosotros Somos la Iglesia, Christian Weisner, consideró que «el espíritu» reformista del papa Francisco «no ha sido tan sensible como debería haberlo sido en Alemania». «Hay que romper» con la doctrina más conservadora del anterior pontífice, Benedicto XVI, consideró.
En Alemania, todos los contribuyentes deben declararse católicos, protestantes o sin religión. El Estado retiene en consecuencia entre un 8% y un 10% de impuestos adicionales de los creyentes declarados para entregárselos a las dos iglesias, que cada vez gestionan más instituciones, como guarderías o clínicas, a través de asociaciones religiosas.
Los contribuyentes que se declaran no creyentes están exentos de este impuesto.