(EP/InfoCatólica) En el capítulo relacionado con la identidad colectiva, de los cinco de que se compone el documento aprobado por la Conferencia Episcopal Tarraconense, los obispos defienden que “en el contexto europeo y mundial actual, el pueblo catalán quiere y puede ofrecer su contribución desde su especificidad, arraigado en su historia, su cultura y su lengua milenarias”.
A su juicio, “los derechos propios de Cataluña, así como de todos los pueblos de la tierra, están fundamentados primariamente en su propia identidad como pueblo”.
Los prelados constatan que actualmente se han manifestado retos y aspiraciones en el territorio, que afectan al ámbito político y la relación de la comunidad con el resto de España, aunque como pastores de la Iglesia señalan que no les corresponde optar por una determinada propuesta.
Con todo, defienden la “legitimidad moral” de todas las opciones políticas que se basen en el respeto de la dignidad inalienable de las personas y de los pueblos, y que busquen con paciencia la paz y la justicia.
En el documento, destacan la “urgencia” de reavivar las raíces cristianas de Cataluña y de impulsar iniciativas evangelizadoras para el bien del país, de su cultura y, sobre todo, de todas las personas que viven allí.
Además, rememoran el contenido de todo el mensaje que lanzó Benedicto XVI en su visita en noviembre a Barcelona, para dedicar al culto la Sagrada Familia, del arquitecto catalán Antoni Gaudí, al que también dedican un apartado.
Precisamente el Santo Padre, durante dicha visita, hizo siempre referencia a las autoridades nacionales, autonómicas y municipales, reconociendo implícitamente de esa manera que la comunidad autónoma de Cataluña pertenece a la nación española.
Autocrítica
El texto también cuenta con un espacio para la autocrítica, en que los obispos declaran ser “conscientes de las carencias y los errores” cometidos como miembros de la Iglesia, y por los que piden perdón. No obstante, también piden que la sociedad sea consciente “del papel insustituible que ha tenido la Iglesia y el cristianismo en la historia milenaria de Cataluña”.
El documento, que también concede un capítulo a los retos de la inmigración y la crisis, concluye con un llamamiento a la “primavera del espíritu” de todo el pueblo cristiano de Cataluña.