(EP/InfoCatólica) Los atendidos en ese periodo fueron 125.962 niños, el 67 por ciento de ellos en situación de exclusión severa. Esta situación de privación lleva a un 53 por ciento de estas familias a prescindir de los medicamentos que necesitan porque no pueden afrontar ese gasto, igual que en el 48 por ciento de estos hogares se abandona una dieta pautada por motivos de salud al resultar insostenible económicamente.
Según han indicado el coordinador del Equipo de Estudios de FOESSA, Francisco Lorenzo; el director general de Fundación “la Caixa”, Jaume Lanaspa; su director del Área de Integración, Marc Simón; y el subdirector General de Familia, Infancia y Voluntariado del Ayuntamiento de Madrid, Juan Manuel Camacho; estos datos no son extrapolables al conjunto de la población española, donde la tasa de pobreza infantil alcanza el 25 por ciento.
Problemas laborales, sociales y económicos
Los beneficiarios de CaixaProinfancia pertenecen fundamentalmente a familias monoparentales –generalmente madres– (36,7%) o familias numerosas (39,5%), que en un 89 por ciento de los casos están afectadas por problemas económicos, en un 81,8% sufren exclusión en el empleo y en un 58,2 por ciento, una marginación de índole social.
En términos generales, el perfil del hogar en el que viven los niños que atiende CaixaProinfancia es el de una familia pobre (87%), en situación de exclusión social (88%), con un sustentador principal que tiene entre 33 y 44 años de edad (68%) y en la mitad de los casos es de origen inmigrante. Además, este cabeza de familia no ha cursado más allá de la Educación Secundaria Obligatoria (68%) y en cuatro de cada diez casos, se encuentra buscando empleo.
Sobre este asunto, el informe destaca que el 52,4% de estas familias tienen a todos sus miembros en paro, en un 28 por ciento el sustentador principal es parado de larga duración, un 37 por ciento tienen a alguien desempeñando un empleo irregular, en el 31,4 por ciento el hogar no tiene ningún miembro ocupado o pensionista y casi la mitad, un parado sin formación ocupacional en el último año.
Según ha explicado Lorenzo, “en el año 2006 España tenía tres millones de trabajadores pobres”, es decir, un once por ciento de sus activos en el mercado laboral en situación de “precariedad”, y “la destrucción de estos empleos ha tenido un impacto muy importante” tanto en las familias en general, como en los niños en particular.
Además, en el 34 por ciento de los hogares se vive en condiciones de hacinamiento, un once por ciento de estas familias ocupan viviendas en precario, el tres por ciento no dispone de agua caliente y el 27 por ciento está en condiciones de insalubridad, según los datos del estudio, en el que se sitúa la exclusión en la vivienda como el cuarto problema que más afecta a los beneficiarios del programa, detrás de la economía, la exclusión social y el empleo.
Por otra parte, el informe aborda el “eje” de relaciones sociales de estas familias y concluye que es un asunto que afecta en menor medida (30%) que los relacionados con la economía. No obstante, destaca la incidencia de los malos tratos físicos o psicológicos, que se han vivido en uno de cada cinco hogares analizados durante los últimos diez años.
“Los estudios elaborados en el Ayuntamiento de Madrid nos enseñan que la incidencia de la pobreza entre la población infantil es muy superior a la de la población adulta en general”, ha apuntado Camacho, para advertir de que esta realidad puede “determinar algunos escenarios de exclusión social” y destacar que la clave está en “atajar el problema” con un enfoque integral.
El programa de CaixaProInfancia
CaixaProinfancia, nacido en 2007, ha atendido desde entonces a 172.046 niños y 99.222 familias con iniciativas de promoción socioeducativa que se desarrollan en alianza con 358 entidades sociales de todo el territorio nacional, conforme ha explicado Lanaspa.
En materia de ayudas, el programa facilita de media unos 692 euros anuales por cada niño beneficiario, dinero que para las familias en situación de pobreza severa supone el 39 por ciento de los ingresos. Como resultado, se reduce un diez por ciento la tasa de pobreza de este tipo entre los beneficiarios, según ha señalado Lorenzo.