Pide eclesialidad a los católicos integrados en asociaciones secretas

Mons. Munilla llama a la unidad dentro de los movimientos cívicos

En una entrevista concedida a InfoCatólica. Mons. José Ignacio Munilla, obispo de San Sebastián, asegura que en España estamos «en un momento crucial» caracterizado por una «crisis de fe, crisis institucional, crisis económica…». El prelado advierte que uno de los problemas para afrontar la situación es «la falta de unidad entre los católicos» y explica que una de las dificultades para «la colaboración de los católicos que participan en iniciativas ciudadanas en la vida pública» es la integración de algunos de los líderes de movimientos cívicos en organizaciones «secretas». Mons. Munilla les exhorta a reconstituirse como asociación canónica de fieles.

(InfoCatólica) Mons. Munilla ha concedido a InfoCatólica la siguiente entrevista:

Leímos con atención su Carta titulada «Voz de los sin voz». En ella afirmaba usted que en el actual Parlamento los católicos no tienen referentes políticos de ámbito nacional en los que poder sentirse representados. ¿Qué lectura hace usted de la actual situación política en España?

Creo que estamos en un momento crucial; es decir, en un cruce de caminos. Ciertamente, la situación es crítica: crisis de fe, crisis institucional, crisis económica, crisis de confianza por la corrupción, crisis de la familia, crisis antropológica por la ideología de género, crisis del bipartidismo, crisis de liderazgo…

Si miramos las circunstancias actuales, sin la fe en la acción del «Señor de la Historia», es como para echarse a temblar… Sin embargo, a la luz de la fe descubrimos en ello una gran oportunidad para la llegada del Reino de Dios a nuestra sociedad. Y es que las crisis forman parte de una providencia para la purificación, para la conversión, para el testimonio y para el apostolado.

Por ello, es necesario que venzamos el miedo a la situación presente, acogiendo la llamada de Dios en el contexto actual, y que nos dispongamos a testificar la novedad de Cristo profetizada en la Escritura: «Mira, hago nuevas todas las cosas» (Ap 21, 5).

¿Cuál puede ser el mayor obstáculo en los católicos ante este nuevo momento que usted nos describe?

Sin lugar a dudas, el mayor obstáculo son nuestros pecados, es decir, nuestra falta de santidad. Si hacemos la comparativa con lo acontecido en la vida de los santos, podemos concluir que las cosas serían muy diferentes si entre nosotros existiesen hoy santos de la talla de Santo Tomás Moro, Santa Catalina de Siena, San Juan María Vianney, San Juan Bosco o Santa Juana de Arco...

Pero también me parece importante destacar otro obstáculo de notable incidencia: la falta de unidad entre los católicos. Jesús oró insistentemente al Padre por la unidad de los cristianos. Si los católicos viviésemos en comunión entre nosotros, en plena adhesión al mensaje de Cristo predicado por su Iglesia, nuestra efectividad apostólica sería muy superior a la actual.

El diablo es «el que divide»… ¡Es su quehacer favorito! Y a decir verdad, sabe hacerlo. Tenemos sobrada experiencia de que cada vez que surge una obra apostólica fecunda, Satanás siembra división para intentar frenarla.

¿Cuáles pueden ser las causas de la falta de unidad? O dicho de otro modo, ¿en qué medios suele apoyarse el diablo para sembrar la discordia y la división?

1.- Uno de los factores principales suele ser el afán de protagonismo. Con frecuencia ocurre aquello de «Mucho gallo para poco gallinero»... Y haciendo un análisis más profundo de este fenómeno, no debiéramos de perder de vista la reflexión del Papa Francisco: «A veces solemos preferir ser generales de los ejércitos derrotados, a ser un simple soldado de un escuadrón que, aunque diezmado, sigue luchando».

2.- La existencia en ocasiones de particularismos miopes, faltos de altura de miras, es también otro factor importante. La acción social de los católicos en la vida pública requiere unirse en lo esencial, renunciando a cuestiones secundarias. Hay que distinguir claramente entre los principios de la Doctrina Social Católica –que deben ser patrimonio común a todos los católicos– y las ideologías y sensibilidades particulares.

