(Aceprensa/InfoCatólica) La sentencia se refiere a un caso de abuso sexual cometido contra una menor, pero el responsable no es ningún sacerdote. Se refiere a una niña católica, entonces de doce años, que había confesado al párroco que tenía una relación con un hombre adulto. Sin violar el secreto de confesión, el sacerdote –Fr. Jeff Bayhi– había procurado encontrar discretamente al hombre para tratar de convencerle de que pusiera fin a la relación, que, sin llegar a relaciones sexuales, incluía momentos de intimidad inadecuados.
Después, la chica había contado la relación a sus padres, que denunciaron al hombre a la policía. Pero mientras seguían las indagaciones, el hombre murió. No pudiendo ir ya contra el difunto, los padres –aconsejados por abogados que tratan de obtener fuertes indemnizaciones de las diócesis en estos casos– presentaron querellas por daños y perjuicios contra el negocio del difunto (una funeraria) y contra la diócesis de Baton Rouge. Su tesis es que si el sacerdote hubiese referido el contenido de la confesión a la policía, la relación habría cesado.
Agresión a la libertad religiosa
El tribunal de primera instancia dio la razón a los padres, alegando que la protección de los menores contra abusos sexuales prevalece sobre el derecho de libertad religiosa, que tutela el secreto de confesión. La sentencia suscitó amplias protestas por parte de la Iglesia católica y de otras instituciones religiosas. En octubre de 2013, el tribunal de apelación del Primer Circuito de Louisiana revocó la sentencia del tribunal inferior, estableciendo que obligar a un sacerdote a violar el secreto de confesión subvertía el principio americano de libertad religiosa.
Entre tanto, la chica había «recordado» –instruida por los abogados– que el sacerdote le había aconsejado no hablar con nadie de su relación. Esto colocaba al párroco en la tesitura de callar, dando así la razón a la chica, o de hablar, violando así el secreto de confesión. Para evitar este tipo de situaciones, el Tribunal de Apelación había concluido que no se debería haber permitido que la chica testimoniara sobre el contenido de la confesión.
Contra la sentencia del Tribunal de Apelación los padres pusieron recurso ante el Tribunal Supremo de Louisiana, el cual ha decidido que el sacerdote debería haber violado el secreto de confesión para advertir ala policía. Segúnla sentencia, aunque la jurisprudencia americana ha protegido siempre el secreto de confesión, esta disposición va dirigida a proteger al penitente y su privacidad, no al sacerdote. En este caso, al tratarse de una menor, sus intereses habrían requerido la denuncia.
El caso acabará probablemente en el Tribunal Supremo federal. Por el momento, la diócesis de Baton Rouge ha publicado el 7 de julio un comunicado en el que acusa al Tribunal Supremo de Louisiana de agresión a la libertad religiosa y a la Constitución americana.
El caso, dice la diócesis, ataca el secreto de confesión, al pretender los querellantes que el sacerdote testimonie sobre si hubo o no confesiones y, en su caso, cuál fue su contenido. El Tribunal Supremo no puede ordenar que un tribunal de distrito determine lo que constituye el sacramento de la Penitencia parala Iglesia Católica, pues eso viola la cláusula de separación entre la Iglesia y el Estado.
«No hay una zona gris en el secreto de confesión»
«Una doctrina fundamental y milenaria de la Iglesia Católica–afirma el comunicado– establece que el secreto de confesión es absoluto e inviolable. En conformidad con sus promesas a la Iglesia, un sacerdote está obligado a no romper nunca este compromiso. Ni tampoco se le permite que admita quién se ha confesado con él. Si fuera preciso, el sacerdote debe estar dispuesto a ser condenado por desacato ante un tribunal y a sufrir prisión antes que violar su sagrado deber y violar el secreto de confesión y su deber hacia el penitente». El comunicado añade que «no hay ninguna zona gris» en el secreto de confesión, que no admite excepciones. El confesor que lo violara incurriría en excomunión.
La posición de la diócesis es que la decisión del Tribunal Supremo de Louisiana «ha transgredido los derechos constitucionales de la Iglesia y del sacerdote, en particular, ha violado la Cláusula de Establecimiento y la separación entre la Iglesia y el Estado de la Primera Enmienda».
La iglesia anglicana de Australia limita el secreto de confesión
Aunque la decisión del Tribunal Supremo de Louisiana es excepcional dentro de la jurisprudencia americana, no es el único intento de violar el secreto de confesión con motivo de los casos de abusos a menores. También en 2011 el gobierno irlandés intentó limitar este secreto aduciendo que era más importante que todo el que tuviera conocimiento de algún caso lo remitiera a la policía.
En Australia, el Sínodo general de la Iglesia anglicana ha aprobado por unanimidad que los sacerdotes puedan revelar hechos declarados en confesión cuando se refieran a crímenes graves como pedofilia, pornografía infantil y otros crímenes por los que el autor puede ser condenado a más de cinco años de prisión. Para entrar en vigor, esta enmienda debe ser aprobada en cada una de las 23 diócesis anglicanas.
El abogado Garth Blake, que propuso la enmienda dijo que «proteger a los niños y a las personas vulnerables tiene precedencia sobre la confidencialidad de las confesiones». La justificación es tanto más llamativa al provenir de un jurista, ya que los abogados están obligados a guardar el secreto de todos los hechos o noticias que conozcan por razón de su actuación profesional, no pudiendo ser obligados a declarar sobre los mismos.
De todos modos, la decisión de la Iglesia anglicana australiana puede tener escasos efectos, ya que la confesión privada no se practica en la gran mayoría de las Iglesias de la Comunión Anglicanaen el mundo.