(ABC/InfoCatólica) Según han confirmado fuentes del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, el Gobierno trabaja con las comunidades autónomas -que tienen la competencia en Asuntos Sociales- para acordar la redacción de un certificado que las autoridades rusas están solicitando para continuar con los procesos de adopción.
Desde el mes de julio, Rusia ha ido endureciendo los requisitos de adopción para países que, como España, han legalizado el matrimonio homosexual, dictando leyes -que modifican el Código de Familia- y recomendaciones a los jueces encargados de dictar las sentencia de adopciones.
Principal país de origen de niños adoptados
Entre ellas, el Tribunal Supremo dictó una recomendación el 29 de agosto de 2013 que pide la acreditación de la firma de un convenio bilateral, que España aún no ha firmado, o que se compruebe que las familias adoptantes no son homosexuales. Incluso ante la duda de que puedan ser homosexuales, en los casos en que hay solo un solicitante de la adopción, Rusia también ha frenado estas peticiones.
Rusia es el principal país de origen de los niños adoptados internacionalmente, ya que en los últimos años ha desplazado a China. De las 2.573 adopciones internacionales registradas en 2011, 712 fueron de niños procedentes de la Federación rusa, según los últimos datos facilitados por los consulados españoles en el extranjero.
Fuentes del Ejecutivo han reconocido que se espera tener concluido en unos días el acuerdo sobre el certificado, en el que se explica que nuestro país permite la figura de la «recolocación», que consiste en volver a tramitar un segundo proceso de adopción o acogida de los niños en su día adoptados y que se hubieran quedado solos por cualquier circunstancia en España. Además, Rusia exige ciertas garantías e información sobre la adopción autorizada, ya que el niño mantiene la nacionalidad rusa -junto a la española-, al menos hasta que cumpla la mayoría de edad.
128 adopciones, paralizadas
Al margen de ese certificado que aceleraría las 128 adopciones mencionadas, el Gobierno español tiene previsto aprobar, probablemente en octubre, el convenio bilateral con Rusia, que lleva varios años negociándose, y que facilitaría los procesos de adopción en el futuro. «En general ni en Rusia, ni en casi ningún país dejan adoptar a las parejas homosexuales, otra cosa es que haya habido personas que adopten solos y lo sean; la condición sexual de cada uno es algo personal», explica el presidente de la Asociación Nacional de Acogida Infantil (Andai), Antonio Llorente, una de las entidades autorizadas para realizar los trámites de estos procesos.
Llorente recuerda que en Rusia «el 90% de la población no ve bien» que los niños vivan en familias de personas homosexuales, «y por eso han hecho una serie de leyes, que lo dejan claro y ponen los límites». Asimismo destaca que aunque España legalizó el matrimonio homosexual en junio de 2005, las medidas restrictivas se han acelerado tras la aprobación en Francia de la ley que permite la unión entre personas del mismo sexo.
«Nosotros somos el segundo país del mundo en adopciones de niños rusos, sólo por detrás de EE.UU.», señala Llorente, quien aclara que encabezamos la lista de países adoptantes en Rusia, si se tiene en cuenta los datos de población.
Varias «Ecais», las organizaciones autorizadas por las comunidades autónomas para tramitar las adopciones en Rusia, han alertado de estos problemas que están angustiando a las familias que ya estaban en la fase final del proceso. «No hay un parón como tal en las adopciones, yo he hecho un juicio hace dos días», asegura el representante de Andai, quien reconoce que «sí se han cerrado las adopciones monoparentales por el riesgo de que algunas de estas personas solteras lo fuesen».
Llorente también ha confirmado la preocupación de las autoridades rusas «porque los niños adoptados por personas españolas sean abandonados, porque se mueran sus padres o sean rechazados por cualquier motivo, y al quedar desprotegidos, pasen a la administración y ésta pueda reasignarlos a familias homosexuales».«Tienen ese miedo, no quieren que un ciudadano ruso viva en ese tipo de familias, lo que iría en contra de sus leyes», añade.