3.- De forma complementaria a lo anterior, la unidad requiere el reconocimiento y el respeto a los diversos carismas aprobados por la Iglesia Católica. Compruebo que en este terreno hemos avanzado mucho, frente a las rencillas de otros momentos, gracias en gran medida a los encuentros entre los diversos carismas promovidos en el pontificado de San Juan Pablo II. Es importante consolidar este camino.

4.- Y también quiero señalar una dificultad añadida para la colaboración de los católicos que participan en iniciativas ciudadanas en la vida pública, cual es la integración de algunos de los líderes en organizaciones «secretas» (o de naturaleza reservada), lo cual está siendo en España motivo de desconfianza y de desmembración de muchos movimientos cívicos conformados mayoritariamente por católicos. Sin duda, se trata de un fenómeno muy minoritario, pero las dificultades que se originan por este motivo son muy importantes.

Nos gustaría que nos contase algo más sobre este último aspecto…

Me estoy refiriendo a alguna asociación, cuya naturaleza «reservada» no tiene fácil justificación en nuestro contexto social. Por desgracia, en los últimos años, hemos sido testigos, una y otra vez, de cómo se han roto o se han debilitado muchas iniciativas cívicas, ante la sospecha de la participación de miembros de estas asociaciones. (El caso más notorio fue la disolución de la plataforma de familias objetoras contra la Educación para la Ciudadanía, hace ya más de seis años). En la práctica, la confianza necesaria para colaborar en una iniciativa social queda minada ante las sospechas derivadas de la pertenencia de algunos compañeros de camino a una asociación de carácter reservado.

¿Y qué solución puede haber para este problema?

El problema se solucionaría, ciertamente, si estos católicos en entredicho conformasen una asociación canónica, de forma que la Iglesia Católica pudiese llevar a cabo el debido discernimiento y acompañamiento. La trasparencia y la eclesialidad son indispensables. El momento histórico que vivimos requiere de una generosidad especial por parte de todos, y confío en que este paso llegue a darse, de forma que se pongan las bases para desbloquear conflictos y superar desconfianzas.

Obviamente, el problema no se soluciona con un mero cambio de una estructura asociativa (por muy importante que sea), sino que es necesario que después de las tensiones vividas, los interesados se abran a una nueva oportunidad. Me parece importante subrayar la necesidad de la humildad y de la misericordia, para superar los errores del pasado.

Y para acabar, ¿quiere añadir alguna última reflexión?

La meta que perseguimos es tan sublime, que no debemos escatimar esfuerzos, ni los pastores ni los laicos. Con respecto a los primeros, dice el Concilio Vaticano II que es tarea de los pastores «que los laicos coordinen sus esfuerzos para sanear las estructuras y los ambientes del mundo que incitan al pecado» (LG 36c). Con respecto a los laicos, el mismo Concilio Vaticano II afirma en su Decreto sobre el Apostolado de los Laicos, «Apostolicam Actuositatem»: «Es preciso que los laicos acepten como obligación propia el instaurar el orden temporal y el actuar directamente y de forma concreta en dicho orden, dirigidos por la luz del Evangelio y la mente de la Iglesia y movidos por la caridad cristiana; el cooperar, como conciudadanos que son de los demás, con su específica pericia y propia responsabilidad, y el buscar en todas partes y en todo la justicia del Reino de Dios. Hay que instaurar el orden temporal de tal forma que, salvando íntegramente sus propias leyes, se ajuste a los principios superiores de la vida cristiana y se mantenga adaptado a las variadas circunstancias de lugar, tiempo y nación» (AA 7).

 

InfoCatólica cuenta con tu ayuda, haz clic aquí

Solo contamos con tu ayuda. InfoCatólica seguirá existiendo mientras sus lectores quieran.

Haz tu donativo

Por bizum (solo para España)

Qué es bizum

Por PayPal, selecciona la cantidad:

Si prefieres otras modalidades para poder donar (ingreso, transferencia, ...), haz clic aquí.

8 comentarios

Pablo García
¡Menos mal! No sé si es coincidencia que mons. Munilla haya esperado para decir esto a que se retire el sr. cardenal de Madrid, pero era un pronunciamiento público que muchos estábamos necesitando y que no se terminaba de producir...

