(Aci/Zenit/InfoCatólica) Las celebraciones con motivo de la beatificación de Juan Pablo II concluirán este lunes con una misa de acción de gracias, que se celebrará en la Plaza de San Pedro de Roma a las 10:00 a.m. y será presidida por el Secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Tarcisio Bertone.
Según el decreto publicado por la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, presidida por el cardenal español Antonio Cañizares, la misa contendrá las lecturas incluidas en el misal para la celebración de un Papa y se rezará la oración colecta dedicada a Juan Pablo II.
Esta oración pide a Dios que conceda a los cristianos "abrir confiadamente los corazones a la gracia salvadora de Cristo", siguiendo "las enseñanzas" de Juan Pablo II.
Este decreto publicado por la Congregación vaticana permite que se celebre una misa en honor a Juan Pablo II cada 22 de octubre, día en que se celebró la misa de inicio de Pontificado, tan sólo en las diócesis de Polonia y en la de Roma. Sin embargo, los obispos de cada diócesis podrán pedir al Vaticano la dispensa para celebrar durante un año una misa en honor del beato como agradecimiento, que se podrá celebrar cualquier día del año.
Veneración de los restos del beato Juan Pablo II
Después de las delegaciones oficiales de 87 países, peregrinos de todo el mundo comenzaron a rendir homenaje a los restos de Juan Pablo II ayer a las dos de la tarde, tras la beatificación. Horas de espera no desanimaron a las decenas de miles de personas que buscaban ver por última vez su ataúd, antes de que sea depositado en un altar de la basílica.
Siguiendo un cordón de seguridad controlado por las fuerzas de policía de Italia y de la gendarmería vaticana, el río humano discurrió por la derecha de la Basílica Vaticana, rodeando el altar de la Confesión y el baldaquino de Bernini, y desembocó nuevamente en la plaza a través del otro lado del templo más grande del catolicismo.
La escena recuerda el homenaje al cuerpo presente de Karol Wojtyla antes de los funerales del 8 de abril, que atrajo a un inesperada e indescriptible muchedumbre, dispuesta a permanecer en la cola durante 24 horas para poder despedirse unos segundos del pontífice.
El desnudo ataúd de madera contrasta con la majestuosidad de la Basílica: le protege un crucifijo y dos cirios encendidos del abrazo de la gente, que busca el contacto visual, una foto, un recuerdo para los seres queridos, mientras mentalmente presenta las intenciones de oración al nuevo beato.
Durante este lunes los peregrinos podrán continuar venerando los restos de Juan Pablo II y no se cerrará la basílica de San Pedro "hasta que haya pasado el último peregrino", según confirmó el padre Federico Lombardi. En cualquier caso, la basílica permanecerá cerrada durante las dos horas que dure la ceremonia en honor al nuevo beato.