(Agencias/InfoCatólica) El mensaje de la parábola -explicó el Papa- recuerda que “mientras estemos en este mundo, debemos escuchar al Señor que habla mediante las Sagradas Escrituras y vivir según su voluntad, de otra manera, tras la muerte será demasiado tarde para arrepentirse”.
Por tanto -continuó el Santo Padre-, esta parábola dice dos cosas: la primera es que “Dios ama a los pobres y los exime de sus humillaciones”.
La segunda es que “nuestro destino eterno está condicionado por nuestro comportamiento, está en nosotros seguir el camino de Dios que nos ha mostrado cómo alcanzar la vida, y este camino es el amor, no entendido como sentimiento, sino como servicio a los otros, en la caridad de Cristo”.
El Papa hizo mención a la festividad mañana de San Vicente de Paúl, sacerdote santo que impulsado por el amor a Cristo dio vida a grupos de mujeres que entregaban sus propias vidas y sus bienes al servicio de los más marginados.
En la Francia de 1600 y empujado por el amor de Cristo, San Vicente supo organizar de forma estable los servicios a personas marginadas, dando vida a la llamadas “Caridades” o grupos de mujeres que ocupaban su tiempo y sus bienes en los más desfavorecidos, señaló.
El Pontífice aseguró que “sólo el Amor con A mayúscula da la felicidad” e hizo referencia a otro testimonio, el de la italiana Chiara Badano, muerta a los 19 años y ejemplo para la juventud de “coherencia cristina”, que fue proclamada beata el sábado en Roma.