(Aci/InfoCatólica) Bhatti señaló que “es un asunto que tiene que ver con todos los pakistaníes porque está en juego el futuro pacífico del país a través de la oposición a toda forma de intolerancia, violencia y terrorismo”.
En su opinión, “el principal problema para los cristianos hoy en Pakistán es la interpretación excesivamente restrictiva de la llamada ley de blasfemia: de nuestra parte obviamente no hay voluntad de faltar el respeto a la religión islámica. Buscamos hacérselo entender a todos de muchas formas. La interpretación de la ley no puede, entonces, provocar más víctimas inocentes entre los cristianos”.
Paul Bhatti, nombrado consejero especial del Primer Ministro de Pakistán para las minorías religiosas, para proseguir la labor de su hermano Shabhaz, aseguró también que “no he dudado en perdonar a los asesinos. Para un cristiano es un paso necesario, que sin embargo no cancela el dolor. Además, solicito que se haga justicia”.
Estas palabras, señala L'Osservatore Romano, fueron compartidas por el gran imán de Lahore, Khabior Azad, amigo personal de Shahbaz Bhatti. Él manifestó, tras la Audiencia General, que “el esfuerzo en el diálogo no será interrumpido por el asesinato del ministro” y añadió que “el apoyo del Pontífice al movimiento de diálogo interreligioso es decisivo. Este encuentro es un paso hacia delante para la paz del país”.
La ley de blasfemia es una norma inspirada en la sharia musulmana que castiga a quienes ofendan al Corán o a Mahoma. Suele usarse para perseguir a las minorías como la cristiana pues un musulmán puede acusar a alguien sin pruebas y sin testigos. Los castigos por quebrar esta ley llegan incluso hasta la pena de muerte.