Basta ya de cosas raras, de túnicas, brazaletes, "células" y rituales neopaganos. Demos todos la cara y trabajemos juntos por el auténtico bien común. El tiempo apremia.
1/10/14 9:21 PM
Tibidabo
Hay varias asignaturas pendientes sobre los laicos, en las parroquias dependemos del párroco, si te da campo, juegas, si no, pues nada de nada.
Esto no está reglado, dependemos de la buena o mala voluntad del párroco y si no hay sintonía te fastidias y a otra cosa, como creyentes, ¿ cuáles son nuestros derechos a intervenir en la vida eclesial, como, cuando ? hasta ahora no tengo ninguna respuesta que satisfaga, como miembro de la Iglesia. Con esta cultura y tradición, los católicos están desorientados y una inmensa mayoría creen que con tener razón es suficiente. Tenemos que ser testigos activos de nuestra fe, como lo conseguimos organizadamente.
1/10/14 9:50 PM
Yolanda
Menos mal que uno de los obispos más comprometidos con la escena política alerta a los católicos acerca de la imposibilidad de hacer política desde sociedades secretas que emponzoñan las iniciativas en las que interfieren. Ese tipo de asociación no tiene cabida en la Iglesia, ni como católicos es legítimo actuar secretamente.
1/10/14 10:41 PM
antonio
No sean tontos. Hoy basta con mirar y ver. Siempre que aparece algún movimiento que ilusiona, que defiende cosas tan simples como España, dignidad y justicia frente terrorismo, la familia, la vida normal ..... rápidamente algo ocurre que tal movimiento se disuelve."Los hijos de las tinieblas son mas astutos que los hijos de la luz" nos dice el Señor. Sin embargo no podemos dejar de observar que el pueblo católico es una cosa que no quiere complicaciones, huye de la verdad, deja hacer todo a los malos malos, etc. Parecen idiotas, pero no lo son porque si que demuestran tener mala leche en cantidad, concretamente con su propia gente y (con lo que está cayendo) ponen como un guiñapo a comunidades, grupos, curas, ....por tanto no son idiotas los católicos españoles. Somos malos.
1/10/14 11:05 PM
maite
cuando se refiere que el principal problema es el pecado se refiere a tí y a mí
cuandos e refiere a los protagonismos se refiere a tí y amí.
Cuando se refiere a las asociaciones de naturaleza reservada se refiere , al menos entiendo yo ,al yunque y todas sus manifestaciones.
Es decir que reparte para todos, así que no es momento de echar balones fuera sino de pensar que tenemos que hacer cada uno , tú y yo y el otro ,en qué podemos mejorar en la unidad, en la santidad.Pensar que página debemos pasar y qué páginas debemos protagonizar todos juntos, sin personalismos y sin hacer banderas de matices.
1/10/14 11:08 PM
JUAN NADIE
MONSEÑOR: Es usted un faro entre tanta incertidumbre y tanta cobardía y tanta mala fe, no ya de gente de afuera, sino de importantes cargos de la Iglesia. Usted sabe muy bien lo que es tratar con ese tipo de gente, en su diócesis desde antes incluso de tomar posesión. No se desanime, ni se sienta solo, usted siempre tiene a Cristo con VD y a nosotros como ovejas adoptivas, que rezamos por usted aunque no seamos de su jurisdicción. Hace usted mucho bien. Dios se lo pague.
1/10/14 11:28 PM
José Luis
No se puede usar el mal para buscar un bien. Las sociedades secretas fomentan la mentira y con ello el pecado: desde la negación de su existencia y pertenencia a la de los objetivos que buscan sus miembros.

Por tanto son una estructura de pecado y ello hace que no tengan cabida en la Iglesia.

Da igual que se llame masonería, que yunque, o de cualquier otra manera
1/10/14 11:29 PM
Luis Fernando
El obispo ha dicho lo que quería decir y de la manera en que lo quería decir. Y si hubiera querido decir más, lo habría dicho.

Quienes conocen de este asunto le entienden perfectamente. Y quienes no, con lo que dice don José Ignacio les basta.

Lo que sí os digo es que no tenemos la menor intención de dar paso a comentarios con nombres y apellidos, siglas, etc. Yo mismo he sido objeto de maccarthismo por este asunto, y lo que no quiero para mí, no lo quiero para los demás.
1/10/14 11:29 PM

Esta noticia no admite comentarios.