(RV/InfoCatólica) Al presidir esta mañana en la Basílica de San Pedro, la solemne apertura de la Asamblea Especial para Oriente Medio del Sínodo de los Obispos, Benedicto XVI ha destacado este histórico momento de «la gracia de ver reunidos por primera vez en una Asamblea Sinodal, al rededor del Obispo de Roma y Pastor Universal, a los Obispos de la región medioriental. Este singular evento demuestra el interés de la Iglesia entera por la preciosa y amada porción del Pueblo de Dios que vive en Tierra Santa y en todo Oriente Medio», aseguró el Papa.
Con el Papa concelebraron 177 padres sinodales y 69 presbíteros colaboradores en el Sínodo. Entre ellos, los cardenales Nasrallah Pierre Sfeir, patriarca de Antioquía de los Maronitas, obispo de Joubbé, Sarba y Jounieh de los Maronitas (Líbano); Emmanuel III Delly, patriarca de Babilonia de los Caldeos (Iraq); Leonardo Sandri, prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales; el patriarca de Antioquía de los Sirios (Líbano), Ignace Youssif III Younan; el patriarca de Alejandría de los Coptos (Egipto), Antonios Naguib y el arzobispo de Chipre de los Maronitas (Chipre) Mons. Joseph Soueif.
En aquellas tierras la única Iglesia de Cristo se expresa en la variedad de Tradiciones litúrgicas, espirituales, culturales y disciplinares de las seis veneradas Iglesias Orientales católicas sui iuris, así como en la Tradición latina, reiteró el Papa, haciendo hincapié en que el saludo fraterno que dirigía a los Patriarcas de cada una de ellas «abraza a todos los fieles encomendados a sus cuidados pastorales en sus países pero también en la diáspora».
La apertura a la fe y la salvación
Tras destacar que la Palabra de Dios de este domingo se ciñe significativamente con el evento sinodal inaugurado, el Santo Padre evocó el episodio de la curación de los diez leprosos, de los que sólo uno regresa para agradecer a Jesús, y la curación de Naamán, jefe del ejército arameo, también leproso, que queda curado y reconoce en el profeta al mediador de Dios, profesando su fe en el único Señor.
«Dos enfermos de lepra, dos que no eran judíos, que se curan porque creen en la palabra del enviado de Dios. Se curan en el cuerpo, pero se abren a la fe y ésta cura también sus almas. Es decir, los salva. He aquí el tema: la salvación es universal, pero pasa a través de una mediación determinada, histórica: la mediación del pueblo de Israel, que se vuelve luego la de Jesucristo y de la Iglesia».
Una vez más, Benedicto XVI enfatizó que «Dios es amor y quiere que todos los hombres tengan parte en su vida. Y para realizar este diseño Él, que es Uno y Trino, crea en el mundo un misterio de comunión humano y divino, histórico y trascendente: lo crea con ‘el método’ por decir así, de la alianza, enlazándose con amor fiel e inextinguible a los hombres, formándose un pueblo santo, que se vuelva una bendición para todas las familias de la tierra».
También nosotros como creyentes miramos hacia Oriente Medio con esta mirada, destacó el Papa, señalando que «ésta perspectiva interior» lo guió en sus viajes apostólicos a Turquía, Tierra Santa y a Chipre, donde pudo conocer las alegrías y las preocupaciones de las comunidades cristianas, acogiendo con gusto luego la propuesta de Patriarcas y Obispos para convocar esta Asamblea sinodal
«Mirar hacia aquella parte del mundo en la perspectiva de Dios significa reconocer en ella la ‘cuna’ de un diseño universal de salvación en el amor, un misterio de comunión que se actúa en la libertad y por ello pide a los hombres una respuesta. Abraham, los profetas, la Virgen María son los protagonistas de esta respuesta, que, sin embargo, tiene su cumplimiento en Jesucristo, hijo de aquella misma tierra, pero descendido del Cielo. De Él, de su Corazón y de su Espíritu, nació la Iglesia, que es peregrina en este mundo, pero que le pertenece. La Iglesia está constituida para ser, en medio de los hombres, signo e instrumento del único y universal proyecto salvífico de Dios y cumple esta misión siendo simplemente ella misma».
El objetivo pastoral de la Asamblea Sinodal
El Papa aseguró que «el objetivo de esta Cumbre sinodal es prevalentemente pastoral. Aún no pudiendo ignorar la delicada y a veces dramática situación social y política de algunos países, los Pastores de las Iglesias en Oriente Medio desean centrarse sobre aspectos propios de su misión».
En este contexto, Benedicto XVI reiteró el anhelo de la Iglesia católica de impulsar el testimonio, la comunión y el diálogo ecuménico e interreligioso. Tras recordar la importancia y anhelo de que los cristianos vivan su propia identidad en esta tierra bendecida por la presencia y glorioso misterio pascual del Señor Jesucristo, el Papa volvió a reiterar que
«a pesar de las dificultades, los cristianos en Tierra Santa están llamados a reavivar su conciencia de ser piedras vivas de la iglesia en Oriente Medio, en los Lugares santos de nuestra salvación» y que que «los cristianos seguirán brindando su contribución, no sólo con las obras de promoción social, como los institutos de educación y de sanidad, sino, sobre todo, con el espíritu de las Bienaventuranzas evangélicas, que anima la práctica del perdón y de la reconciliación».