(Fides/InfoCatólica) El decreto empieza recordando que «antes de ser ordenado, el sacerdote se compromete a ofrecer su vida a Dios y a la Iglesia: Es una ofrenda que se basa en la obediencia a los superiores sin ninguna reserva». Para los religiosos, además «los votos son absolutos: castidad, obediencia y pobreza».
«Tenemos magníficos ejemplos de sacerdotes de nuestro tiempo – se lee en el decreto patriarcal, enviado a la Agencia Fides - que nos dan grandes lecciones de fe».
El Patriarca menciona a los sacerdotes Hana Qasha y Ragheed Ganni, y al obispo Paulus Faraj Rahho, asesinados en los últimos años, y recuerda a los sacerdotes que han sido secuestrados en el país y los que, después de haber sido expulsados de sus hogares, han seguido a sus fieles, compartiendo la misma suerte y condición de refugiados.
Escándalo entre los fieles
Luego, según el derecho canónico y las reglas para la vida religiosa, el Decreto suspende del ejercicio del ministerio sacerdotal a seis religiosos y seis sacerdotes diocesanos que han abandonado sus diócesis y comunidades religiosas en Iraq emigrando y trasladándose al extranjero sin el consentimiento de sus superiores, asumiendo deberes pastorales en las comunidades caldeas de la diáspora.
La publicación del documento – advierte el patriarca Louis Raphael I – ha sido precedido de las debidas consultas con el sínodo permanente de la Iglesia caldea y la Congregación para las Iglesias Orientales, y se produce después de «numerosos y desafortunadamente estériles ultimátum e intentos» de las autoridades precedentes de la Iglesia y las comunidades religiosas, para poner fin al fenómeno deplorable, que provoca escándalo entre los fieles de la Iglesia caldea.