(Fides/Zenit) Los asaltantes destruyeron el altar, los ornamentos sagrados y los confesionarios, expulsando y amenazando a los fieles que habían acudido al lugar tras escuchar ruidos.
Mons. Stanley Roman, obispo de Quilon, confesó a Fides su preocupación, “porque como cristianos estamos expuestos al crecimiento de los diversos extremismos religiosos, sobre todo el de matriz hindú, pero también el islámico”.
En la zona, explicó el prelado, “hay una comunidad católica muy viva y numerosa. Por esto teníamos intenciones de construir una iglesia más grande. Quizás este proyecto ha alarmado a los grupos extremistas hindúes, que ya, indirectamente, intentan intimidarnos”.
Mons. Roman explicó que en los últimos años en Kerala han aumentado los grupos extremistas hindúes, y que, “de rebote, están proliferando pequeños grupos integristas islámicos”.
“Todo esto podría poner en riesgo la paz social y religiosa que desde siempre caracteriza a Kerala”, advirtió.
Tras el ataque a la iglesia, el prelado visitó a la comunidad, invitando a los fieles a la calma, “a no reaccionar, a soportar con paciencia violencias y persecuciones”.
“Actuaremos según la ley – subrayó –: hemos denunciado lo sucedido a la policía, confiamos en la actuación de las fuerzas del orden y esperamos que pronto se pueda identificar a los culpables y se les conduzca ante la justicia”.
“En lo que nos respecta, seguiremos nuestro trabajo pastoral y el anuncio de Cristo a través del testimonio alegre del Evangelio y el servicio al prójimo”, concluyó.
Kerala es el estado indio con el porcentaje más alto de cristianos, cerca del 20% de la población. Los musulmanes son el 25%, el resto de los habitantes profesa el hinduismo.