(Fides) «El Estado ha hecho todo lo que tenía que hacer para conseguir el acuerdo. Ahora esperamos que la otra parte, los otros hijos del país, acepten entrar en esta dimensión, porque sin paz no hay desarrollo. Un acuerdo que beneficiará a todas las áreas de Malí, y no sólo al norte», dice Mons. Tiama.
Frente a los nuevos actos de violencia que siguen sucediendo en el norte de Malí –anteayer una docena de personas murieron en enfrentamientos entre el ejército y los grupos tuareg en Ténenkou–, Mons Tiama afirma:
«En el sur como en el norte la gente tiene sed de paz y tenemos que responder a las expectativas de la población. Todo depende de nosotros, los líderes religiosos, políticos, sociales, preguntan qué pretendemos: ¿el bien del pueblo o tal vez algo más?».
La guerra civil ha obligado a cientos de miles de malienses a huir. Sobre la situación humanitaria, el Presidente de la Conferencia Episcopal, dice:
«Hay todavía algunos malienses desplazados dentro del país y otros refugiados en países vecinos que alientan el temor sobre la validez del proceso de paz. El ministro de la Reconciliación ha viajado para reunirse con ellos en los lugares de acogida, Níger, Burkina Faso y Mauritania, tratando de tranquilizarles y pedirles que regresen a Mali».
«La Iglesia –añade el obispo– hace lo que puede por el alojamiento de las personas desplazadas en todas las diócesis del país. A nivel nacional Cáritas Malí está haciendo todo lo posible, con la ayuda de Cáritas Europa. La Iglesia también trabaja por la reconciliación nacional; además se ha invitado a todos los líderes religiosos a participar, junto con los líderes políticos y administrativos, en el proceso de reflexión sobre la reconstrucción nacional».
Consideran una ideología extranjera el Islam de los yihadistas
Por último, preguntamos cuáles son las relaciones interreligiosas, teniendo en cuenta la violencia de los grupos yihadistas que asumieron el control de los movimientos separatistas del norte durante la Guerra Civil. «No sólo los cristianos han sido víctimas de los yihadistas, los musulmanes también han sufrido. Basta pensar en la destrucción de las mezquitas en Tombuctú. Todos nos hemos visto afectados por la violencia de estos grupos –dice Mons Tiama–.
En el resto del país, cristianos y musulmanes viven juntos, a menudo dentro de las mismas familias, y queremos seguir haciéndolo. Nuestros hermanos musulmanes, por otro lado dicen que el Islam predicado por los yihadistas no es su Islam, sino una ideología del extranjero, que les es ajena», concluye el Presidente de la Conferencia Episcopal.